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Los nervios estaban a flor de pie. El gran juego era esta noche. Finalmente el esfuerzo demostrado en los entrenamientos a lo largo del semestre sería demostrado en la cancha.
Shawn no tenía ánimos de nada. Su mejor amiga seguía sin responder. No estaría en gradas apoyándolo. Había tratado de todo para hacerla despertar. Cada tarde asistía al hospital para verla con la esperanza de que ella despertará. Sin embargo, nunca lo hizo.
― Tierra llamando a Shawn ―Nash sacude levemente a su amigo. Se echa a reír al ver su reacción― ¿No escuchaste nada de lo que dijo la maestra, cierto? ―Shawn niega con la cabeza.
Ambos se ponen de pie tomando sus cosas para así poder salir del aula de clases. Nash pasa un brazo por los hombros de su amigo.
― No tengo ánimos de nada, inclusive para el juego de esta noche ―nunca lo había confesado a uno de sus colegas. Sin embargo, Nash era su mejor amigo, sentía la confianza de decirlo.
― Te entiendo ―suelta un suspiro― nos preocupa el estado de Lucy, pero no podemos hacer nada para traerla ―crea una mueca― solo queda esperar y confiar en que ella saldrá de esta porque es una persona extremadamente fuerte.
― Moriré con ella si algo le llegase a pasar.
Nash para su caminar haciendo que Shawn lo hiciera. Se coloca frente a él y coloca sus manos en los hombros de su amigo― Ella estará bien. Nadie morirá.
Shawn asiente, esperaba creérsela― Claro, ella sobrevivirá a esto.
― Espero los chicos nos hayan apartado lugar en la fila. Nuestra ultima comida de la cafetería.
― También es nuestra última caminata por el pasillo.
― Calla o me pondrás sentimental ―Nash empuja levemente a Shawn.
Al entrar en la cafetería. Estaba repleta de estudiantes, no podían creer que todos ellos eran parte de su mismo instituto.
― ¿De dónde salió tanto alumnado?
Shawn se encoge de hombros― Ni idea.
Shawn da un vistazo rápido a todo el área encontrándose con Sophia Johnson quien charlaba con sus amigas. La chica percibe la mirada de su ex novio. Ambos se miraban. Confesaba que extrañaba lo que tenía con ella, fue interesante todo lo vivido y esa casi metida de pata fue algo nuevo. No se arrepentía de absolutamente nada, había sido un aprendizaje más. Además, gracias a ello descubrió sus verdaderos sentimientos hacia su mejor amiga.
Así que, sin resentimientos con aquella chica. Le regala una sonrisa. Ella no corresponde al gesto volteando su cara e ignorándolo.
― ¿Todavía te sientes mal por lo del bebé? ―susurra Nash.
― Me hacia una ilusión increíble el tener un hijo, sé que ahora no estoy listo para ello ni emocional ni económicamente, pero sin duda daría lo mejor de mí para que a ese bebe no le faltara absolutamente nada.
