CAMPAMENTO DE LESBIANAS | JENSOO & CHAELISA

Fin

Vi sus ojos reflejados por la luz de la luna. El lago se movía entre sutiles olas y el aire descontaminado del bosque azotaba mi cabello. Un cálido sentir se pozo el dorso de mi mano, mire hacia aquella dirección, encontrándome con la de Jisoo. Subí sutilmente la mirada, para buscar su rostro. Ella se veía distraída, probablemente estaba sumergida en sus pensamientos.

Mire hacia donde estaba mirando, mientras poco a poco escabullía mi mano en la suya, para de esta manera entrelazar nuestros dedos.

Ninguna dijo nada. No era necesario.

No voy a mentir. Lo último que pensé en que iba a hacer en este campamento, era terminar con una chica tomándome de la mano, tan fuerte que probablemente no tenía intensiones de dejarme ir.

Durante el regreso a la cabaña, ninguna trató de formular alguna palabra.

Cerré la puerta detrás de mi y le coloqué seguro. Camine hasta el armario y saque ropa más cómoda.

Mire de reojo a Jisoo.

- ¿Sucede algo? -Interrogué sin siquiera mirarla.

- No, no. No es nada. Hmm... ¿Tú estas bien?

- Si, si. Lo estoy. ¿Acaso dije algo malo? -Trate de volver al tema inicial. Jisoo me miró de arriba a abajo. Sus penetrantes ojos sólo lograron intimidarme un poco. Negó con la cabeza y se quitó la camisa.

Fruncí mi ceño en desaprobación.

- ¿Qué? Como si fueras a ver algo que no hubieras visto antes -Dijo con cierto tono divertido, que, usualmente me hubiera molestado, pero en ese caso... no. Aquella no-tan-divertido comentario, hizo que las cosas se sintieran menos tensas.

Además, ya estaba acostumbrada a sus típicos comentarios.

«¿Preparada para perder?»

«Como si fueras a ver algo que no hubieras visto antes»

Entre unas que otras más que son algo subidas de tono, las cuales no mencionaré.

- Como sea. -Alce mi hombros. Tome mis vestimentas y me abrí camino hasta el baño. Sin embargo, una mano sujetándome de la muñeca me impidió mi cometido.

Poco después, sentí su pecho apegarse a mi espalda. Subió sus manos hasta mis hombros y las fue bajando por el camino de mis brazos, hasta rodear mi cintura y acercarme más a ella.

Mi respiración comenzó a fallar. ¿Cómo mierda se respiraba? Exhala, inhala ¡Espera! Es al revés. Inhala, exhala. Maldita sea. Toda mi cordura se fue al tacho de basura cuando sentí su respiración en mi cuello.

Sus dientes mordieron con sutileza el lóbulo de mi oreja, luego fue bajando por toda la longitud de mi cuello hasta termina en mi hombro. Una risilla egocéntrica salió de su garganta. Fruncí mi ceño y de un golpe; me alejé.

- Que te den, Jisoo.

Me agache para tomar mi polo, el cual se había caído debido a la caliente escena.

Cerré la puerta con fuerza. Apoye mi espalda en la madera y me deje caer poco a poco.

En realidad, no me molesto lo que estaba haciendo. Pero, recordar que este sería nuestro último día aquí... mierda. Ni siquiera debería ponerme así. Ella y yo vamos a estar en la misma ciudad.

Aunque es cierto que nunca dijimos en que puntos estaríamos. Seoul es grande. No tan grande como Rusia o Brazil. Pero en el hipotético caso que estuviéramos de extremo a extremo... Oh. No debí pensar en eso. Ahora me siento más agobiada que antes.