Capítulo » 32

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Melissa's POV.


El regocijo que mi mente y más aún mi cuerpo estaban sintiendo era, sin duda alguna, indescriptible. Muy pocas veces me había sentido tan anhelada, deseada, añorada e incluso querida. Ese era el poder que tenía Zayn Malik en mí, hacía que me apreciara de una manera que no creía posible, y además, provocaba que me sintiera como una mujer capaz de todo.

Luego de aquel momento íntimo que habíamos compartido en el reducido espacio de la ducha comenzamos a vestirnos en un placentero silencio. Yo no lo noté, pero Zayn había procurado dejar nuestra ropa lejos de la regadera para así evitar que se empapara, y lo agradecía infinitamente.

El momento en que terminé de ponerme la segunda bota me jugó un poco en contra. No sabía qué hacer o decir, sentía que solo yo había quedado con un amargo sabor en la boca y no tenía idea a qué se debía. Oh, bueno... Tal vez un poco. ¡No sabía cómo rayos actuar con Zayn después de esto! Es decir, ¿Qué debía decirle ahora? No podía abrir mi boca y soltar un "te mueves bien, ¿Eh?" o un "¿cuándo lo repetimos, campeón?". Esa fue la razón por la cual estuve a punto de girarme, abrir la cortina de la ducha e irme como si nada, pero justo cuando iba a dar un paso en falso, Zayn tomó mi brazo e instantáneamente lo observé.


-Escucha... -comenzó, aclaró su garganta y luego añadió-: Espero que luego de lo que acaba de ocurrir no te empieces a comportar raro, ¿Entiendes?

-Sí, pero... -iba a argumentar en contra, pero su teléfono hizo un ruido que llamó su atención.

-Diablos... -murmuró después de ver la pantalla con el ceño fruncido-. Lo digo en serio, Mel. Te prohíbo que cambies tu actitud respecto a mí por esto.

-Zayn, yo...

-No te comportes como una niñita, porque... -observó mi cuerpo de arriba hacia abajo, sonrió solo con un lado de su boca y colocó una mano en mi cintura, acercándome a Él-: ... Porque claramente no lo eres.

-No iba a hacerlo. -acerqué mi boca a la suya y deposité un ligero beso. Sus palabras, de alguna manera, habían resuelto mis dudas.

-Liam acaba de enviarme un mensaje y me ha dicho que debo ir a la oficina de Niall... -hizo una leve pausa y rodó sus ojos, haciéndome reír-. ¿Te veo más tarde? -preguntó, retractándose en ese mismo instante-. Sin duda te veo más tarde.

-Sí, porque ahora como que... Vivo en tu casa, así que... -sonrió ampliamente, juntando sus labios con los míos una vez más.

-Lo haces... Y aunque me cueste admitirlo, me hace feliz.


Alzó sus cejas cuando se dio cuenta de lo que había dicho y mordió su labio inferior algo nervioso; para hacer que se preocupara menos me encogí de hombros y sonreí. Zayn fue quien finalmente movió la cortina y desapareció de mi campo visual, porque comenzó a subir las escaleras.

En ese mismo instante solté todo el oxígeno que estuve conteniendo desde hace minutos. La cercanía de Zayn me ponía nerviosa, y sus palabras, lo hacían en un trescientos por ciento más. Apoyé mi espalda en la pared de cerámica que estaba más próxima a mí y me deslicé hacia abajo, hasta que mi trasero tocó el frío suelo. Posé mis manos en mi cara y me aseguré a mí misma que la estúpida sonrisa que tenía no me la quitaría nada ni nadie.

De un momento a otro escuché eco dentro de las duchas proveniente de un gran grupo de mujeres. Rápidamente me levanté del suelo, corrí hacia el espacio que contenía el gran espejo común y amarré mi cabello en una firme cola alta, para que nadie se diese cuenta de lo despeinada que me encontraba. Las chicas comenzaron a entrar cargadas de sus bolsos, riéndose entre sí y a medida que pasaban por mi lado me saludaban cortésmente. Layla también era parte del gran grupo, y lo supe por una fuerte carcajada que provino desde lo más profundo de su garganta... Layla siempre era el alma de la fiesta.

Eᴊᴇʀᴄᴇ ᴇʟ ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ sᴏʙʀᴇ ᴍí || Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora