En el inframundo, no hay normas, no hay leyes, apenas hay límites.
los demonios son despreciados y marginados por controlar magia negra y pensar fríamente. Lo que mantiene un odio a los ángeles.
En el paraíso, hay muchas normas, hay muchas leyes...
Jaebeom tuvo que sujetarse de una pared para no caerse cuando YoungJae se abalanzó sobre él. El rubio no dudó un segundo en abrazarlo con todas sus fuerzas, tenia las manos ensangrentadas, pues hacía pocos segundos que Jackson habría apretado la lucecita, estaba herido, no tan grave, pues Mark había llegado a tiempo.
Jaebeom sonrió alzando al menor en el aire por la cintura, consiguiendo una sonrisa de parte del ángel.
—¡Volviste!
Abrazó el cuello del pelinegro aún sin tocar el suelo con los pies. Jaebeom besó su mejilla suavemente y susurró cerca de su oreja.
—Te dije que volvería, por qué me necesitas...y yo también te necesito pequeño...—notó como el ángel estrechó el abrazo— ...gracias, YoungJae, por enseñarme que también sois personas pero con alas blancas...gracias por haberme aguantado a pesar del daño que te hice...y gracias por esperarme...
El menor se separó un poco y sonrió ampliamente, apoyando las manos en los hombros del demonio, y balanceando sus pies en el aire.
—Eso es bonito...
—Como tú, pequeña estrella...
Y Jaebeom sonrió cuando sus mejillas se sonrojaron, y sonrió aun más cuando el menor no se apartó al juntar sus labios con los suyos. Dejó delicadamente al rubio en el suelo y lo estrechó contra su cuerpo, descubriendo gustosamente lo bien que sabía el amor del menor.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡¡Namjoon!!
Seokjin se abalanzó al cuello del demonio abrazándolo con fuerza. Había tenido tanto miedo. Tanto miedo.
—Está bien...estoy aquí...
Namjoon besó el cuello del más bajo y rodeó su cintura con sus brazos. Seokjin dejó que sus lágrimas cayeran, estaba bien, ya estaba bien.
Sollozó sin soltarlo notando algunas quejas del menor, pero no quería soltarlo, había querido durante todo ese tiempo que lo abrazara y no lo soltarse, que ahora tenia miedo de que no pudiera abrazarle otra vez si le soltaba.
—Está bien, amor...no llores, estoy aquí...
Namjoon besó la mejilla del pelirosa y este sonrió un poco. Pero la sonrisa volvió a desaparecer en cuanto vió la sangre en sus manos.
—¡E-estas herido...!
Seokjin se alarmó buscando el origen de la herida ignorando las súplicas del moreno para que dejara de preocuparse, pero la preocupación solo aumentó cuando tocó su pecho y Namjoon soltó un quejido grave, se podía ver un agujero en la negra ropa y un pequeño palo saliendo de la herida.
—¡U-una flecha! ¿¡Donde está BamBam!?
Namjoon agarró las manos del ángel y lo hizo detenerse.