3. El Mejor Orgasmo

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Todos volvieron a acercarse al pensadero mientras Harry jugaba con el contenedor en sus manos, algo le hacía presentir que sería el suyo. Desgraciadamente todos los contenedores eran iguales y no había manera de saber si lo era. Un poco emocionado lo destapó y lo liberó sobre la fuente del pensadero.

Un momento después se encontraban en un lugar muy obscuro, evidentemente era de noche. Era una casa extraña y sonaba el crepitar de una chimenea y ruidos un poco lejanos y cercanos a la vez, además de una pareja besándose pero aún no lograban verla. Al empezar a distribuirse por la sala a la que habían llegado se encontraron a Neville y a Hanna enredados un auténtico nudo sobre un estrecho sofá.

Una vez descubierto el lugar de la acción, los visitantes se pararon frente al sofá y observaron como Neville estaba lejos de ser tímido cuando estaba con su chica. El joven chasqueaba labios y lengua constantemente contra la de la chica quien le respondía con modestia.

–¡Ey tú! Lleva esto a la habitación 8. – se escuchó fuera de ahí.

Estaban en la casa de los padres de Hanna sobre el Caldero Chorreante y evidentemente los chicos estaban solos.

La chica suspiró tratando de no asfixiarse con sus besos. Neville aprovecho la ocasión y jaló del escote de su blusa besando hombros y cuello pero la blusa no daba más. Movió la mano apretando con ganas sus pechos sobre la blusa y volvió con terquedad a jalar del escote.

–No, no. La vas a romper. – advirtió la chica.

Neville volvió a besarla apasionadamente en la boca mientras bajaba la mano y buscaba la manera de colarla por debajo de la blusa. Un bulto deforme se movía ahora sobre su pecho bajo la blusa y ella liberó un "mmm…" deleitado que pintó suaves sonrisas sobre los espectadores.

El besuqueo siguió, Neville parecía un muy buen besador, la besaba ligeramente o profundamente, besos cortos o besos largos, ruidosos o silenciosos; pero siempre, uno tras otro enlazado, constantemente. La chica se retorcía en sus brazos. La temperatura estaba alta en ambos.

El chico terminó de masajear sus pechos y mientras tenía su lengua visiblemente ocupada en distraerla metió la mano bajo su falda con seguridad. La chica se estremeció y gimió cuando seguramente ésta llegó a su destino.

Neville no paró y buscó la manera de reacomodarse más cómodamente en el sillón sin sacar la mano de ahí mientras seguía besándola. Bajo la cinturilla de la falda había movimiento de esa mano, tal vez estuviera bajando la pantaleta o sólo metiendo la mano…

De pronto, hubo un ruido cerca de ahí. Ambos chicos abrieron ampliamente sus ojos mirándose y esperaron aguzando sus oídos. Después, se oyeron otros ruidos y voces pero los sonidos se habían alejado de nuevo. La mano del chico seguía dentro y seguramente trabajaba en lo suyo porque unos instantes después la mirada de la chica empezó a torcerse y mas tarde se oyó un suave "Oh… ". Él volvió a acercarse a besarla en la boca.

Un par de minutos más tarde la chica dejó de corresponder a sus besos para comenzar a jadear en su oído mientras sofocada, llamaba a Neville a un apretado abrazo. Después vino un claro gemido. Neville, que estaba aún prácticamente encima de ella, la invitó a separar las piernas moviéndolas con su propia rodilla.

La chica jadeaba como si hubiera corrido la maratón y de pronto se sacudió dando un largo gemido con los labios abiertos mientras seguía en los brazos de su novio.

Neville la miraba asombrado, con una enorme admiración. Poco después ella abrió los ojos de nuevo.

–Neville…

–Fue un orgasmo… -susurró el chico.

–¿Tú crees?

–¡Tuviste un orgasmo Hanna! – dijo el chico con visible emoción.

–Fue rarísimo. Sentí… sentí muchas cosas.

–¿Te gustó?

–Si, pero… aún no me siento segura, no sé cuando podré corresponderte.

–Hanna, este es el mejor orgasmo de mi vida, y lo es porque no fue mío, sino tuyo…

La chica sonrió débilmente y unidos aún en el sofoco, Neville la abrazó recargándose en su pecho. Después, la visión de esos chicos arremolinados y sofocados aún en el sofá fue perdiéndose poco a poco hasta que se vieron reunidos de nuevo en Grimmauld Place.

Estuvieron en silencio un momento y después Bill con una cara de profunda admiración giró hacia donde Neville y Harry estaban.

–Neville, ese es un regalo muy hermoso.

El chico sonrió.

–Gracias Neville, debe ser un momento muy especial para ti. – dijo Harry reconociendo lo dicho por Bill.

–Lo es, cuando te lo pida ¿me lo prestarías?

–¡Claro! ¿Bromeas?

–De hecho lo podemos duplicar Neville, antes de irnos te ayudo. – comentó Remus como todo un profesional.

Entonces todos sonrieron. Harry volvió a guardarlo y se lo dio a Remus para que lo apartara con el anterior.

Aún había mucho por ver.

Noche de Confesiones Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora