Corrí por los pasillos tratando de llegar a las gradas ya que me encontraba en el tercer piso, sabía que la herida no le iba a detener mucho tiempo porque como él mismo había dicho no le hacía ningún daño, bajé las escaleras corriendo como si la vida me fuera en ello, tenía que llegar a la salida antes que me atrape.
Llegué al primer piso y vi que casi todos estaban allí para irse a sus casa – ¿a qué hora tocó la campana? – seguí corriendo, empujando a algunos chicos que estaban por allí, que lanzaban maldiciones pero eso no me importaba tenía que salir de aquí.
En medio de mi persecución, me choqué con algo o alguien y alcé la vista encontrándome con un Elián mirándome con el ceño fruncido, me levanté y traté de correr pero él no me dejó.
- ¿Qué estás haciendo, Casandra?
- Escapando – respondí en medio de jadeos
- ¿Escapando?, ¿de qué?
- De ti – confesé – eres el verdadero, ¿verdad?
- Pero ¿qué estás diciendo? - sus labios se fruncieron sin entender
- Es que hay alguien que me quiere matar y se transformó en ti
- ¿Qué?, ¿dónde está? – preguntó alarmado, sentí que alguien me estaba mirando y alcé la vista para encontrarme con un Elián mirándome furioso y con una mancha de sangre en la pierna
- Allí – señalé el lugar donde estaba el otro chico y el verdadero Elián miró a donde estaba señalando
- Ve al auto – me dio las llaves – yo voy hacerme cargo de él
- Pero...
- Recuerda, sin reproches – dijo señalándome y yo bufé irritada
- Está bien
Salí deprisa del instituto y llegué al estacionamiento, donde estaba el auto de Elián, abrí la puerta del copiloto y entré, cerré la puerta de un portazo y dejé la mochila en mis piernas.
Miré por la ventana y vi que el cielo estaba despejado, los autos empezaron a desaparecer del estacionamiento dejando solo el auto de Elián y unos dos autos más que estaban un poco alejados.
Suspiré, ya habían empezado a tratar de eliminarme a cualquier forma solo por ser alguien que no encaja en ninguno de los mundos pero no iba a dejarles tan fácil, abracé mi mochila y cerré los ojos, esto era demasiado para una chica de mi edad.
- Casandra – escuché que alguien me llamaba – Cas
- ¿Qué? – balbuceé dándome la vuelta – déjame
- No puedo – se negó – tienes que levantarte
- Cinco minutos más – pedí tratando de volver a hundirme en los brazos de Morfeo
- Creo que no se va a poder – me movió el brazo – llegamos a tu casa hace una hora
- ¿A mi casa? – pregunté abriendo los ojos y me encontré en la sala - ¿cuándo llegamos?
- Si, a tu casa – dijo Elián, quien estaba demasiado cerca para mi gusto – te traje porque te quedaste dormida en mi auto
- ¿Y por qué no solo me dejaste aquí y ya? – bostecé, había dormido mejor que en las últimas noches
- Cuando te quise dejar no me soltaste – confesó – y entre sueños me pediste que me quede
- ¿En serio? – pregunté incrédulamente, no me acordaba que solía hablar entre sueños
- Sí – asintió y se levantó – no podía moverme ya que te abrazaste a mi cintura – sonrió y yo mire hacia otro lado avergonzada, rogando que mis mejillas no estuvieran rojas
- Por cierto ¿qué pasó con el chico que se hizo pasar por ti? – pregunté acordándome del chico que se abalanzó contra mí
- Le dejé en claro que no se te acerque – respondió, encogiéndose de hombros sin importancia
- ¿Lo mataste? – lo miré tratando de tragarme el nudo en la garganta que se me había formado
- Casi pero no
- ¿Qué era? – cuestioné, me había dicho que no era un ángel
- Un ángel caído – informó y yo le miré entre sorprendida y confusa
- Y ellos, ¿por qué quieren matarme?
- Seguro que los ángeles les ofrecieron algo a cambio de que te maten
- Ya veo – dije pensativamente
- Pero lo que me sorprendió fue la mancha de una herida en su pierna – alcé la vista y sus ojos se chocaron con los míos - ¿tú lo hiciste?
- Sí – acepté, fue por defensa propia – cuando supe que no eras tú
- ¿Cómo lo supiste?
- Él era demasiado atento y cariñoso – contesté – tú no eres así, eres todo lo contrario
- Golpe bajo – dijo y yo reí por la cara de ofensa que había puesto
ESTÁS LEYENDO
La Princesa del Infierno
AléatoireCasandra siempre pensó que su mejor amigo a veces se comportaba raro, porque parecía que a él no le importaba su vida mientras ella estuviera a salvo. ¿A qué grado llegaba su amistad para qué él siempre estuviera pendiente de ella como su guardaespa...