Capítulo 4

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Sangre.

Esa fue la primera palabra que llegó a mi cabeza, corrí a donde se encontraba Brandon, estaba acostado contra la pared y su pecho subía y bajaba irregularmente, de su cabeza bajaba un chorro de sangre, su labio y ceja estaban partidos y su camisa blanca se había vuelto roja.

- Brandon, ya estoy aquí – dije arrodillándome a su lado, él abrió sus ojos y me miró

- Cas – dijo débilmente y cerró de nuevo sus ojos

- Te voy a sacar de aquí – puse su brazo alrededor de mis hombros y me levante haciendo que él haga lo mismo aunque soltó uno que otro gruñido

Elián se acercó y me ayudó a llevarlo hasta su auto, me senté al lado de Brandon y él puso su cabeza en mi hombro, era la primera vez que veía a Brandon así de débil, siempre ha sido fuerte, cogí su mano y Elián arranco.

Llegamos a mi casa y luego de acomodar a Brandon en una de las habitaciones, baje a coger el botiquín de primeros auxilios, Elián se había quedado con Brandon pero eso no me daba muy buena espina.

Subí de nuevo pero antes de llegar escuché que estaban conversando.

- ¿Tres?, ¿estás seguro? – preguntó Elián haciendo que me detuviera

- Si, fueron tres – aseguró Brandon – me cogieron de sorpresa, no me pude defender

- ¿Te dijeron a quién están buscando?

- Tú sabes a quien están buscando – respondió como si fuera obvia la respuesta

- ¿Ya lo saben? – preguntó alarmado

- Sí – suspiró – y no creo que podamos seguir manteniéndola oculta por más tiempo – dijo, ¿oculta?, ¿a quién?

- Pero si son años que no se dieron cuenta – protestó Elián

- Por algo subiste ¿no? – su voz sonó sarcástica – ya llego el tiempo y nadie podrá detener lo que va a pasar – demandó

- No quiero que sufra

- Ni yo – admitió Brandon

Entre a la habitación haciendo que los dos se callaran, Brandon me miro y Elián se volvió hacia la ventana, cogí un algodón empapado con alcohol y pase por las heridas que estaban sangrando de Brandon.

Termine de curar todas las heridas y cerré el botiquín aunque mi cuerpo no estaba nada tranquilo, sentía que algo iba a pasar e iba a ser más pronto que tarde.

- ¿Qué te paso? – dije seria sentándome en la cama

- Me quisieron asaltar – una sonrisa de lado se apodero de su rosto – pero no me deje

- ¿Seguro? – pregunté, no me convencía del todo y menos después de lo que dijeron

- Si – asintió con la cabeza – tú sabes como soy

- Bueno – dije - ¿te sientes mejor?

- Si – se acomodó mejor en la cama – gracias

- De nada – suspiré tratando de relajar mi cuerpo

- Bueno, yo mejor me voy – dijo Elián llamando nuestra atención

- Te acompaño a la puerta – me levanté de la cama y camine para salir de la habitación

- Cuídate – le dijo a Brandon y salió atrás de mí

Bajamos al primer piso y nos dirigimos a la puerta, Elián estuvo atrás mío todo el tiempo y sentía su mirada en mi espalda, mi cuerpo estaba aún en guardia y no podía dejar de pensar en lo que le ocurrió a Brandon.

- Adiós – dije en el marco de la puerta

- Casandra – me llamó y lo miré – va a estar bien, no hay que preocuparse – sus palabras fueron claras pero yo sabía que algo ocultaban

- Supongo... - fue mi única respuesta

- Tranquila – sus labios se curvaron en una leve sonrisa – Brandon es fuerte

- Sí – asentí pero mis pensamientos volaron a otro lugar y creo que él se dio cuenta

- ¿Te pasa algo? – preguntó con una ceja enarcada

- No – negué con la cabeza pero mis palmas estaba sudorosas

- Eres demasiado desconfiada – dijo y me empujó la frente levemente con su dedo índice – fue un intento de asalto pero no llego a mayores

- Pero... - deje la frase inconclusa no sabía que añadir, era como si de repente mi mente estaba en blanco

- ¿Acaso dudas de tu mejor amigo?

- No – mi respuesta salió de inmediato, Brandon era en quien más confiaba

- Entonces no estés tan tensa – sus manos volaron a mis hombros – nos vemos el lunes – dijo y sus labios chocaron contra mi mejilla, mis ojos se abrieron como platos y esa parte empezó a arder

Antes de poder decir algo, Elián ya estaba en la otra vereda y lo último que vi fue su cuerpo entrando por la puerta de su casa.

Mi mano voló hasta el lugar en donde se habían posado sus labios, mi piel quemaba y mi cerebro estaba envuelto en telarañas.

Aún sentía la sensación de sus labios en mi mejilla, mi mente recreo sus labios y me lo imagine uniéndolos con los míos, sus manos en mi cintura y la mía en su cabello negro, inconscientemente me mordí el labio y cerré los ojos.

¿Pero qué...?

Fruncí el ceño y negué repetidamente con la cabeza, a mí no me podía gustar el idiota de mi compañero de clase, no me podía creer que recree una imagen romántica en mi cabeza con él.

Subí las gradas refunfuñando y llegue a mi habitación, pase por donde estaba Brandon pero estaba durmiendo profundamente, me puse mi ropa de dormir y me cubrí con el cobertor, esperando que Morfeo me arrastré al mundo de los sueños. 

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora