El Destino Nunca Cambia

Una "sana competencia"

El fin de la primera semana donde Hanamaru y Nanami empezaron a entablar una amistad estaba por finalizar, el glorioso viernes había llegado, lo cual significaba que tanto estudiantes como docentes podrían relajarse en sus casas para olvidar aunque sea por un par de horas sus deberes... pero claro... para poder hacer eso, primero debían terminar el horario de clases, que para mala suerte de la castaña literatura no había para ella, pero Yoshiko sí la tendría que enfrentar ese ramo y justo a la última hora de su gran día.

Yoshiko sabía que tenía que concentrarse en la clase, pero simplemente no podía, hoy era el gran día que salía la nueva versión del modo multijugador de su juego favorito, para eso ya tenía a su equipo listo y dispuesto para ganar, tenía el tiempo cronometrado para llegar a la casa de Dia, conectar el juego para que se descargara la actualización, esperar la conexión de Kanan, Sarah y de imprevisto de You, ya que Leah las había abandonado por alguna razón, y con todo el clan unido podrían competir a nivel mundial.... claro que primero tendría que apurar al maldito reloj que al parecer quería evitar su viernes de peleas.

-Vamos... vamos... ¡Apúrate! Necesito que estos treinta minutos pasen lo más rápido posible- pensaba mientras "leía" su libro de materia-

-De todos los días posibles... justo hoy tenía que ser el más lento- se cuestionaba Nanami mientras escribía en el libro de materia- dejé la consola descargando la actualización, cuando llegué tendré tiempo suficiente para comer, cambiarme de ropa y esperar a que los demás del clan se conecten, pero antes debo probar la nueva arma que obtuve en ese evento- pensaba seriamente- mi yo del pasado ahora estaría ofendida con mi fanatismo con los juegos... pero cuando te encierran tres meses en un departamento y tu única entretención son los videojuegos obviamente terminarás así-

Se preguntarán si acaso es casualidad que tanto Nanami como Yoshiko deseen que la clase termine lo más pronto posible, pues no, en realidad cada una era fan de cierta saga de juegos de guerra que justo hoy estrenaba una actualización más que esperada por los jugadores, y ellas obviamente querían probarla el mismo día, pero por rubros distintos, la menor ya tenía claro que su profesora de literatura era una gamer hecha y derecha, conocía las mejores técnicas para los juegos de estrategia como también de las mejores armas para los distintos modos de pelea o guerra que tienen otros, esto lo supo ya que todos sus ensayos eran sobre eso, y siempre recibía al reverso consejos o argumentos para potenciar ya sea un personaje, un arma o evaluar los beneficio de ciertas modalidades.

Lo único que lamentaba el ángel caído es que nunca tenía tiempo para conversar en privado sobre esto, sus únicas referencias eran los apuntes que Toudo dejaba en sus ensayos, que ahora empezaron a ser documentos sagrados para la Minami menor, y la joven no exageraba, las pautas estaban tan bien explicadas que podías llegar a pensar que era el propio creador quien escribía eso, quizás fue gracias a esos recuerdos y el hecho de que revisara la nueva hoja de su actual "texto sagrado" que estudiante al fin escucho el hermoso timbre que indicaba la salida de clases.

-Buenos niñas, hasta aquí llega la clase de hoy- dijo sosteniendo su bolso- los ensayos que faltan deben entregarlos la próxima clase antes de empezar la prueba, espero que no hayan tenido ninguna duda sobre la materia y espero que tengan un buen fin de semana- sonríe- hasta luego señoritas-

En eso todas iban a responder a la despedida de su profesora pero ven como estaba corriendo en los pasillos mientras evadía a distintas alumnas y docentes que deseaban hablar con ellas, pero claro, no era la primera vez que Toudo Nanami lo hacía, ya que ella más de una vez expresó que los viernes eran días sagrados donde debías llegar lo más pronto posible a tu casa, quizás eso explicara que el curso se motivara en salir tan pronto como la peliazul mayor se fue, logrando que Yoshiko pudiera entrar a la sala de su hermana, para tomar su bolso y apurarla para llegar a la casa de las Nishikino.