5. Complacencia Reclamada

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Después de reír un poco con el recuerdo de Percy, los nervios empezaron a subir para Harry, increíblemente estaba ya sobre el cuarto recuerdo y el suyo aún no salía. Revolvió bien los contenedores dentro del saco y sacó uno. Estaba por verterlo en el pensadero pero se dio cuenta de que había un lugar vacío. Ron estaba terminándose su copa y dejándola vacía en la mesa del salón. Lo esperaron y entonces lo soltó.

La caída a este recuerdo fue un tanto abrupta y bastante directa. Cayeron desde el techo directamente a la estrecha habitación de Ron en la Madriguera. Ron y Hermione se arremolinaban contra la puerta con besos altamente sonoros y gemidores. A Harry le picaba la curiosidad por voltear a ver al Ron real a su lado pero logró contenerse. Tampoco quería perder detalles en el recuerdo.

Las manos del chico se apretaban contra el esbelto cuerpo de la castaña. Pechos, nalgas… y de nuevo pechos y de nuevo nalgas apretando hasta levantarla del piso mientras seguían con sus besos gemidores.

Ron le sacó la blusa a Hermione dejándola sólo en sostén y entonces George confirmó que Ron tenía razón y él se había equivocado. Hermione no era una chica plana en absoluto, tenía justamente lo adecuado para su delgada pero muy curvilínea figura.

–Oh Ron, ¡para!… es en serio, tengo muchísima tarea.

Noo, quédate…

Pero como Ron sabía que no la convencería solo con sus palabras que no llevaban ningún argumento, lo hizo con caricias y volvió a besarla apasionadamente encaminándose hacia la cama. Cuando iban a medio camino, como parte de sus inquietas caricias Ron frotó brevemente sobre el sexo de la chica para luego comenzar a jalar dificultosamente del botón de su veraniego pescador de mezclilla.

–¡Ábrelo! Odio tus malditas mezclillas…

–Ay Ron, te digo que me tengo que ir… - dijo la chica mientras obedientemente abría su pantalón.

Una vez abierto, Ron la sujetó por la cintura apretadamente e introdujo la mano directamente por dentro de pantalón y pantaleta. Entonces volvió a besarla, pero estaba vez eran básicamente chupadas sobre su boca y cuello.

–Si… si… no, no; donde lo hiciste antes – decía la chica con los ojos cerrados en pleno goce mientras flexionaba las piernas abriendo acceso. George tenía los ojos como platos. Esa no se la hubiera imaginado. –Ahí… aaaahhh… diablos Ron.

–¿Todavía quieres irte? – preguntó Ron sugerentemente pensando que ella se negaría.

Achhh, si. Saca la mano, tengo mil deberes. – dijo la chica tirando del antebrazo de Ron quien ponía cara de frustración. –Nooo, - gimió la chica –no sigas…

–Después te vas… - dijo, y volvieron a besarse fogosamente.

Aquél sonido que había caracterizado a los besos de Ron con Lavender era todavía un poco más marcado con Hermione porque ella lo propiciaba. En sus besos después de jugar con sus lenguas, apretaban reteniendo sus labios y provocando aquél memorable sonido.

–Odio esto pero, tengo el tiempo contado… - dijo temblorosamente la chica después de unos minutos.

Ron sacó la mano de su pantalón desanimadamente dibujando un ligero puchero. Hermione lució culpable unos segundos mientras lo miraba y empezó a tocar sobre la entrepierna de Ron con cara de preocupación.

–Ok, una mamada y me voy ¿vale?

Sobra decir que en la cara de ambos Rones se dibujó una amplia sonrisa. Harry los vio a ambos y era exactamente la misma. Ron estaba disfrutando mucho de ver su propio recuerdo.

Entonces en ese momento el chico se bajó los pantalones liberando su erección y tomándola en su mano con deseo. Con los pantalones aún en los pies se sentó en la orilla de la cama mientras Hermione ponía hechizos en la puerta. Después caminó hasta él con toda seguridad y confianza; y empezó a bombear con la mano decididamente, dio un par de lamidas sobre la cabeza, otro poco de bombeo y empezó a chupar.

Definitivamente Hermione parecía tener experiencia en ello y aparentaba ser muy buena. La cara de Ron lucía como si hubiera sido recién abofeteada y empezaba a tratar de contener unos pujidos que venían acompañados con una mirada perdida de deseo. Seguidamente él le recogió el cabello con la mano y lo retuvo a la altura de su nuca.

Hermione lamía la longitud para luego chupar suave, y después con fuerza y agilidad moviendo su cabeza. A nadie le extrañó que semejantes chupadas jalaran muchas palabras en Ron.

–Sii… mételo todo… – la chica lo intentó pero apenas pasó de la mitad –Ooh… puttt… si, ahora los huevos…

La chica hacía cada cosa que él le pedía e incluso se anticipaba a sus deseos. Lo conocía bien. Ella también gemía con frenesí mientras lo hacía, indudablemente lo disfrutaba también.

Unos minutos después ambas manos de Ron sujetaban los cabellos de su novia a la altura de las orejas con lo que se apoyaba para sugerir el ritmo que necesitaba. Aunque aún así la chica se detenía y descansaba por momentos con lamidas suaves no solo en el pene sino en sus testículos o muslos. Cuando la chica volvió a chupar, los gemidos de Ron volvieron también.

–Más duro… cool

De pronto, mientras Ron parecía haberse ahogado con su propia saliva al tratar de decir algo, jaló ansiosamente la cabeza de Hermione un par de veces y dio unos gemidos curiosamente más bajos en volumen y en tono, eyaculando abundantemente la cara de Hermione.

–¡OOUUCHHH! – gritó el chico sin terminar de sobreponerse al orgasmo. Dio una nueva sacudida y su pene escupió las últimas gotas al aire.

Hermione le acababa de dar un descomunal pellizco en el muslo y estaba de pie furiosa frente a él tratando limpiar el semen en su cara.

–¡LO HICISTE! ¡Lo hiciste de nuevo!. ¿¡Cuántas veces te he dicho que me avises!?

–Oh, lo siento. – se lamentó Ron, quien apenas podía coordinar.

–¡Odio que eyacules en mi cara! De todas las cosas que dices mientras lo estoy haciendo, bien p… o… d… r… í… a… s…

Al iniciar la perorata de Hermione, el Ron visitante había comenzado a toser fuertemente tratando de que no se escuchara mucho la furia de su novia. Luego uno a uno, ellos fueron saliendo del pensadero mientras la voz indignada de Hermione se perdía poco a poco. Ron estaba ruborizado y sorprendido. No se suponía que la molestia de Hermione fuera parte del recuerdo. Pero una vez de regreso nadie parecía burlarse de ese detalle.

–Valió la pena el reclamo ¿no? - le dijo Bill con ligereza a la concurrencia obteniendo asentimiento general, trataba de aminorar la pena de Ron.

–Pues sí, la mamada quién te la quita. – comentó Percy.

–Lo único que yo te recomendaría… - empezó Remus –es que trates de evitarlo si le molesta. Pon más cuidado en ello, es todo. Y no te apenes por salir regañado, no creo que seas el único al que le ha pasado. A mí me pasa seguido.

–Yo te comprendo hermano, con semejante mamada igual y ni te viste venir… - dijo George dudosamente.

Ron se sonrió conmovido por el apoyo, se sentía menos apenado. Parecían comprenderlo bien y por lo que recordó en el recuerdo de Remus, había cosas peores que salir regañado después de una complaciente mamada.

Harry volvió al pensadero a sacar el recuerdo que poco después entregó a Remus. Revolvió bien y sacó su quinto regalo.

Noche de Confesiones Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora