7. Al Caliente lo que Pida

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Después de su propio recuerdo Harry se sentía mitad aliviado, mitad apenado. Pero gracias a la actitud de todos pensó y reconoció que a todos les pasaban cosas y que seguramente todos se habían masturbado por sus novias antes de estar con ellas, entonces lo suyo no era lo peor. No estaba planeado que saliera en el recuerdo pero ya no importaba tanto. Gracias al firewhiskey lo olvidó fácilmente. Bendito.

Dentro del saco había ya solamente 2 contenedores, el de Bill y el de George, quien los sacó de ahí y los revolvió con sus manos emocionado, parecía ansioso por mostrar su recuerdo.

-¿Derecha o izquierda?

-Huumm... derecha.

Para ese momento, todos los caballeros reunidos estaban bastante relajados, achispados, sonrientes y animados, incluso los supuestos novatos. Le habían cogido el gusto a la dinámica de la fiesta. Incluso Harry se halló teniendo ideas novedosas para la futura despedida de soltero de Ron. Estaba saliendo su lado creativo.

Después de la respuesta de Harry, George le entregó el contenedor y todos volvieron entre plática al pensadero. Harry empezó a vaciarlo.

Cuando el recuerdo los llevó a un lugar parecido a un almacén lleno de cajas George lanzó un pequeño gritito de emoción. Su propia voz sonó pronto.

-¿Esta bien aquí?

-¡Genial! Nadie entra aquí ¿verdad?

La sonrisa libidinosa de George fue la mejor respuesta para después sellarlo con un beso. La chica que lo acompañaba era joven y muy guapa, llevaba en una mano una pequeña bolsa de mano bastante cara y en la otra una bolsa de "Sortilegios Weasley". George quitó la de la compra y ella aventó la otra mientras se apasionaba más en el beso metiendo los dedos en su pelirrojo cabello. Él respondió apretando con gusto su abultado trasero. Ella estaba entusiasmada.

Duraron un rato más besándose y acariciándose apasionadamente hasta que George se abrió el pantalón sonriendo animadamente y sacó de los interiores sus genitales listos para la acción, y le puso la mano en el hombro sugiriendo sus deseos.

-No, no hago mamadas.

El chico congeló un instante su sonrisa pero no se desanimó.

-Bien... - dijo sin perder la sonrisa.

George retomó la pasión quitando la blusa de la chica y ella volvió a besarlo excitada. Mientras lo hacían, el pelirrojo quitó su sostén y lo aventó por ahí sin cuidado.

-Oh no, no, no. Al piso no, se llenará de polvo.

-Claro. - dijo y se volteó para tomar el sostén y ponerlo dentro de la bolsa de compras.

Volvió a ella y se centró en tocar sus pechos mientras la besaba y mordía suavemente sobre su hombro. Después la chica le quitó la camiseta y empezó a pajearlo lo cual lo puso particularmente feliz, haciéndolo responder con una mano bajo su falda y correspondiendo la caricia.

Después de tocarse un poco; George, quien estaba recargado en una pila de cajas, buscó la manera de sentarse sobre una de ellas. La chica bajó su diminuta tanga y se acercó. Él la volteó poniéndola de espaldas y la atrajo para sentarla sobre su regazo. La situó serenamente sobre su erección sostenida con la mano pero la chica se puso nerviosa.

-Espera, hazlo con cuidado...

El chico puso especial cuidado en lo que hacía, observando con atención.

-¡Ooh-ouuch! Ya, ya; solo la punta es que... soy estrecha, y tú...

-Uuufff, ya me di cuenta.

-Oooh, ¿puedes hacerlo más despacio? Me lastima. -solicitó la chica después de muy poco folleo.

El chico obedecía con la misma cantidad de entusiasmo a cada petición de ella. La sostenía de la cadera suavemente mientras le daba toda la libertad de que ella se moviera en la medida que lo necesitara. La chica daba unos gemido-quejas bastante graciosos. Ron se sonreía y encontró un espejo de su mirada y expresión con Bill.

-¿Cambiamos? - dijo la chica separándose después de un rato.

George se movió y entonces fue ella la que se inclinó sobre la caja para que el chico le llegara por detrás.

-No profundo, así... sí...

La chica se veía muy complacida y la expresión de su cara lo confirmaba. George estaba excitado, la tocaba cariñosa y ardientemente al mismo tiempo.

Dado que la chica no deseaba profundidad y él estaba por llegar puso sus manos en la espalda de ella tratando de detenerse y evitar la profundidad mientras arreciaba la marcha.

-No te corras en mí... nada.

George siguió otro poco mientras los jadeos llenaban sus pulmones y poco después de movió y giró casi listo para correrse. Un poco de una acelerada estimulación y después su semen cayó sobre otra caja. La chica se acercó y lo abrazó de espaldas mientras él se recuperaba y sus genitales eran acariciados a cuatro manos. Ella besó su espalda muy sonriente. Minutos después él volteó y la besó en los labios.

-Oh Georgie, eres un encanto. Vendré la próxima semana. - dijo la chica muy sonriente mientras se terminaba de vestir.

George se cerró el cierre del pantalón.

-Claro.

Entonces todos empezaron a salir del recuerdo hasta que llegaron a la casa. Todos sonreían.

-Ahora, óyeme bien Harry. Mi regalo complementa lo que te pidió papá. Sí, Ginny debe amanecer contenta y sería genial que siempre que ella te llame respondas, pero al cliente lo que pida, o al caliente lo que pida, como quieras. Si ella dice si, . Pero si ella dice que no, por la causa que sea; es no. Si le gusta de perrito, genial; pero si no hay que respetarlo. Sé que a veces es difícil no seguir nuestro deseo o instinto, pero ellas lo aprecian y nosotros podemos hacerlo.

Harry asintió entre divertido y pensativo. Esa petición la hubiera esperado de cualquier otro, menos de George.

-Eso vimos. Vaya clientecitas que tienes; ¿Por que a mí nunca me ha tocado una de esas?

-Mejor ni le busques Ron, además tú no lo necesitas. - respondió George sonriendo aún.

Harry volteó hacia Bill, quien sonrió. Todos voltearon entonces hacía él. Tenía su recuerdo en la mano y lo entregó a Harry.

Noche de Confesiones Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora