Alas cortadas

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En cuanto Jungkook llegó a su casa, soltó a Taehyung quién dejó escapar un suspiro. Había aprovechado el viaje para acariciar discretamente las negras alas del demonio.
Pero el gesto no había pasado desapercibido por el menor.

  —¿Las echas de menos?

  —¿El qué? —preguntó intentando fingir que no sabía a qué se refería.

  —Tus alas...

Taehyung bajó su cabeza. Movió sus brazos casi abrazándose a si mismo asta tocar con la yema de sus dedos la parte donde antes se situaban sus alas. Notando el ardiente dolor que había aparecido tan solo hace unos pocos días en esa zona.

  —...Sí... —murmuró dejando caer sus brazos.

El menor se acercó, curioso.

  —¿Puedo ver? Las heridas digo...parece que te duelen.

  —Estoy bien —dijo sin más.

  —No he preguntado si estás bien.

Taehyung observó al menor unos segundos antes de quitarse la camisa negra y dejar a la vista las dos heridas que marcaban el lugar donde antes se situaban sus hermosas y blancas alas.
Jungkook se acercó al rubio y examinó las heridas, algo no estaba bien.
Las dos marcas estaban ya cicatrizando, pero tenían un color oscuro, un negro que se expandía por toda la herida.
Levantó una mano y acarició la herida solo por encima. Notando un sobresalta y una mueca de dolor por parte del mayor.

  —¿Te duele?

  —Solo un poco...

Suspiró y volvió a ponerse frente al ángel.

  —¿Qué sientes por los ángeles?

  —Los odio a todos.

Jungkook no solo se sorprendió por eso, ya que los ángeles no podían sentir odio. Si no que, sus ojos tomaron un destello rojizo al decirlo. 

No fué muy dificil adivinar lo que sucedía.

Taehyung se estaba corrompiendo.

Jungkook no dijo nada más en las ultimas cuatro horas

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Jungkook no dijo nada más en las ultimas cuatro horas. Sabía como funcionaba esto, acabaría transformándose en un demonio,  si sobrevivía al cambio, claro.

Por otra parte, el ángel se había pasado las cuatro horas observando detenidamente al menor. Tenía un cabello negro hermoso, junto con sus alas, sus ojos rojizos casi negros por el intenso color que los poblaba, también su piel, era bastante blanca para ser de un demonio. Pero el contraste era delicioso.

Taehyung lamió sus labios. Su cuerpo, era perfecto, no podía verlo debajo de su ropa pero se hacía una idea por como caminaba o la fuerza que poseía.

En un momento en el que el menor se levantó de la mesa para ir a recoger un par de cosas Taehyung no desaprovechó. Se levantó tras él y le dió vuelta estampándolo (no tan fuerte) contra una de las paredes.

Ángeles y Demonios, 14 Razones Para Terminar La Guerra [BTS-Got7]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora