CAPÍTULO 4

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Con los codos recargados en aquél enorme escritorio y con ambas manos entrelazadas  a la altura de sus labios, Lady Tsunade lo miraba fijamente. La presión que ejercía sobre su mandíbula era una clara señal de que estaba furiosa, nada deseaba más en ese momento que poder estrujar su cuello hasta asfixiarlo, o mejor aún, fracturarlo.

Difícil se le estaba haciendo contenerse, su posición como Hokage no le permitía realizar dichos actos.

"¡Al carajo, este mocoso es un criminal y merece morir!"

Suspiro profundamente tratando de ignorar aquellos pensamientos homicidas.
Si bien era cierto que él no merecía otra cosa, su deber como Hokage no era asesinarlo si no entregarlo ante el consejo para que ellos decidieran su castigo.

— Vaya que tienes agallas mocoso. — Se puso de pie al saber que no obtendría respuesta. — Déjame ver si entendi bien.—dio un largo y profundo suspiro, su paciencia estába llegando al límite. —Me estás diciéndo ¿qué quieres volver a la aldea y redimirte después de tú erróneo comportamiento?. — De nuevo no obtuvo respuesta. — ¡Respondeme!

Gritó al tiempo que golpeaba el escritorio con sus palmas. El menor de los Uchiha ni se inmutó.

— Escuche señora...

Suigetsu hizo un intento por tratar de qué  aquella mujer no los asesinara allí mismo.

— ¡Tú cállate!. — Por primera vez dirigió su vista hacía los demás miembros de Taka.
— ¡y no conforme con eso, pretendes qué también acepté a estos exiliados!. — volvió a tomar asiento en un intento por tranquilizarse. — Agradece qué no te envié directo a la prisión o peor aún, agradece qué no haya ordenado tu inmediata eliminación en cuanto cruzaste las puertas de la villa.

Sasuke escuchaba tranquilamente el discurso de la hokage, no estába en posición de ponerse a contradecir y mucho menos a iniciar algún tipo de pelea, él sabía qué necesitaba volver a la aldea ya qué los recursos con los qué contaban eran nulos y sabía qué si Tsunade no los aceptaba, sus oportunidades de supervivencia eran pocas.

Sabía que las cosas no serían sencillas, pero esa mujer si que lo estaba complicando en exceso. Estaba al borde de la paciencia y poco le faltaba para mandar todo al carajo.
Pediría su dinero y luego de largaría por su cuenta. Taka podía irse al diablo.

Pero como siempre pasaba, sus planes se vieron frustrados al sentir aquél peculiar chakra. Sonrió internamente.

— Hace unos meses se tuvieron noticias sobre un grupo de ninjas que se han dedicado a ayudar a aldeas pobres y a eliminar a uno qué otro criminal.

Kakashi leía su característico libro y empleaba su mismo tono aburrido, ante los ojos de Sasuke su ex sensei no había cambiado en nada.

Cerró su libro y sonrió bajo su máscara dirigiéndose a Tsunade.

— En resumen, hace mucho qué dejó de dar problemas. —Fijo su único ojo visible en Sasuke.  — por lo qué se, varios aldeanos están agradecidos contigo y tú equipo. Además. — volvió su vista a Tsunade.
— Él asesino a Orochimaru y Kabuto, nos ahorro la molestia de ir a darle caza.

Tsunade lo fulmino con la mirada, lo sabia, sabia que no podría enjuiciarlo, no mientras Kakashi siguiera cuidando su espalda. No lograba entender como es que después de todo lo que había hecho, ellos seguían empeñados en defenderlo.

Medito unos segundos y después exclamo:

— Llévenlos a las celdas, necesito pensar bién las cosas antes de tomar una decision.
— Su mirada tetrica se posó en cada uno de ellos. — No se les ocurra hacer una tontería porqué está vez no saldrán vivos, está vez no habrá nadie que cuide tu espalda Uchiha. ¡Llévenselos!

Un Regreso InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora