Capítulo » 7

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Melissa's POV.


Casi corrí hacia la escalera que conectaba el piso principal con el subterráneo, para así meterme rápidamente en las duchas que estaban dispuestas para nosotros los internos. Dinah me había comunicado que sólo debía bajar aquella escalera y caminar por un largo pasillo hasta al final... Pero que debía tener cuidado ya que era mixta. ¡Qué estupidez!

Una vez en el lugar indicado, lancé mi bolso con furia hacia el suelo del camerino (un suelo bastante sucio para ser del FBI), pero rápidamente me retracté de mi acción ya que traía mi perfume dentro de éste y no estaba en condiciones de comprar uno nuevo si se rompía. Santa mierda.

Antes de comenzar a quitarme la ropa y meterme en la gran zona de las duchas me aseguré de que estaba completamente sola. Una vez hecho eso me quité los zapatos, la blusa y las calzas negras que estaba usando, luego procedí con la ropa interior y dejé todo encima del bolso. Me ubiqué debajo de la ducha y abrí con cuidado la llave del agua caliente, luego la de la fría y así la pude regular. Froté mi cuello y mis brazos repetidas veces para eliminar la tensión acumulada durante el día.

De pronto sentí un ruido. ¡Y luego la cabeza de una chica entró en el espacio que contenía mi ducha! ¿Acaso no había escuchado que alguien más ya estaba bañándose? Me di vuelta, cosa que pudiera quedar de espaldas hacia ella y recé para que nunca se diera vuelta... Pero su grito indicó lo contrario.


—¡¡Dios mío, cúbrete con algo!! —chilló la chica. Ay no, era Layla—. ¡Por Dios Melissa eres tú!, ¡Cúbrete con algo, no quiero conocer tu anatomía!

—Deja de gritar, estúpida ¡O todos vendrán a ver el espectáculo! —vociferé también. Layla colocó las manos en sus ojos y se dio media vuelta—. Dame una toalla, o algo.

—¿Dónde está tu bolso? —preguntó más bajito.

—Del otro lado de esta pared, en el suelo —contesté entre dientes.


Layla me dio la espalda en todo el camino que hizo para salir de la zona de la ducha, oí que rebuscó dentro de mi bolso un par de segundos y después me di cuenta que lanzó la toalla por encima de la pared que nos dividía, haciendo que cayera al suelo.


—Suerte que sólo te he visto el culo —expresó con un tono divertido.

—¡Botaste mi toalla al suelo! —chillé fríamente, haciéndola jadear. Rodeó la pared con rapidez y vio la blanca tela empapada, luego subió su vista hacia mi cara y sabía que me había mirado el cuerpo.

—Mierda, mierda, mierda... Lo siento mucho —se tornó roja y puso las manos en su cara una vez más.

—¡Deja de mirarme así, Layla! —me cubrí el pecho con un brazo y la otra mano la usé para cubrir mi intimidad. Tiré mi cabeza hacia atrás, aun mojándome con el agua—. Dame tu toalla, sólo quitaré el exceso de agua. Y no le digas a nadie que me has visto desnuda, por favor.

—¡Claro que no! —se dio vuelta hacia su bolso, hurgó en éste y luego me pasó la suya.


Me cubrí rápidamente el cuerpo, me agaché y recogí mí, ahora empapado, paño y me dirigí a mi bolso. Me sequé superficialmente y me coloqué la ropa de cambio que había traído.

Odiaba sentir que aún estaba húmeda, pero gracias a la estúpida acción de Layla no me quedaba más remedio que soportar la detestable sensación durante todo el camino de regreso a casa. Maldición.

Eᴊᴇʀᴄᴇ ᴇʟ ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ sᴏʙʀᴇ ᴍí || Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora