5. Alguien me sigue.

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Han pasado dos semanas desde que estuve en casa de Doña Florencia. Aun no soy capaz de abrir el libro que ella me entregó.

La biblia.

¿De verdad este libro me dará las respuestas que busco?

¿Ese "Dios Todopoderoso" es la respuesta a mi propósito?

Todo parece tan imposible, como un cuento de hadas.

Definitivamente estoy loca. Todo lo que me rodea es una total locura, quiero respuestas a todo, pero no estoy tan segura de que ese libro pueda dármelas.

Me siento ridícula.

Siempre tuve como una pequeña fe de que algo existía más allá de nuestro mundo —y no hablo de extraterrestres— gracias a lo que soy capaz de ver, pero ahora con todo esto de un Dios que creó el cielo y la tierra, no puedo dejar de sentirme dentro de una pequeña fantasía. Mi cabeza es un caos y el hecho de sentir que alguien me observa desde hace semanas no ayuda a mis nervios.

Me levanto de mi cama y me asomo en la ventana por milésima vez, a verificar si alguien me está espiando; pero el resultado es el mismo de la veces anteriores.

Nada.

Pero los vellos de mi nuca no piensan igual.

¿Será Justin y su pandilla de idiotas queriendo hacerme una broma? ¿o es que mi mente está jugando conmigo?

Como sea.

Me desperezo y decido arreglarme para salir, ya que hoy es jueves. Me pongo unos jeans desgatados, una blusa blanca y mis vans blancas, dejo mi cabello suelto y me dirijo otra vez a la ventana, por la cual salto. Cuando aterrizo al otro lado, noto que el día esta gris y sonrío; amo los días nublados, siento una inyección relajante por mis venas, como una droga de la cual no me canso; dirijo mis pasos hacia el cementerio sin quitar la sonrisa de mi rostro.

Pero cuando visualizo la entrada de este, mi sonrisa no puede evitar borrarse.

Justin.

Y no está solo...

Me encuentro solo a unos metros de ellos y deciden acortar la distancia que nos separa, haciendo un circulo alrededor de mi; mostrando lo obvio... que son más que yo. 

—¡Muy bien! hemos encerrado al perro del pueblo —el camina a mi alrededor, mirándome de arriba a abajo con su típica sonrisa. 

—Déjenme ir Justin ,no quiero problemas —maldita sea.

—Que tierna ¿Y que pasa si no lo hacemos? —su sonrisa se ensancha— ¿Tienes miedo rarita?

Miro a mi alrededor,  y todos tienen la misma cara.

Asco.

Burla.

Maldad.

—Pff... ¿de ti? Si me provocas es risa —pongo mis manos en puños cuando empiezo a temblar.

—¿Entonces por qué tiemblas bicho raro? —replica— te voy a dar un motivo para reírte

No tengo tiempo para asimilar sus palabras, cuando siento basura caer en mi cara; cuando se acaba la primera bolsa, le sigue otra y otra más; no hago nada, solo me vuelvo un ovillo en el suelo tratando de cubrir mi cabeza; lo que es inútil, porque toda la suciedad llega hasta mi.

Mi nariz se queja ante el mal olor y mis oídos son aturdidos por las risas estruendosas que emiten. Mi alrededor es un poco borroso, pero aun así, decido levantarme y doy pasos firmes hasta llegar a Justin; no le doy tiempo de enfocar su mirada en mi, porque se la volteo de una bofetada.

Mi pequeña victoria termina cuando Justin por fin se enfoca en mi, con su mejilla derecha roja y sus ojos brillando con ira.

En mi intento por retroceder, el chico me empuja y caigo de culo, empapándome de barro hasta las orejas. No tengo tiempo de reaccionar, cuando una chica se me monta encima, el primer puñetazo me deja aturdida y con la nariz ardiendo, con el segundo puñetazo mi vista se vuelve aun más borrosa y con los que le siguen a ese quedo indefensa.

Bicho raro.

Basura.

No deberías vivir.

Vete de nuestro pueblo.

Es lo que llega a mis oídos mientras la chica me golpea. Lágrimas silenciosas brotan de mis ojos, y las risas se hacen más escandalosas. 

De repente lluvia decide caer, y todos salen corriendo, dejándome tirada. No me levanto, me quedo en el suelo, observando como el cielo llora. Y yo lloro con él.

Demonios se reúnen a mi alrededor, pero no me tocan, solo se burlan. Se burlan de lo débil que soy, de lo patética que soy al pensar en un propósito que no tiene sentido, soy tan estúpida en pensar que tal vez las respuestas cambien algo.

¿Y si lo hacen? —susurra mi consciencia.

Me levanto y corro dentro del cementerio, en busca de la tumba de mis padres; cuando la encuentro mis rodillas ceden.

Charlie y Amanda Smith.

Mis padres.

Quisiera que estuvieran aquí, quisiera ser una chica normal, quisiera tener una razón de vivir. La lluvia cesa y yo sigo allí de rodillas frente a mis padres muertos, con la mirada perdida y hecha un desastre.

Como siempre.

Y de repente siento otra vez esa sensación de que alguien me observa, me levanto de manera brusca y miro hacia todos lados.

Nada.

Sigo buscando por los alrededores y percibo movimiento detrás de los arboles que van directo al bosque; sin pensarlo dos veces salgo corriendo y "eso" sale huyendo. No me importa que sea o el peligro que conlleva, solo quiero llegar a "eso" que ha estado alterando mis nervios las últimas semanas.

Necesito saber quien es o que es.

Atravieso el bosque lo más rápido que puedo siguiendo sus huellas, escuchando los sonidos que transmiten sus pasos.

Estoy cerca.

Lo presiento.

Se escucha un golpe seco y luego un quejido. Apresuro el paso y llego hasta el lugar de donde provienen los quejidos.

Te atrapé. 

Pero cuando lo tengo ante mi, mis ojos se abren como platos y mi corazón se detiene por un momento...

Pero... ¿¡Qué!? 

Soy Rara Por Creer En Ti  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora