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- ¡Vamos Jennie! No seas aguafiestas, será divertido - Esta era quizás sea la novena vez que trataba de convencer a Jennie de que entrara al estanque conmigo, y no voy a mentir, verla en ropa interior era una de las intenciones por las cuales aún no me rendía.

Oh bueno... esa era la única y principal intención.

- Te dije que no. Ponte tú ropa y vámonos - Por un momento noté que me estuvo mirando más de la cuenta, sinceramente esto provocó que mi ego se elevara un poco - ¿Por qué no? Eres una aburrida... - Sonreí al notar que mi comentario la afectó, me acerqué a la orilla y repose mis brazos en el pasto un tanto húmedo.

- Jennie, Jennie, Jennie. Anda... ¡Será divertido!

- No.

Suspire con resignación, pero antes de que pudiera dar un paso atrás un plan se me vino a la mente, un plan que quizás hará que Jennie me odie más de lo que ya lo hace.

- Ven, ayúdame a subir - Rodó los ojos. Sin embargo, se acercó a ayudarme. Extendió su mano, la cual recibí con gusto - Jennie.

- ¿Que?.

- No me odies.

Jale de su brazo provocando que cayera al estanque en un abrir y cerrar de ojos. Diosito no permitas que me mate.

- ¡Jisoo! - Por unos segundos pataleo tratando de equilibrarse en el agua, cuando logró estabilizarse su mirada la cual me di cuenta que tenía un toque felino se posó en mi persona.

- Sí, así me llamo. Un gusto - Extendí mi brazo en forma de saludo, quizás bromear la relaje un poco, pero lo que no me esperaba era
sentir los brazos de Jennie en mi cabeza y prácticamente vivir un intento de ahogamiento.

- Mis pulmones ¡Estúpida! - Me queje cuando mi cabeza por fin pudo salir del agua.

- ¡¿Ahora como voy a volver al campamento?! Estoy toda mojada.

- ¿Caminando? Digo, no pienso cargarte, ya te voy avisando.

En ese momento de verdad sentí el verdadero terror al ver a Jennie nadar hasta donde me encontraba - Ehm... ¿Jennie? - reí nerviosa mientras me alejaba levemente.

En ese momento comenzó una pelea de quien ahogaba a quien primero, y déjenme decir que yo iba perdiendo, al parecer había desatado su mal genio... y vaya que era sexy.

- ¡B-Basta! - La tome de las dos muñeca entre risas, sin darme cuenta ya la tenía contra la orilla, su espalda estaba apoyada en una roca que sobresalía del agua, el cual era casi de su misma altura.

La mire detenidamente entre el pequeño silencio que se había formado.

Grave error.

Sus prendas estaban totalmente pegadas a su piel y lo peor de todo es que traía un polo de color blanco, por consecuente la vista era aún más erótica.

- ¿Te gusta la vista o que? - Salí de mi vergonzoso transe al escuchar la voz de mi contraria - ¿Quieres que sea sincera?

Me dio un poco de gracia en el momento que rodó sus ojos, aún tenía mis manos sujetándola de las muñecas y no sabes cuándo me sorprendió que no tratara de liberarse.

CAMPAMENTO DE LESBIANAS | JENSOO & CHAELISA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora