Love letters to Min Yoongi.

Trigésimo Séptimo Capítulo. [ 3/3 ]

—Yo solo digo que comer un hot dog al “estilo americano” no es comerlo con palillos, hyung.
—Repitió Namjoon con carcajadas en medio de sus palabras.

—Vamonos. —Llegó Yoongi jalando del brazo a Jungkook.

Jungkook se soltó del fuerte agarre y detuvo los pasos del mayor: —¿Por qué? ¿Y Eunmi?

Namjoon, Jungkook y Seokjin miraban confundidos a Yoongi.

—No puedo verla hoy. —Contestó limpiando las lágrimas que comenzaban a salir de sus ojos.

—¿Por qué? —Preguntó Jungkook consternado.

Yoongi extendió su mano derecha y dejó que Jungkook tomara la carta que tenía.

—¿Es...?

—La madre de Eunmi. —Respondió Yoongi dejando que terminaran de leer la carta. —La envió en su cumpleaños, y habría sido maravilloso ¡Si esa estúpida carta no hubiera dicho que no la quería ver de vuelta!
Yo no quiero verla, no puedo. Ni siquiera estoy seguro de si quiero dejar la carta de vuelta, no quiero que la verdad le rompa el corazón a Eunmi.

Sus tres amigos estaban completamente sin palabras, no tenían idea de que decir o que hacer.

—¿Entonces? —Preguntó Seokjin.

—Entonces vámonos. Tengo que escribirle algo a Eunmi antes de que piense que olvidé su cumpleaños.

—O, puedes regresar y seguir con el plan. —Sugirió Jungkook viendo cómo Yoongi emprendía camino al auto.

—Jungkook, no puedo hacerlo. No quiero que esto la destruya. —Yoongi señalaba la carta y Jungkook negaba con la cabeza.

—Puedes solo, ocultarla.

—¿Ocultarla? —Preguntaron Namjoon y Seokjin al unisono.

—¿Y si ella quiere escribirle de nuevo? —Preguntó Yoongi desesperado.

—Hmm, la última vez que hablé con ella, no solo hablé sobre tí. —Todos estaban atentos a lo que salía de la boca de Jungkook. —También hablamos sobre su madre.

Yoongi aún tenía lágrimas en sus ojos, pero éstas iban disminuyendo cada que Jungkook decía algo más.

—Tu padre es amigo del padre de Eunmi, ¿Lo sabías? —Yoongi y Seokjin se mostraron sorprendidos y negaron al mismo tiempo. —Lo imaginaba. Bueno, en realidad tu padre era amigo de su madre y por lo tanto también amigo de su padre.
Cuando ella se fue su padre quiso cerrarse a todo lo que la vincularán con ella pero, cuando se enteró que ustedes salían, dijo que tendría que abrir todos los mensajes no deseados que tu padre se daba la tarea de enviar.

Yoongi, Seokjin e incluso Namjoon solo miraban perplejos a Jungkook, esperando que todo lo que decía viniera con una explicación.

—En fin, su padre le dijo que si ella quería, él intentaría llamarla y hacer que pasara su cumpleaños con ella; pero, Eunmi dijo que no, pasó mucho tiempo pensándolo pero, al final dijo que no. Porque tal vez así debía ser, porque tal vez la felicidad que ella buscaba en su madre, en realidad debía buscarla en alguien más; en alguien como tú. —Jungkook terminó de hablar, y en verdad esperaba que sirviera de algo. —Ella dejó de pensar en su madre desde que Min Yoongi comenzó a llenar su corazón.

—Jungkook, en verdad no puedo hacerl...

—No puedes hacerlo, ella tampoco. Pero deben hacerlo, deben conocerse y deben de mostrar su amor tanto como lo hacen en sus cartas. —Jungkook tomó la carta de la mano de Min Yoongi y la guardó en el bolsillo de su pantalón. —Habrá tiempo para esto después.

—Vamos, Yonnie. Ella realmente debe querer verte. —Seokjin sonrió y esperó que Yoongi también lo hiciera.

—Solo espero no desmayarme. —Suspiró Yoongi limpiando las pocas lágrimas que aún vivían en sus ojos.

—No te preocupes, si lo haces, yo lo grabo. —Rió Jungkook haciendo que ahora todos lo hicieran.

Los cuatro tomaron lo que habían dejado en el piso y se encaminaron a la entrada, como en el principio debía ser.
Yoongi caminó al casillero de Eunmi al olvidar completamente que la carta que escribió él, seguía en el casillero.

—¿Es de Min Yoongi? —Preguntó Chaeyoung al ver que Eunmi abrió su casillero por décima vez en el día.

Eunmi miró el remitente y asintió con una enorme sonrisa.

—Te dije que tal vez era un error de la oficina de correos. —Sonrió entusiasmada Chaeyoung. Eunmi abrió la carta y la leyó completamente confundida; Chaeyoung al ver la expresión de su amiga, se acercó para leer lo que confundía a Eunmi. —¿Que significa? —Preguntó extrañada.

Yoongi al escuchar todo eso sintió que su corazón estaba a nada de explotar completamente, pues si él seguía ahí, su plan de arruinaría.

—De-debo ir a la entrada, supongo. —Dijo Eunmi. Yoongi giró sobre sus talones y trató de caminar rápidamente a la entrada, pero si el chico de primer semestre no hubiera estado parado justo detrás de él, Yoongi no habría tropezado ni captado la atención de Eunmi.

—¿Estás bien? —Preguntaron todos los que estaban ahí, incluyendo Eunmi y Chaeyoung. Yoongi estaba tan sonrojado que juraba que iba a morir.

El rubio se levantó y evitó mirar a Eunmi, pero realmente no pudo evitarlo. Era ella, era la chica del metro, la chica que llegó a su trabajo y la chica que vivía en el fondo de pantalla de su profesor.

—¿Estás bien? —Preguntó Eunmi de nuevo.

—No en realidad. —Respondió sin palabras. Eunmi miró a Yoongi con la misma curiosidad que él la miraba.

—¿Yo-Yoongi? —Preguntó sin poder creer quién estaba frente a él.

—Eunmi. —Sonrió enormemente Yoongi.

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—E-eres tú. —Sonrió Eunmi, pero yo seguía sin palabra alguna. Eunmi me miró un par de segundos más y sin dudar me guardó entre sus brazos.

Su cabello era castaño oscuro, tan oscuro como sus ojos y tan hermoso como su sonrisa. Su voz tan dulce como su aroma y tan pacífica como su presencia.

—Realmente eres de pocas palabras. —Rió levemente en mi hombro.

Eunmi se separó segundos después y miró de nuevo mis ojos, pero yo, seguía sin palabras aún, pero con un millar de pensamientos sobre ella.

A veces necesitas tener a alguien enfrente de tí solo para saber qué piensas exactamente de esa persona.

Mirándote de la misma manera en la que tú lo haces; porque no, no necesitas que te mire con más amor del que tú le miras, para saber que te corresponde tanto como tu corazón soñaba que lo hiciera.

—Te quiero. —Fue lo primero que pude decir.

Eunmi sonrió, sonrió como siempre creí que lo hacía y sus ojos brillaron más de lo que yo pensaba.

—Yo te quiero aún más.