Epílogo

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Melissa's POV.


Suspiré pesadamente mientras completaba mi reflejo en el gran espejo que tenía frente a mí. Al fin había llegado el tan esperado día... Después de ocho meses por fin podría dar el tan ansiado "sí" que había soñado por muchas semanas.

Tan sólo esperaba que ahora estuviese viviendo la realidad y no que estuviese soñando una vez más.

El ruidoso llanto de un bebé me confirmó lo que quería: esta vez no era un sueño.

Estábamos Olive, Layla, la pequeña Matilda y yo encerradas en una de las tantas oficinas privadas del edificio Empire State.

Mi guapo y amado futuro esposo se las había arreglado para rentar el salón principal del piso setenta y ocho, el cual nos daba una privilegiada y panorámica vista de todos los rascacielos, puentes y calles de Nueva York. Claramente se había tomado en serio mi comentario de "tenemos que hacer que nuestra boda sea mejor que la de Layla y Harry", así que aquí estábamos.

Lo que normalmente ocurre al organizar bodas es que la novia y sus amigas se encargan de todo: el color de las cortinas, las servilletas, los cubiertos, la comida, la decoración... Pero en nuestro matrimonio, Zayn fue el director de todo. No me dejó preguntarle nada acerca de los preparativos por un largo tiempo; un mes, para ser específica.

Lo único que quedaba a mi elección y de las chicas sería lo que iba a usar aquél día. Este día. Una vez más, la dupla Super Lay-live (como se autodenominaron) hicieron de las suyas en cuanto a maquillaje, vestuario y peinado se refería. La pequeña Matilda, de tan sólo seis meses, también decidió unirse al club de chicas y comenzó a babearlo todo... Pero fue gracias a ella y su saliva que nos dimos cuenta que el vestido blanco que iba a usar en primera instancia no era tan atractivo como en un principio, así que Olive rápidamente compró otro por internet y sí... Era perfecto.


—¿Has terminado de mirarte al espejo, Melissa? —preguntó Layla en un duro tono que me hizo abrir los ojos y salir de mi ensoñación—. Falta que te pongamos maquillaje y que Olive te peine. ¡Sólo faltan dos horas para tu gran noche!

—No le grites. —comentó Olive mirándola con gracia—. Melissa no tiene la culpa de que Matilda esté llorando tanto. —soltó una carcajada y tomó a la bebé en brazos—. Haz lo tuyo con el maquillaje, yo me encargo de esta hermosura.


Olive se llevó a Mati al lado de un gran ventanal y comenzó a mecerla, de tal manera que la pequeña comenzó a reír a carcajadas. Layla y yo sonreímos como unas babosas al escucharla.

Solté un suspiro. Hace unos pocos días también añoré tener un bebé con Zayn... De hecho, me había puesto melancólica y llorona porque había recordado aquella vez que estuvimos hablando y Él había pensado que yo estaba embarazada...


—Te estoy hablandooo. —Lay ladeó su cabeza y meneó una mano frente a mi cara—. ¿Qué pasa?

—Estoy pensando en... Muchas cosas. —me encogí de hombros y mordí mi labio—. Te ves tan feliz con Matilda, ¿Qué se siente ser mamá?

Layla frunció el ceño, cogió una de las sillas del lugar y tomó asiento frente a mí—: Es indescriptible. Diría que debes convertirte en una para poder sentir lo que siento yo, Mel. —agarró mi mano y le dio una suave caricia—: Zayn y tú serán unos buenos padres... Si algún día deciden tener un bebé, Él o Ella será muy afortunado.

Eᴊᴇʀᴄᴇ ᴇʟ ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ sᴏʙʀᴇ ᴍí || Z.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora