Capítulo XVI

128 14 12
                                    


McAllen, Texas.

Trece años atrás.

¿Por qué estoy aquí nuevamente? ¿Qué está pasando? Esto no... tiene sentido... Quería olvidarme por siempre de este día. ¿Esto es un sueño?

No puedo sentir mi cuerpo. ¿Aún estoy bajo los efectos del sedante? ¿Esto es parte del procedimiento? Mierda... No tengo idea de cómo llegué aquí... No quiero estar en este lugar...

Estoy en la academia... ¿Por qué...? Quiero salir de aquí. Si esto es un sueño, quiero despertar. No quiero ver a ese malnacido. No quiero estar cerca de él.

Estoy en la cafetería. Puedo verme al fondo, observando a todos los que están en la fila. Sé bien que ese día se sirvió ensalada con proteína en polvo, pollo asado y croquetas de pescado. Yo no tengo una bandeja, como los demás. Siempre llevé mi propio almuerzo. Mi propia ensalada. Cualquier cosa, con tal de no tener que acercarme a ellos.

Ahí estoy. Con mis dos coletas, y esa bandita en mi mejilla con la que la enfermera pensó que me dolería menos el rasguño que quedó durante el entrenamiento. ¿Por qué eso iba a cambiar algo? No era más que un rasguño. Sólo eso.

Ahora estoy sentada detrás del tronco de ese árbol, liberando a todos mis Pokemon para que pasemos un rato de calidad. La hora del almuerzo siempre fue su favorita. Estábamos lo suficientemente lejos de todos los demás, como para que a cualquiera pudiera molestarle lo que hiciéramos. Podíamos almorzar juntos. Jugar. Descansar del entrenamiento, aunque yo siempre necesitara más. No podía dejar de hacerlo. No podía dejar de entrenar.

Aquí vienen ellos. Esa manada de idiotas de las grandes ligas. Esos mismos que besan el trasero de mi hermana por ser la supuesta chica más talentosa de la academia. Que darían lo que fuera con tal de besarle el trasero en otros sentidos.

Se detienen frente a mí. Ríen a carcajadas. Uno de ellos me abofetea. Quiere quitarme mi almuerzo.

¿Por qué no me defiendo? ¿Por qué sólo me quedo en silencio y dejo que él me empuje, recordándome una y otra vez todo lo que Skyler ha logrado?

¿A quién le importa lo que Skyler haya logrado? ¿Qué es ella, si se compara conmigo? ¿Acaso ella podría haber domado a Gyarados? ¿Acaso ella sabía hacer evolucionar a los Pokemon? Blastoise siempre ha sido mucho más poderoso que su estúpido Ivysaur. ¿Por qué ese cerdo idiota insiste en decir que no es así? ¿Qué ha hecho Skyler, que sea más importante que lo que he hecho yo?

Ahí está. El empujón que me estrelló contra el tronco. Ahora sé que mis recuerdos no estaban alterados por la ira del momento. Realmente me lancé hacia él para defenderme. Realmente le devolví el empujón. Realmente Vaporeon fue quien saltó en mi defensa, mientras yo mantenía a los demás a raya. Ese sujeto creyó que podía vencerme usando a un estúpido Ampharos. Creyó que sería suficiente.

Pero ahora la imagen cambia, y estoy en el despacho de Número Tres. Sé que está decepcionada. Y le decepciona más saber que nadie responde el teléfono. Mi madre no habría ido a buscarme, ni aunque hubiera sido yo quien terminó en el hospital. Al final, ¿cuál es el maldito problema por haberle roto la muñeca a ese infeliz? ¿Cuál es el maldito problema porque Vaporeon le haya mordido la porquería que tenía entre las piernas? Al menos, pude detener a Blastoise antes de que le rompiera el cuello a ese estúpido Ampharos.

—No es tu primera pelea, Crown. ¿Qué sucede contigo? ¿Por qué te empeñas en buscarte problemas con el Alto Mando?

Yo no tuve la culpa.

Pokemon Re-Start II: SuplicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora