2. Juguemos un poco

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Harry tenía el primer recuerdo en la mano y se percibía un ambiente entre nervioso y emocionante. Casi la mitad de los invitados eran novatos, no solo en el sexo, sino en las despedidas de solteros y se podía oler escrúpulos a kilómetros.

Pero la experiencia que tenían Bill y Remus en esas fiestas, la soltura y gracia de George y el hecho de que Percy estuviera animado y sonriente, hizo a los nuevos sentirse un poco más cómodos, en confianza y con mayor disposición a la novedad.

Todos los caballeros se acercaron alrededor del pensadero. Harry lo destapó y dejó correr el recuerdo, instantáneamente cada uno de ellos fue jalado hacía una habitación de madera, bastante austera, sencilla. Parecía ser la cabaña de algún bosque. Dentro estaban Remus y Tonks besándose apasionadamente. La habitación estaba muy iluminada, parecía ser temprano por la mañana.

Los besos que se daban eran profundos y apasionados, prácticamente no movían sus cabezas ni chasqueaban los labios, solo tenían unidas sus bocas bastante abiertas. No era difícil imaginar lo que sucedía en el interior. Lucha grecorromana de lenguas.

Remus se separó un momento y quitó su camiseta y la de ella quedando ambos semi-desnudos. Tonks tenía unos pechos verdaderamente grandes, Harry se sorprendió de que Ron se hubiera dado cuenta y él nunca lo hubiera notado.

Lupin empezaba a excitarse y volvió a besarla, la pasión con la que metió su lengua en ella fue visible para todos los presentes. Mientras lo hacía llevó una mano a uno de sus pechos el cual después de unos minutos de masaje se redujo esta quedar muy pequeño. Remus se rió separándose del beso.

–Quieres jugar eh… - dijo él y ella lo miró con una mirada ladina.

Entonces empezó a besar sus hombros y un poco debajo del cuello con obvias intenciones de llegar a sus pechos, pero estos seguían abismalmente asimétricos. Uno era muy grande y el otro muy pequeño. Era una visión rara.

Los besos del hombre siguieron su camino hasta el pecho pequeño pero cuando lo metió prácticamente por entero en su boca ella lo hizo agrandar hasta su tamaño natural. La boca de Remus se movió abriéndose de una forma muy graciosa. Aunque Ron trato de hacerlo disimuladamente no pudo evitar reírse.

–Mejor, me gustan grandes… - dijo Remus tratando de parecer digno.

–¿En serio? Me hubieras dicho… - dijo irónicamente Tonks mientras sus pechos empezaban a crecer lentamente más aún, como inflados por un compresor. –Tú dices hasta donde…

–¡Dora! Ya deja eso… quiero los tuyos.

–¡Espera, ya sé!

Y entonces una transformación total en la mujer comenzó a suceder. No era que se convirtiera en otra persona, seguía siendo ella pero se veía muy diferente. Cuando terminó era simplemente ella misma solo que de unos 16 o 17 años.

–Dora, haces que me sienta pedófilo… - dijo desanimadamente.

–No seas tonto, sigo siendo yo.

Ahora sus pechos no eran tan grandes y estaban notoriamente levantados, el pezón era menos obscuro. Estaba un poco más delgada también y las huellas de su embarazo se habían borrado.

La volvió a tomar por la cintura y la aventó sobre la cama. Se inclinó sobre ella y mientras tocaba sus pechos empezó a besar húmedamente la línea central que llevaba a su ombligo. Una vez ahí quitó los pantalones y pantaletas de ella. Su vello púbico empezó a tomar diferentes colores en movimiento como si se viera un caleidoscopio. El Remus del recuerdo sonrió lujuriosamente.

–Uuh, eso es buena señal.

Ella sonrió también.

Entonces él volvió a su vientre, besando y lamiendo el liso espacio entre su ombligo y su sexo. Encogido entre sus piernas cogió sus muslos abriéndolos y se preparó para sumergirse dentro. Empezó besando toda su área púbica y sobre el arco iris de colores que decoraba su monte de Venus.

Cuando Lupin se veía particularmente concentrado en su labor, algo muy extraño sucedió. De pronto su boca estaba sobre un erecto pene que él escupió asustado.

–¡NYMPHADORAAAAAA! – se miraba realmente enojado.

Ella no podía controlar las carcajadas, se estaba destornillando de risa.

–No le veo la gracia por ningún lado.

Remus la miraba esperando que ella le respondiera algo pero la mujer aún no paraba de reír y por más que parecía tratar de articular palabras no lo lograba pues otra carcajada se encadenaba a las demás.

Todavía entre risas la chica se agarró el pene y apunto hacia él.

–Mira, y el mío es más grande que el tuyo. – le dijo e inmediatamente lo hizo crecer otro poco, para volver a soltar la carcajada.

–Si no querías que lo hiciéramos me lo hubieras dicho. – dijo Remus bastante serio y molesto.

–No te enojes, solo jugaba. – dijo Tonks un poco apenada mientras transformaba su cuerpo de nuevo hasta su cuerpo original.

–Tienes ventajas en ese juego, sabes?

Los dos se quedaron un poco callados y se miraron inseguros de continuar. Él había ido a sentarse a una silla cerca y ella se hincó frente a él y miró que su erección no era la misma de unos minutos atrás. La cogió en su mano y empezó a pajearlo duro. A Neville se le saltaron los ojos, la chica ponía energía y empeño en ello… ¿Cuándo llegaría el día en que Hanna lo hiciera así?

Una vez que la erección se hubo recuperado la chica lo montó, acomodó el pene en su entrada y lo metió con decisión. "Eso es confianza" pensó Harry. ¿Cuándo llegaría el día en que Ginny dejara de tenerle miedo a la primer metida cada que tenían relaciones?

La mujer empezó a moverse con entera soltura mientras su hombre masajeaba sus pechos. Lo que a Ron le sorprendía era que casi no gimieran o dijeran cosas. Tenían los sonidos normales, como jadeos y los pujidos tradicionales por el esfuerzo, pero no hacían mayores aspavientos. Ron empezó a dudar si el recuerdo que había escogido sería bueno.

–Vamos a la cama. – sugirió Remus.

La chica se movió y se acomodó en cuatro patas sobre la cama separando bien sus piernas mientras él la penetraba de pie. Era un sexo gozado, que además se percibía con confianza. Era lindo. Aunque inevitablemente los corazones de los caballeros invitados comenzaban a acelerarse, era excitante.

Entonces, Tonks empezó a gemir con más frecuencia mientras con una mano jalaba a Remus de las nalgas, él empezó a dar más duro. Estaban por terminar. Ambos se movían uno contra el otro. Remus dio una exhalación muy profunda y luego un suave gemido. Se recargo sobre su espalda apretando sus pechos.

–Te amo. – le dijo.

Y entonces empezaron a salir expulsados del pensadero. Un instante después estaban todos reunidos en el Salón de la casa de Harry.

–¿Y todavía dices que te gusta el metamorfismo? – preguntó George divertido. –¡Se pasó!

–Esa vez me hizo enojar. – confirmó Remus.

–No manches que bueno que Hermione no es metamorfomaga, si me hace eso ¡me muero! – comentó sofocadamente el pelirrojo menor.

Todos rieron. Harry extrajo el recuerdo del pensadero y lo regresó a su contenedor. Remus lo tomó y lo puso aparte.

Harry volvió a meter la mano en el saco de terciopelo y sacó otro.

Noche de Confesiones Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora