Amando a un hombre lobo

Chapter 1.

Al abrir mis ojos no puedo ver nada. Toda la habitación se encuentra a oscuras y cada vez que parpadeo, mil sombras aparecen en mi camino. Intento concentrarme en el único ruido que se escucha para poder descifrar que es. Escucho atentamente, hasta que reconozco el sonido y comienzo a reirme sola. El ruido molesto son los ronquidos de Stiles. De a poco voy recordando que accedí a dormir en su habitación. Recientemente, Stiles tuvo una pequeña pelea con Malia y me había convencido de pasar la noche en su cuarto para contarme lo sucedido pero nunca pasó. A los dos segundos de apoyar su cabeza en la almohada, Stiles se quedó porofundamente dormido. No me puedo quejar, a mí me pasó exactamente lo mismo.

Estiro mi brazo para poder encender la luz del velador. Al presionar el botón, una luz tenue ilumina la habitación dejando al descubierto a mi hermano menor, durmiendo con la boca muy abierta y con el ceño fruncido. Decido sacarle una foto y estorsionarlo con esa foto mas adelante. En el mismo instante en que presiono el botón para sacarla me acuerdo que tengo el flash activado, el cual ilumina la habitación como si fuera un trueno.

Stiles se despierta, con mucha cara de dormido y grandes ojeras, intentando entender que sucede. No pude evitar reirme nuevamente, a lo que él me mira raro, produce un ruido bastante extraño con su boca y se da vuelta para dormirse, dándome la espalda. 

Salgo despacio de su cama intentando no hacer ruido para no volver a despertarlo. Apago el velador y me encamino fuera de la habitación. Al darme la vuelta choco con mi padre. Tiene puesto el pijama y está descalzo, después me dice a mí que si ando descalza ensucio las sábanas...

-"¿Qué haces despierta? Son las cuatro de la madrugada"

-"Me quedé a dormir en el cuarto de Stiles pero sus ronquidos no me dejan tranquila". Mi padre asiente y mientras se aleja hacia su habitación susurra: "Ve a dormir hija".

Abro la puerta de mi habitación y la cierro sin hacer ruido. Al girarme lanzo un pequeño grito al ver una sombra en mi habitación. Prendo la luz y mi cuerpo se debilita.

Kate Argent se encuentra parada cerca de la ventana con una sonrisa maliciosa en su rostro. A decir verdad, ésta mujer me da demasiado miedo. No sé como me voy a defender si en algún momento ella, o cualquier otro, me quiere atacar.

Incómodamente y con nerviosismo, decido entablar una conversación. Intento sonar ruda pero el temblor de mi voz me delata.

-"¿Qué demonios haces aquí?"

-"Solo verificando algo. Parece que a Derek le gusta las mujeres rubias. Paso a comentarte el por qué estoy aquí". Con sus manos toca todo lo que encuentra en su camino hasta que en mi escritorio encuentra los bocetos de muebles y decoración que estuve haciendo hace tiempo para el apartamento de Derek.

-"Eres talentosa, que pena que no puedas vivir para demostrar tu don".

Al terminar su frase, dos criaturas enormes aparecen en mi habitación. No se de donde rayos salieron pero creo que nunca tuve tanto miedo en mi vida. Al verlos con claridad pude observar que estas criaturas estan revestidos con pieles, huesos y una cabeza hecha de hueso también. Recordé el bestiario que Derek me dió para que le eche un vistazo. Son Berserkers. Humanos revestidos con huesos y pieles de osos, provocando que su humanidad se pierda pero lo mas terrorifico es que son muy díficiles de derrotar.

Los berserker se acercan cada vez más a mi y estoy muy segura de que no existe manera de salvarme. Uno de ellos me toma por el brazo y me tira contra la pared, mientras que el otro se queda quieto en la puerta, protegiéndola. Se escuchan pasos fuera de mi habitación y la voz de mi padre suena dormida y preocupada al mismo tiempo.

-"Cariño ¿estas bien?"

No, no estoy bien. Quiero gritar a todo pulmón, llorar, destrozar a Kate pero nada de eso sucede. Ella me agarra del pelo y me levanta del suelo susurrándome: "Dile que estas bien, que solo se cayeron unos libros. Por el contrario, lo mataré también a él". Dejo salir esas palabras de mi boca, con un nudo en la garganta. Mi padre se aleja de la puerta del cuarto al mismo instante en el que el berserker me toma nuevamente del brazo, ésta vez contra el suelo. Kate apoya su pie derecho en mi cabeza, aplastándola.