❛❛ Sus palabras son lo más cercano que he tenido a su presencia.❞
¿Has perdido algo en algún tipo de transporte?
Kim Eunmi, perdió la primer carta que decidió enviar a su madre en el metro.
Min Yoongi, ni siquiera sabe porque la leyó...
—Esta bien, iré a dejar la carta a su casillero y los veo en la entrada. ¿Sí? —Trató de confirmar Yoongi con un millón de nervios en su ser.
Los tres dentro del auto asintieron y vieron al rubio bajar del auto y caminar discretamente entre todos los que estaban ahí.
Namjoon estacionó el auto lo más lejos de la facultad, pues si querían que Eunmi no se diera cuenta, debían ser muy discretos.
Jungkook riendo por la torpeza de Namjoon bajó la caja de regalo que ayudó a arreglar con Seokjin. Namjoon esperó a que después de las risas de Jungkook, éste le diera las bonitas flores que buscó durante toda la mañana.
—Debemos estar en la entrada en un rato. —Dijo Jungkook mirando su reloj.
—Pero, Yoongi dijo que debíamos estar ya. —Dijo Namjoon.
—Si, pero tres idiotas parados con un regalo y un ramo de flores en la entrada llamarán mucho la atención. ¿No crees?
Yoongi caminaba mirando por todas partes esperando a que nadie lo vea.
—Hmm, estoy buscando el casillero de Kim Eunmi. —Habló muy bajo. La mujer miró a quien estaba frente a ella: —Necesito tu nombre, no puedo dar información a cualquiera que llegue.
El rubio miró detrás de él y a su lado antes de responder: —Min Yoongi.
—¡¿Min Yoongi?! —Dijo sorprendida. Yoongi pidió silencio inmediatamente e hizo entender que no era bueno anunciar su presencia. —Oh, su casillero es el número 57. —Habló susurrando.
Yoongi agradeció y caminó a dónde se le indico que estaban los casilleros.
—54, 55, 56... 57. —El simple número del casillero lo hacía sentir tan nervioso que juraba que en cualquier momento desmayaría. Yoongi miró la carta que tenía en sus manos y trató de meterla rápidamente.
Tras tal movimiento que se veía exitoso, la carta cayó por la otra abertura del casillero.
—Demonios.—Se quejó bajando para levantar la carta que lucía completamente diferente a la que él llevó.
—¿Será? —Se preguntó leyendo la dirección del remitente. La misma dirección que leyó en la carta que lo llevó a Eunmi.
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