❛❛ Sus palabras son lo más cercano que he tenido a su presencia.❞
¿Has perdido algo en algún tipo de transporte?
Kim Eunmi, perdió la primer carta que decidió enviar a su madre en el metro.
Min Yoongi, ni siquiera sabe porque la leyó...
—Yoongi, debes contarle algo de tí ya. Su desesperación está reflejada en las letras. ¿No puedes verlo? —Dijo Jungkook después de leer la carta que Yoongi pidió que leyera.
—No es tan sencillo, Kookie. —Murmuró el mayor de los dos. —¿Y si me imagina de otra forma y se decepciona al saber que no soy como ella creía?
El castaño con ojos tiernos suspiró y negó con la cabeza: —Claro que no se decepcionará. —“Aún si no lo crees, eres el tipo ideal de Eunmi.” Jungkook simplemente podía pensarlo. No tenía mucha idea de cuál sería la reacción de Min Yoongi al saber que antes que él, Jungkook ya sabe quién y cómo es Kim Eunmi.
—Tú que vas a saber, ¿Ya la conoces? —Gotas de sudor frío comenzaron a brotar en la frente cubierta del castaño, quién negó rápidamente.
—N-no tengo idea de quién es. Si fuera así ya te habría dicho, hyung.
—No quiero que me digas. Ya lo dije, con las cartas estoy bien, no necesito más. —Refutó Yoongi.
—Entonces, ¿Por qué te limitas al hablar de tí, si solo son cartas? —La sonrisa de conejo bebé de Jungkook fue mostrada por segundos después de sus palabras; Yoongi con las cartas puestas en su contra por el mismo, asentó con la cabeza.
—Esta bien, Jeon Jungkook. Tu ganas. —Habló Yoongi.
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Las clases de Jungkook habían terminado desde hace una hora, su mejor amigo se había ido a casa desde hace veinte minutos, y él seguía ahí.
El castaño más joven de toda la facultad miró la entrada hasta ver salir por ella a quién buscaba; cosa que consiguió casi media hora después.
Los pasos grandes sonaban cerca de la puerta, la cual fue abierta: —¡Namjoon hyung! —Exclamó Jungkook al mirar a su rubio compañero.
—¿Jungkook? Tus clases terminaron desde hace un rato ¿Por que sigues aquí? —Preguntó extrañado el rubio.
—Eunmi quiere saber sobre Yoongi. Yoongi quiere saber sobre Eunmi. —Comenzó a hablar el castaño. —¿Me ayudas?
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