16. La Osada

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Ahora solo faltaba una.

Hermione.

Las chicas estaban básicamente expectantes. Por alguna extraña causa los Weasley parecían causar especial interés y de manera todavía más particular, Ron.

Hermione por su parte, estaba nerviosa pero también estaba lista ya. Los recuerdos de todas habían mostrado definitivamente mucho de sus personalidades y de las de sus amantes. Después del audaz recuerdo de Fleur, Hermione tampoco queria lucir como una mojigata, y con su primera vez difícilmente lo parecería.

Por el otro lado, Ginny tenía una permanente sonrisa nerviosa. Parecía entre divertida y… ¿angustiada? Su cara tenía una extraña expresión que hizo a Luna sentirse confundida; y entonces recordó que Ginny durante el recuerdo de Bill se había cubierto los ojos un par de veces. Tal vez ella no estaba tan expectante como ellas de ver a Ron en acción.

La castaña tomó su contenedor gozando de la interesada atención que había en ella y lo liberó lentamente. De inmediato fueron llevadas como en un vertiginoso tobogán –con derroche de producción en el traslado- al mismísimo castillo de Hogwarts y se detuvieron en la Sala Común de Gryffindor que se encontraba absolutamente vacía.

¡¿Es Hogwarts?! – soltó Parvati completamente escandalizada.

Tonks se giró hacia Hermione inquisitiva también. La castaña asintió con la cabeza mostrando su amplia sonrisa mientras se escuchaba ya la voz agitada de Ron apremiando a Hermione a dar la contraseña.

Los chicos entraron a la Sala común por fin. Hermione llevaba un hermoso vestido de noche de color rosa con tules y holanes; y Ron llevaba la misma elegante túnica de gala que había usado en la boda de Bill. Apenas entrar Ron jaló a Hermione en un arrebatado beso lleno de pasión.

¡Lo sabía! ¡Fue en nuestra graduación! Claro, se perdieron por BUEN rato… - comentó Ginny segura de que acertaba, recordando la noche que ella y Hermione se graduaron. La castaña le sonrió mostrando los dientes.

La ardiente pareja subió entre risas y besos robados a las habitaciones de chicos, que era dónde no había protecciones. Todo estaba ya absolutamente solo y recogido. Nadie se quedaría ahí esa noche. Ron ya iba jalando del cierre del vestido de Hermione.

–Hermione, no puedo creer que lo vayamos a hacer… ¡y además en Hogwarts! ¿No te da miedo que nos pesqué McGonagall?

–Ya no me pueden reprobar. Y tampoco me pueden expulsar… ¡nada!.

–¿Vienes lista? – jadeó Ron muy cerca de ella, excitado sólo de pensar lo que estaban por hacer.

–Sip, me tomé un píldora en la mañana y además traje un condón.

–¿Un con-quién?

–Ya lo sabrás…

Acto seguido, se unieron en uno de esos besos largos e interminables que habrían llenado de calor un horno. Chasqueaban sus labios sonoramente mientras toqueteaban sus cuerpos uno a otro.

El vestido de Hermione salió fuera pronto y el saco de Ron también. Pero él tenía un calor tan intenso que no soportaba ni chaleco ni corbatín. También desabrochó los primeros botones de su camisa, mientras Hermione aprovechaba y quitaba sus pantymedias.

Su ropa interior era de sutiles encajes rosados pero Ron no pareció detenerse mucho a verlos. Se dejaron caer en la cama y siguieron con el intenso besuqueo. Parecía una primera vez muy divertida y caliente, más que todas las anteriores. Ginny se empezó a comer las uñas.

Mientras se besaban, la mano de Ron ya trabajaba acariciando sobre las finas pantaletas. Luego, desbrochaba un botón de su camisa y acariciaba, otro botón y volvía a bajar la mano. El pelirrojo no hallaba qué hacer primero. Luego de acabar con los botones, se detuvo y aventó la camisa por fin, desabrochó su pantalón y lo bajó con todo y bóxer.

Noche de Confesiones Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora