Guerra

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Jimin despertó.

Abrió los ojos lentamente y miró a su alrededor.
Calabozo.

Intentó recordar lo ocurrido.

Lo último que recordaba era un terrible dolor, sangre, y luego nublarse todo. Se había desmayado probablemente por el dolor.

Su ala.

Rápidamente trató de moverla para comprobar su estado pero al desplazarla tan solo un centímetro sintió de nuevo el dolor infernal recorrerle toda la extremidad.
Ahogó un grito y suspiró, giró la cabeza y muy lentamente extendió la ala.

Casi inmediatamente empezó a llorar sin poder apartar la vista.

Su ala estaba destrozada. Tenia una gran herida atravesándola y varias marcas de pisadas, las plumas pegadas por la sangre y alguna que otra herida menor alrededor de la más grave.
La herida estaba muy cerca de la articulación principal.

Probablemente no podría volar de nuevo.
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Jimin estaba acurrucado en una esquina, apoyado sobre su ala buena y aún con la otra extendida, había intentado vendar la herida pero le había sido imposible, las plumas pegadas por la sangre seca no se separaban y apenas podía moverla muy lentamente.
Se había obligado a dejar de llorar, por su cuerpo, no sabía cuanto tiempo pasaria allí y podría ser que no lo alimentasen, y no quería morir de deshidratación.

No así.

Sabía que Yoongi estaría intentando mantener contacto con él. Y de verdad quería verlo, pero le daba miedo decirle eso.

Lentamente el sueño le venció y cayó dormido esperando que el mayor entrara en su cabeza.

—Jimin

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Jimin. 

Jimin. 

Jimin despierta... 

El pequeño rubio abrió los ojos y se levantó buscando la voz que ya conocía

¿Yoongi?

El mayor apareció delante suyo. Su rostro estaba desencajado, necesitaba respuestas.

¿Que te ha echo?

Jimin recordó que en el sueño su ala estaba bien por lo que Yoongi no podía saberlo.
Pero aun así no se lo ocultó dejando que el mayor lo abrazara mientras lloraba.

¿Que te ha echo...? Muéstrame...

Jimin se separó un poco y se concentró en su aspecto real.
No tardó en aparecer.
Su ropa sucia, mojada, rasgada y muy ensangrentada, su cabello despeinado y sucio, sus ojos rojos e hinchados y su rostro rasguñado, y la ala extendida, cual pájaro al no poder recogerla bien.
Las heridas en la extremidad y la que la atravesaba por completo, la sangre y las pisadas, las plumas desordenadas y sucias, algunas rotas.

Ángeles y Demonios, 14 Razones Para Terminar La Guerra [BTS-Got7]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora