Un mes había pasado desde que las clases empezaron en donde las Minami se volvieron conocidas de distintas formas, una por su peculiar personalidad y otra por sus habilidades en cierto ramo, donde superaba sin problemas los requisitos que, además de eso, Toudo Nanami terminó siendo bastante querida en todo UTX debido a su carismática personalidad y perfecto sentido del humor, el cual siempre estaba presente junto una radiante sonrisa, que muy pocas veces no se veía en ella, y eso era cuando las estudiantes no llegaban a tiempo o bien no cumplían con lo que se pidió durante la clase.
Quizás fue eso lo que llamó la atención de Hanamaru, junto con los bastos conocimientos que tenía su profesora, que todos los días lo demostraba de a poco, en realidad no sabía si era eso. O bien, era una pequeña voz en su interior que decía que Toudo Nanami en realidad tenía una personalidad aún más interesante pero no la dejaba salir a la luz por alguna razón. No es que odiara o encontrara falsa la forma de actuar de la docente, solo que la castaña al ver a la peliazul sentía un aura más elegante y serio en ella, que contrastaba abruptamente con su forma de ser, pero no eran más que dudas sin sentido según ella.
A diferencia de otras mañanas, Hanamaru se había despertado más temprano de lo usual, el hecho de no haber podido entregar más de un ensayo la semana anterior la mantenía bastante desconcertada ¿cómo era posible que ella no fuera lo suficientemente organizada para tener tiempo de sobra para sus ensayos? Según la castaña, ese cambio en sus tiempos la dejó bastante confundida, y con su sueño ya interrumpido sabía que no volvería a dormir, no porque no pudiera, sino eran sus pensamientos los que evitaban eso, así que aún en pijama, la joven decidió ir a preparar un rápido desayuno que llevaría a su cuarto, eran las cinco de la mañana, así que tendría suficiente espacio libre para hacer los trabajos que necesitaba junto con los extra que deseaba hacer.... o eso es lo que desearía que fuera la realidad.
La castaña, se levantó de su cama y deslizó la ventana para ver que el cuarto de su hermana estaba bastante ordenado, para después tratar de no reírse al ver que Yoshiko en cualquier momento podría caerse de la cama debido a que su manga favorito estaba sobre su cara, suspiró para luego empezar su día más temprano de lo que esperaba. Luego de treinta minutos, Hanamaru iba de camino a UTX absorta en sus pensamientos y en los recuerdos del día de ayer, donde por accidente escucho una discusión de su madre con otras voces que sonaban familiares pero no podía recordar de donde, solo había escuchado un pequeño fragmento hasta que su madre la había visto.
Ella había entrado a su casa el domingo por la tarde, llevaba el encargo que su madre solicitó hace una hora a través de una llamada de teléfono, si bien al comienzo empezó a reclamar porque Yoshiko estaba más desocupada al final dejó de quejarse porque sabía que eso solo significarían problemas para ella, fue en su regreso que vio un auto al frente de su casa, por la matrícula sabía que no era de sus abuelas, ni mucho menos de su mamá, así que dudosa abrió lentamente la puerta para luego cerrarla, y fue en ese momento que escucho un "¡Está es mí casa y yo decidió lo que se hace o no!", "¡No puedes evitarlo siempre Kotori", "¡Sonoda o no, debes ir, es lo que corresponde!", "¡No pueden obligarme en hacer algo que no quiero, no son mis madres!" Eso fue lo único que escuchó, ya que por un descuido su madre la vio, pidió el encargo para luego pedirle que fuera a buscar a Yoshiko, que estaba en la casa de Kanan, dudosa aceptó pero cuando regresó a su casa, Kotori estaba sola, no había rastro de alguna discusión, y cuando pensó en decir algo la peligris ya se había retirado a dormir.
Cuando Hanamaru había terminado su pequeño recuerdo, recién logró percatarse que ya estaba en UTX, específicamente en la azotea y que había alguien recargado en una baranda apreciando la vista de Akibahara a las seis de la mañana, fue por casualidad que logró fijarse que la persona frente a ella era Toudo Nanami, que tenía una mirada melancólica, como si en el amanecer hubiera alguien que nunca más podrá ver, junto con el aura que ella siempre había encontrado interesante, la hacía ver como si fuera alguien fuera de este mundo, como un espíritu que fue condenado a vivir el resto de su vida como un forajido anónimo, la castaña estaba tan centrada en sus pensamientos que no se percató de que su bolso se cayó.
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El Destino Nunca Cambia
Fiksi PenggemarEl Destino... muchos dicen que solo existe uno... pero al final no es así... por que el destino son distintas líneas que se entrecruzan y se separan creando miles de opciones... cada acción, cada desición que nosotros tomemos lo puede alterar o pued...