14. La Dispuesta

310 8 0
                                    

Después del comentario de Fleur las expresiones estaban disparadas en diferentes puntos. Parvati se miraba muy interesada al igual que Hanna. Luna no parecía hallarle nada de extraordinario al asunto, era un recuerdo más. Hermione era quien se miraba más alterada pero no había dicho palabra; y Ginny por su parte, tenía ganas de vendarse los ojos.

Ella sabía que el sexo anal era muy común en el mundo mágico, y si bien le daba curiosidad, también le provocaba temor. Si en la via natural le había ido como le había ido, por el culo no quería pensar cómo sería. Y si a eso le agregamos que su lección de sexo anal la iba a ver con su hermano mayor como modelo… digamos que estaba abstinente.

La francesa por su parte se miraba particularmente decidida, como si estuviera ansiosa por demostrar algo al presentar su primera sesión anal. Su experiencia, su apertura, su audacia o Merlin sabe qué cosa. Tal vez fuera que la expresión casi ofendida de Hermione la ofendía a ella y no quería tolerarlo. ¡A saber!

La rubia lanzó una aguda mirada a las chicas después de destaparlo y lo vació. Entonces las chicas fueron llevadas hasta los apurados pasillos del edificio más grande de Gringotts. Bill y Fleur eran llevados presurosamente por uno de los goblins. Ambos, tanto Bill como Fleur llevaban puesto el uniforme del Banco y la rubia llevaba una pequeña llave en la mano.

–Cámara 737. Familia Delacour. ¡Llave! – dijo el goblin secamente.

Fleur rodó los ojos y se la entregó. El goblin abrió y de inmediato ellos entraron.

–Nosotros saldremos, gracias. – dijo Bill despachando al hombrecillo.

–Su turno terminó y no deben quedarse más tiempo del necesario.

–Nos acabamos de casar este fin de semana, tenemos muchos pagos que hacer, y sacar cuentas… saldremos en un rato. Nosotros también somos clientes. – finalizó Bill secamente también.

Fleur ya había entrado. Era una cámara grande llena de muchas cosas diferentes, muebles, lozas de plata fina, un comedor de ébano puro. Monedas y más monedas por todos lados; joyería, etc.

Cuando Bill entró, Fleur ya venía con un saco cargado de monedas en la mano.

–Ligsto, vámonos.

–¿Ya?

–Si, con egsto nos alcanzagá. Ya había dejado pgepagado el saco desde el viegnes pasado.

–Oh, pues me costó mucho trabajo correr a Triknut de aquí, me choca que nos traten así sólo por ser empleados. Hay que quedarnos tantito más.

–Pego ¿qué vamos a estag haciengdo aquí?.

–Pues… hay muchas formas de entretenerse… ¿no se te antoja hacerlo dentro de una cámara de Gringotts…? – dijo el pelirrojo moviendo sus cejas.

La sola idea parecía haberlo excitado bastante, Fleur dio media sonrisa divertida como si no supiera claramente si hablaba en broma o en serio. Pero las manos de Bill abrazándola y reteniéndola en un encerrado beso, le hicieron saber que él estaba hablando en serio.

La temperatura subió rápidamente y la chica colaboró en ello desde el primer momento. Mientras él la besaba y le subía la falda fueron encaminándose hacia donde estaba el comedor de negro ébano. La pareja de recién casados iba ya decidida a todo. Fleur ayudaba presurosamente a Bill a desabotonar la camisa. Sus besos se llenaron de jadeos.

La rubia se subió a la mesa y su marido le quitó rápidamente las pantaletas. Entonces ella desabrochó su pantalón y lo jaló hacia abajo dejándolo descubierto. Fleur lo acariciaba mientras sostenía su mirada de manera muy sugerente.

Noche de Confesiones Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora