Elián.
Había bloqueado la espada con la suya, su cuerpo estaba erguido y su mirada estaba más fría de lo normal, sus labios estaban formando una línea recta y aunque no la pudiera ver, su aura se sentía más oscura, tanto que causaba miedo.
- Lucifer – llamó Gabriel haciendo que yo frunza el ceño – ¿qué haces aquí?
- Gabriel, que gusto verte de nuevo – dijo irónicamente Elián
- No puedo decir lo mismo - Gabriel lo miró sin expresión alguna – así que voy a terminar mi misión y me voy a ir
- Creo que esta vez vas a fallar en tu misión
- Lu, tú sabes que si ella vive va a estallar la batalla de los dos mundos – lo mire sorprendida otra vez escuchaba ese tema – y eso va a desestabilizar a todos los mundos
- Crees que me importa – sonrió – mi única prioridad es Casandra y lo demás queda en segundo plano
- ¿Casandra? – me miro fríamente – con que ese es tu nombre en el mundo de los mortales
- Así que lárgate por donde viniste – dijo Elián y se abalanzó de nuevo sobre el arcángel – desaparece
- ¿Cas? – llamó una voz demasiada conocida para mí - ¿Casandra estás aquí? – volvió a preguntar, escuche pasos que entraban a la casa, ¡por dios, no entres, Brandon!
- ¿Esperabas a alguien? – preguntó el arcángel mirando hacia la puerta
- No es de tu incumbencia – respondí más valiente de lo que esperaba
- Lástima que presencie tu muerte – exclamó y caminó lentamente hacía mí haciendo que mi piel se erizara
- Yo que tú no haría eso – dijo Elián interponiéndose en su camino – no sabes con quien te estas metiendo
- Oh, claro que se con quién me estoy metiendo – su vista pasó de Elián a mí – y no me das miedo Lucí – sonrió malvadamente
- Aléjate – Elián lo retuvo poniendo una mano en su hombro
- Casandra, aquí estás – dijo Brandon llegando hacía mí pero su vista se posó en las dos personas que estaban adelante mío - ¿estás bien? – preguntó preocupado
Asentí haciendo que entienda que estoy bien
- Samael – dijo en un susurro Gabriel – que sorpresa verte por aquí
- Gabriel – los ojos verdes de Brandon se posaron en el arcángel – la sorpresa es mía
- Pero ¿qué hace un hechicero de tan alto status en un lugar como esté?
- No creo que sea de tu incumbencia – respondió y se puso delante de mí – pero supongo el motivo por el que estás aquí
- Tú sabes bien la razón por la que estoy aquí – dio un paso adelante y todos se pusieron en guardia – entréguenme a la chica y me largo – me señalo con la espada
- Creo que eso no se va a poder – dijo Brandon serio – no vas a poner una mano sobre ella
- Yo creo que sí
El arcángel corrió hacia mí aprovechando que los dos estaban distraídos y Dante estaba atrás de mí, vi como el filo de la espada pasó ante mis ojos pero antes que me toqué otra espada lo detuvo con dificultad y lo empujó demasiado fuerte haciendo que Gabriel retroceda hasta la otra pared.
- Tienes suerte – dijo Gabriel mirándome – te salvaron tus guardaespaldas – hizo que desaparezca la espada y caminó por el pasillo – para la próxima no vas a tener tanta – lo último susurró pasando por mi lado y desapareció
Mi vista se posó en el lugar donde había estado Gabriel, mi piel estaba erizada y mi corazón estaba latiendo demasiado fuerte, parecía que iba a explotar, tomé aire tratando de tranquilizarme y vi a Brandon y Elián mirándome con culpabilidad.
¿Por qué el arcángel les había llamado de otra manera?
¿Por qué me llamó Kenya?
¿Por qué quería que muriera?
Esas y más preguntas rondaban en mi mente, no sabía que pasaba pero lo que sea que esté pasando no me gustaba nada, si ellos no hubieran llegado seguramente estaba muerta, pero y Dante, ¿qué había pasado con Dante?, me gire para verlo y me encontré con mi pequeño gato de color negro que me estaba mirando desde el suelo con sus ojos turquesas, me acerque a pasos pequeños y estiré la mano para tocarle, aún no podía creer que mi gato se convirtiera en uno gigante, eso era imposible, ¿verdad?.
- ¿Es un sueño? – pregunté mirándoles – díganme que estoy soñando
- Casandra...
- ¡Esto no es real! – grité cogiéndome la cabeza con las manos - ¡no puede ser real!
- Tranquilízate, por favor – pidió Brandon acercándose
- ¡NO! – dije sentándome en el suelo - ¡esto no es verdad!
- Tienes que tranquilizarte – dijo Elián mirándome – no entres en pánico
- ¿Qué no entre en pánico? – pregunté – a ti no te amenazo de muerte un arcángel
- Tranquilízate y te vamos a explicar – dijo Brandon – no tengas miedo
- ¡Tiene que ser una pesadilla!
- Brandon, duérmela – ordenó Elián
- No pue... - no terminó de decirlo ya que Elián lo cortó
- ¡Ahora! – demandó y Brandon dijo una palabras ininteligibles
Mi cuerpo se relajó al máximo y mi mente cada vez se iba poniendo en blanco, cerré los ojos y sentí que un hoyo negro me iba engullendo hasta un punto en el que ya no podía ver, ni sentir nada.
Mi cuerpo y mi mente habían entrado en el letargo del sueño haciendo que me desconectara de todo y de todos.
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La Princesa del Infierno
RastgeleCasandra siempre pensó que su mejor amigo a veces se comportaba raro, porque parecía que a él no le importaba su vida mientras ella estuviera a salvo. ¿A qué grado llegaba su amistad para qué él siempre estuviera pendiente de ella como su guardaespa...