12. La Compensadora

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Hanna sonreía suavemente hacia todas cuando se acercó con su recuerdo.

Ginny entonces comprendió por qué la chica llamaba a su recuerdo un descanso, pues ella no había tenido relaciones con Neville y su recuerdo no sería completamente sexual. Aunque también sabía que a pesar de ser virgen se pueden tener buenos recuerdos subidos de tono. De hecho, a su parecer, podían ser más placenteros algunos agasajos que ciertos encuentros sexuales.

Todas las chicas se acercaron entonces al pensadero y la rubia liberó su recuerdo.

El lugar al que llegaron estaba obscuro y sonaba el crepitar de una chimenea con ruidos un poco lejanos y cercanos a la vez. Un suspiro rompió el silencio y vieron a Hanna y a Neville enrollados en un sillón. Estaban recostados y él tenía la cabeza recargada sobre su pecho mientras ella le acariciaba el cabello tranquilamente.

No se besaban pero a pesar de ello se miraban agitados. Neville se removió acomodándose mejor sobre ella quien ubicó una pierna entre las de él.

–Ne… Oh Neville… - susurró la chica mirándolo apenada. Él la miró confundido.

–¿Qué pasa?

La chica llevó su mano al regazo de Neville. –¿Esto es lo que creo?

El chico rodó los ojos. –No es como si fuera la primera vez que pasa. Acabamos de vivir algo muy excitante…

–Si, acabo de tener un orgasmo contigo, y tú ahora…

–Hanna, está bien. Tú no quieres y yo…

–No me siento preparada para tener sexo, pero… yo acabo de tener un orgasmo sin hacerlo, tu podrías tenerlo también.

Neville la miró tentado e indeciso. Se miraron por largo rato hasta que ella se atrevió y sobre la tela del pantalón empezó a frotar su mano. Él no lo impidió, por el contrario mientras ella lo hacia no despegó su vista de la de ella. Después de unos momentos bajó tentativamente el cierre del pantalón y metió la mano. Él le facilitó el acceso y unos instantes después su expresión se relajó reflejando suave placer.

–Dime lo que debo hacer.

–Eso, está bien.

La chica continuó suavemente acariciando por un rato con la mano metida dentro del pantalón hasta que Neville se movió y se sentó correctamente sobre el sillón y luego abrió por completo su pantalón. Volteó a verla invitándola a seguir. Entonces ella respiró profundo y abriendo las ropas del chico lo descubrió. Una vez expuesto el paquete, la chica lució notablemente nerviosa.

Jeje, la primera vez que lo ves, es como ¡Oh! Jiji- Rió quedamente Ginny hacia Hanna con comprensión. La rubia se sonrió también.

Y tiene lo suyito eh… no he visto que ninguno esté mal dotado. – dijo Tonks afirmando sorprendida con la cabeza.

Neville parecía tentado a ayudarla, pero cuando ella comenzó a intentarlo él retiró sus manos colocándolas sobre el asiento y se recargó más en el sillón. No era difícil para la chica comprender en qué consistía la caricia y aunque modesta lo hizo poco a poco con más decisión.

La curiosidad, el morbo y el instinto movían las manos de la chica. Inspeccionaba, jugaba, acariciaba y después de los primeros jadeos calientes de Neville, disfrutó. Se empezó a sentir importante y orgullosa. Lo estaba llevando al placer. Apretar la punta parecía sensibilizarlo especialmente, lo obligó a gemir. Ella sonrió.

–Ve subiendo la velocidad.

La cara redonda de Neville empezaba a tener un sonrojo que estaba lejos de ser por vergüenza, a su jadeante expresión le venía acompañando un sudor fino que nacía por su cara y cabellos. Se jaló el cuello del suéter. Ella aceleraba y su corazón con ella.

–No, no. Las sábanas están arriba en la casa. Sube, entrando a la derecha. – dijo una voz en el exterior.

–¡Merlin! Vienen para acá.

–Tranquila, no te muevas. – sopló Neville bajando suavemente su suéter, lo necesario para cubrirse.

De pronto, la puerta se abrió sin haber llamado antes y un apurado empleado del mesón entró y saludó con un gruñido. Hanna estaba mucho muy nerviosa, el sofá en el que estaban sentados ellos daba la espalda a la puerta, no había manera de que viera dónde Hanna tenía la mano aún. Neville volteó hacia ella y le acarició el cabello. El chico sudaba, y Hanna sudó también de pensar que el empleado pudiera notarlo. El hombre tomó las cosas por las que iba y salió sin más palabras.

–Uff, estu…

–Sigue, sigue…

–Oh claro.

La chica entonces, después de la interrupción retomó con brío lo que hacía. Él se dejó llenar de placer recargándose de nuevo en el respaldo.

–Más… - jadeó apenas audiblemente.

La chica obedeció confundida, pues no comprendía como podía meter todavía más velocidad a su mano. Pero se puede, ella lo hizo. Y entonces pudo ver que había diferencia para ella y también para él.

–¿Neville…? - susurró la chica envuelta en sorpresa y admiración al ver sus reacciones. Estaba al borde.

Un gemido respondió a su llamado para luego correrse. La chica pareció preverlo y entonces cuando Neville liberó varios disparos cortos pudo hábilmente atraparlos con la mano de una manera casi cómica.

–Neville esto no puede caer aquí, yo no sé quitar estas manchas.– dijo la chica divertida de haber podido evitar que el seman cayera sobre el sillón. El chico le respondió con una extraña sonrisa.

Hanna acercó la mano con el semen a su cara para verlo bien y luego lo olió sin desdibujar su sonrisa, él la miró.

–¿Te gustó?

–Si te gustó a ti, me gustó a mí.

–Genial.

Después de verlos a ambos sonrientes en la obscuridad de la sala todas comenzaron a salir.

–Wow, me encanta Neville… tienes mucha suerte Hanna.- dijo sinceramente Hermione.

–Si, la verdad lo quiero muchísimo.

–Me pareció súper raro ver a Neville en plan caliente, pero aún así es un encanto. – reconoció Parvati.

–¡A mi lo que me gustó fueron tus habilidades de cacha semen! Podrías haber jugado quidditch Jajaja – rió Ginny contagiando a las chicas.

De pronto, las risas de las chicas cesaron ante el creciente sonido de niño llorando que clamaba por su mamá. Todas las chicas callaron y abrieron paso para que la mamá saliera sin obstáculos hacia su hijo. Mientras tanto ellas siguieron botaneando y hablando linduras de Neville.

Noche de Confesiones Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora