Emilia se sentía completa; ella y Claudio por fin estaban juntos, felices y sin nadie que se metiera en su camino.
Pero...
Había algo que aún no le contaba a su novio. Y era un algo muy grande; Martina.
Y sabía, por ella misma y por consejos tanto de su mamá como de León, que debía decirle lo más pronto posible a Claudio, antes de que se enterara por otra persona, como Antonia de Haro por ejemplo. Así que, quedó de juntarse con él en el playroom.
-Hola hermosa- dijo alguien de pronto abrazándola por la espalda. Supo de inmediato quién era.
-Claudio- volteó con una enorme sonrisa en su rostro. El chico, de improviso, le robó un beso.
-Te extrañé como no tenés idea.
-Pero amor, si apenas llevamos una hora sin vernos- reprochó Emilia, aunque ella sentía exactamente lo mismo que él; también lo había extrañado.
-Me encanta cuando me decís amor- dijo él antes de robarle un beso otra vez- Pero dale, ¿Me querías decir algo, no?
Es cierto, baja de las nubes, Emilia.
-Sí. ¿Te-te parece si nos sentamos?
Claudio miró a su alrededor y luego rió levemente.
-Emi, acá no hay asientos.
¡Que bajes de las nubes, Emilia!
-Ah, claro, que torpe- dijo riendo más por nervios que por otra cosa- Bueno, entonces... Creo que no tengo de otra que decirte de... pie.
-Y bueno decime, ¿Por qué tanto misterio?
Emilia lo miró durante unos segundos, juntando valor para poder decirle lo que necesitaba decirle.
-Okay, okay. Primero que todo te diré que estás en todo tu derecho de molestarte conmigo y te pido que no olvides que todo lo que hago lo hago porque te quiero demasiado.
-Bien...
La chica tomó aire.
-Claudio, yo... no he sido cien por ciento honesta contigo. La verdad es que mi vida es un poco, bastante, complicada. De hecho, ya te dije que hace tiempo fuí deportada de los Estados Unidos...
-Sí, lo recuerdo. Debió ser duro.
-Muy duro. Pero, siempre tuve una razón para luchar, para seguir adelante a pesar de todo. Y esa razón... es la persona que más amo en la vida.
-¿Te referís a tu mamá?
-No. Yo... Claudio, yo... tengo una hija.
El semblante del chico cambió inmediatamente. Emilia solo pudo distinguir una mueca que creyó era de sorpresa.
-¿Vos...? ¿Cómo es que...?
-Martina. Martina no es mi primita como te había dicho hace un tiempo, ella es mi hija.
-Entonces es por eso... que tenías leche en tu bolso y... te ibas por las noches...
-Sí, bueno, eso de mi religión tampoco era tan creíble- dijo Emilia. Luego se enfocó nuevamente en su novio. Parecía ¿Preocupado? No lo sabía, pero había algo en su rostro que no le traía buena espina- ¿Estás... enfadado?
-¿Enfadado? Emi, yo jamás podría enfadarme con vos. Ni aunque quisiera. Solo estoy un poco sorprendido, digo, no es algo que te digan todos los días.
-Entiendo. Y, perdón, por decirtelo hasta ahora, es decir, no fue justo mentirte de esa forma.
-Dejá de disculparte, por favor- dijo Claudio tomando las manos de la chica- Yo te amo ¿Si? Y pase lo que pase, voy a estar a tu lado. Con o sin hija.
Emilia lo único que pudo hacer, fue abrazarlo. Lo amaba con el alma. Y que le dijera eso era un gran alivio.
-Sí, es que si la vieras, fijo te mueres de la risa- dijo Emilia mientras Claudio soltaba una sonora carcajada.
-¿Sabés? Con razón decía yo que Martina tenía un parecido a vos.
-Ay Claudio, no seas mentiroso.
-¡No son mentiras! En serio te digo, cuando me la presentaste la ví muy pero muy bonita y bueno, ahora sé de dónde lo sacó- confesó el chico provocando que Emilia se sonrojara.
-Es que ella es mil veces más bonita que yo. Jamás había amado tanto a una persona.
En ese momento, Claudio sintió que era el momento de preguntar algo que, desde que supo la verdad, le carcomía la cabeza.
-Amor, ¿Te puedo hacer una pregunta?
-Sí, claro. Dime.
-¿Qué... qué le pasó al papá de Martina?
Esa pregunta definitivamente no se la esperaba, y aunque siempre intentaba hacerle el quite, no quería seguir mintiendo, menos a él.
-El papá de Martina... nos abandonó cuando se enteró que yo estaba embarazada. Fue como si se hubiese esfumado del planeta o algo así. Pero... la neta, he estado bien. Mi mamá me ha ayudado mucho, ya sabes, esto de estudiar y ser madre no es algo sencillo.
-No puedo creer que ese pibe las abandonara.
-No es para tanto. Aunque, me hubiese gustado que ella tuviese... tú entiendes... un padre.
-Emi, yo no quiero incomodarte eh, pero hay algo que me vino a la mente y que necesito saber.
-¿Qué es?
-¿Qué pasaría si... el padre de Martina... vuelve?
Emilia se quedó pensativa. Aquello era algo que nunca se había preguntado, sin embargo, sabía que en algún momento podría pasar.
-Yo... no lo sé. Creo que debo pensar en lo que es mejor para Martina.
-¿Qué significa eso exactamente?
-Que no le impediría verla. Aunque sé que las cosas se pueden complicar.
-¿Complicar?
-No quiero que Martina se confunda, es eso- dijo Emilia. Sin embargo, la verdad era que tenía miedo de ser ella la que se confundiera, pero no lo diría en voz alta.
-Sos una mamá increíble. Vos sos increíble- dijo Claudio mirándola fijamente.
Y fue en ese momento que Emilia lo besó. Porque lo quería, en serio lo quería. Aunque, un sentimiento de duda la invadía levemente; si el padre de Martina volvía, Emilia sabía que no resistiría las ganas de volver con él. Y eso sería un verdadero problema.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Holaaa! Segundo one shot del día.
Amo dejar las historias así, no me odien por favor kdjdk. Quizá más adelante haga otro one shot con el tema parecido o no sé.
Bueno, así es como me imagino que Emilia le dirá a Claudio sobre Martina, aunque obvio será diferente porque es televisa y nos odian ahre.
En fin, ojalá les haya gustadooo y espero comentarios.
