-Emilia, pará. Estás asustandola- decía Claudio a su novia que seguía ensimismada en mover el coche de Martina.
-¡Qué clase de madre soy si no puedo hacer que mi hija se duerma!- gritó por sobre el llanto de la niña.
-Pasa que esa no es la forma. La movés hacia adelante y atrás, pero tenés que moverla de lado a lado.
-¡Cómo demonios quieres que la mueva de lado a lado!
-Así, mirá- dijo el chico apartando a Emilia del coche para tomar su lugar. Acto seguido tomó a Martina en sus brazos y comenzó a moverla de lado a lado como había dicho.
-Ten cuidado- pidió Emilia, aunque sabía que él lo tendría. No había duda alguna de que Claudio era un experto con los niños.
Y así, al cabo de unos minutos, Martina se había dormido.
-¿Ves que no era tan difícil?- dijo el chico cuando dejó a la niña en el coche- ¡Amor! ¿Qué pasa?
Emilia se encontraba silenciosamente llorando mientras observaba la escena.
-Nada. Es solo que... soy la peor mamá del mundo- chilló aferrándose al hombro de su novio.
-¿Qué decís?- dijo él devolviendo el abrazo.
- Eso, que soy la peor mamá del mundo. No sé hacer nada, Claudio. No puedo darle la comida correcta, no puedo enseñarle a hablar, ni a caminar, ¡Ni siquiera puedo hacer que se duerma!- se quejó.
-Amor, primero que todo, dejá de llorar- ordenó Claudio mientras secaba las lagrimas que caían del rostro de Emilia- Segundo, no sos la peor mamá del mundo. Solo te hace falta un poco de práctica.
-¿Práctica? Pues tú eres un experto en esto y que yo sepa no has tenido nada de práctica.
-Lo mío es diferente, Emi. Yo... tengo cierta empatía con los niños. No sé, es algo con lo que se nace, creo.
Aquella respuesta, solo sirvió para que Emilia se pusiese aún más triste.
-No me ayudas- dijo la chica haciendo un puchero. Claudio volvió a abrazarla. Quería ayudarla, odiaba verla triste y deseaba más que nada devolverle los miles de favores que ella le había hecho antes. Y fue en ese momento, que se le ocurrió una idea.
-Este... me olvidé que... había quedado con mi papá. ¿Te parece si nos vemos más tarde?
-Sí, sí. Ve tranquilo- dijo Emilia con un tono triste que Claudio obviamente notó.
-Che, mirame- dijo acariciando el rostro de su novia- No quiero que estés triste ¿Bueno?
Ella asintió. Entonces él la besó profundamente para despedirse y luego se fue.
-Claudio, la neta esto es muy romántico y todo, pero quisiera llegar viva a donde sea que me llevas.
Emilia tenía sus ojos vendados y su única guía era Claudio. Iban caminando por lo que ella creía era una calle. ¿Qué tenía pensado este chico?
-Tranquila. Te va a encantar, estoy seguro.
-Está bien.
-Y... ¡Llegamos!- exclamó Claudio.
Ella se quitó la venda y no podía creer lo que veía.
-Esto es...
-El mar- afirmó el chico.
Y efectivamente, era el mar, aunque no estaban en una playa. Sino que una gran cantidad de folletos con imagines de playas colgaban desde un muro de piedra.
-Pero, ¿Cómo...?
-Yo te hice una promesa hace mucho, te dije que te llevaría a ver el mar. Y, ahora, quiero hacerlo. Así que, investigué y colgué unos folletos aquí de algunas playas que podemos visitar. Aunque tendría que ser el fin de semana, porque no hay vuelos antes.
Emilia no acababa de creérselo. Recordaba esa promesa y esa conversación como si hubiese sido ayer, y le sorprendía que él también lo hiciese.
-Amor... tú... es que no...
-Te ví muy triste hoy y sabés que odio verte mal. Emi, no hay nada que me emocione más que hacer un viaje con vos. Pero si no querés, lo entiendo...- No pudo continuar hablando porque ella lo besó. Lo besó y quiso demostrar lo agradecida que estaba y lo mucho que lo amaba. ¡Lo amaba! Así era.
-¡Obvio que quiero hacer ese viaje, tontito! Te amo, te amo, te amo. Eres, definitivamente, el mejor novio del mundo.
Y ambos volvieron a besarse. Por emoción, porque se amaban, porque morían por viajar juntos y porque sabían que ese viaje, sería el primero de muchos.
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Holaa! Amo esa imagen jaja.
Otra idea que me dieron, convertida en un one shot. Debo confesar que hace tiempo quería hacer uno acerca de Claudio y Emilia mirando el mar y así, pero la verdad no sé cómo sería ir a una playa en Mexico. Por ejemplo, yo vivo frente al mar- literalmente- y casi nunca voy de paseo dkvsks.
En fin, ojalá les haya gustado, ¡Espero comentarios! Y nada, creo que la siguiente historia será de ambas parejas. Depende de mi inspiración jaja.
