Lo primero que veo son unos ojos cafés acompañados de su típica sonrisa arrogante...
Justin.
El chico más popular del pueblo, se cree mejor que los demás solo porque su familia tiene dinero, y lo bendijeron con una belleza indescriptible.
¡Ash! De nada le vale tanta belleza siendo un completo idiota.
—¡Carajo! Pero miren a quien tenemos aquí, es la rarita —su sonrisa se vuelve más amplia— ¿A quien buscabas? ¿a tus amigos imaginarios?
—Vete a la mierda Justin.
—¡Hey pero si la rara se ha vuelto ruda! —ríe.
—No me importa lo que tu pienses —sigo mi camino golpeando su hombro en el proceso.
Su risa se vuelve más fuerte —No puedes huir de la realidad Amelia.
—¿Y según tú cual es la realidad Justin? —lo miro por encima de mi hombro.
—Que las locas como tú, siempre estarán solas.
Le doy la espalda y sigo caminando. Sé que Justin lo dice para molestarme, pero no puedo evitar hacerme la pregunta...
¿Será que mi destino es la soledad?
Una pequeña lágrima recorre mi mejilla, pero la quito rápidamente. Al llegar a la casa de Doña Florencia pinto mi mejor sonrisa, no quiero que me vea así y tampoco quiero preocuparla con mis tonterías.
Aunque mis esfuerzos son inútiles ante el ojo clínico de Doña Florencia.
—¿Por que tan triste mi niña?
—No, no es nada.
—¿Nada? no te creo —frunce el ceño— Vamos cuéntame.
—Solo fue Justin siendo un idiota ,como siempre.
—Ya veo —reflexiona— ¿No será que le gustas a ese muchacho?
—¡Oh por Dios, no! —Doña Florencia suelta una carcajada y yo la miro perpleja, para después unirme con ella.
Nos reímos por un buen rato hasta que nos duele el estómago; cuando nuestras risas se calman, tomo aire y hablo:
—Es imposible que guste de mi, él me odia y yo también le odio.
—A veces el amor se disfraza de odio hija —me guiña un ojo.
—Esta conversación es inútil —Meneo la cabeza— ¿Cómo has estado?
—Mejor que nunca ahora que me visitas.
Pasamos toda la tarde charlando y riendo como siempre; por un momento me olvidé de todo, solo éramos ella y yo, comiendo galletas y tomando el té. Y les parecerá ridículo, pero estos son los momentos más felices de mi existencia desde que mis padres no están.
Estamos en la cocina, mientras Doña Florencia lava los trastes y yo limpio la mesa en silencio, escuchando el cantar de los pajaritos.
De repente Doña Florencia empieza a cantar una canción que nunca había escuchado antes...
Si el Espíritu de Dios está, en este lugar, si el Espíritu de Dios se mueve en este lugar...
Esta aquí para consolar, esta aquí para liberar, esta aquí para guiar el Espíritu de Dios está aquí...
—¿Dios? ¿Quién es Dios? —Doña Florencia me mira y se acerca con una extraña sonrisa.
—Dios hija mía, es nuestro Creador, quien creó el cielo y tierra, quien envió a su Hijo unigénito a morir por nosotros, para que tengamos en Él Vida Eterna.
¿Ah?
—¡Espera, espera, espera! —tomo una bocanada de aire— ¿Me estas diciendo que Existe un "Dios" creador, que nos creó a nosotros y a todo lo que conocemos? ¡Eso es imposible!
»Además... ¿mandó a su Hijo a morir por nosotros para que tengamos vida? Es una total locura ¿Qué clase de Padre manda a morir a su hijo? ¿Por qué lo hizo?
—Él es Jehová, y para Él nada es imposible —repone— Para Él todo es posible, sé que te parece muy loco, pero Él mandó a morir a su hijo porque nos ama, Él te ama, gracias a ese sacrificio tenemos vida.
—Pero... ¿Qué pasó con su hijo? ¿No lo amaba?
—Por supuesto que lo amaba y lo sigue amando, ya que el poder de Dios es tan grande qué su Hijo resucitó al tercer día, Él acepto su deber y fue a morir porque era la única forma de salvarnos —explica— Aun te falta mucho por conocer, es un poco pronto para que lo asimiles todo, para entenderlo tienes que que sentirlo, y para sentirlo tienes que recibirlo.
»Todas tus dudas serán aclaradas poco a poco, tranquila. Ya vuelvo, tengo algo que tal vez podrá ayudarte«
Doña Florencia desaparece por un pequeño cuarto, y yo la espero en la sala de estar.
Esto es una locura.
Siempre tuve la sensación de que existía algo mas allá de este mundo. Pero creo que nunca espere que fuera verdad, llegué a un punto en que pensé lo mismo que los habitantes del pueblo; que solo eran delirios míos.
Y ahora Doña Florencia me viene con esto.
¿Por qué?
¿Y por que ahora?
¿Un Dios que me ama?
Doña Florencia vuelve con algo en su mano y me mira con cierto brillo en sus ojos.
—Toma —me lo entrega— aquí encontraras las respuestas y conocerás más de Él. Pero tienes que esconderlo, aquí esta prohibido ese libro.
Miro el libro, en su caratula dice La Biblia, es mediano y de cuero negro, sus páginas parecen antiguas, y esta lleno de polvo.
—¿Por que? —La miro.
—Ya habrá tiempo para hablar de eso, ya es tarde tienes que irte —me guía a la salida.
—Pero...—me detengo— Si en verdad Él existe, y me ama ¿Por que ha permitido que sufra tanto?
—Muy pronto entenderás —fue su respuesta.
Esto es muy confuso.
¿Enserio existe este supuesto Dios que me ama?
¿Después de todo lo que he sufrido?
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Soy Rara Por Creer En Ti (Terminada)
EspiritualMuchas veces te dicen raro solo por no ser igual a los otros... Te dicen loco por tener gustos diferentes,no te aceptan porque no piensas igual ¿Pero no sería aburrido que fuéramos todos iguales? Esta es la historia de mi vida... Como a mis 17 años...