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La noche anterior Sarah se encargó de llevar a Peyton y Jack a sus casas. Lucy se quedaría con ella a dormir.
— ¿Seguro que no morirá por haber ingerido tanto alcohol? —pregunta Jack mirando a su amiga dormir.
— Les daré unas pastillas, eso le ayudará —habla Peyton— lo más probable es que mañana vomite.
— Gracias.
La primera parada fue en casa de Peyton. El chico está listo para bajar pero Sarah lo detiene tomando su mano.
— Ella. Es complicado lo suyo con Shawn —crea una mueca— está enamorada de él desde que son unos niños, pero puedes hacer la lucha —sonríe.
— Creme que lo haré —devuelve el gesto— Me gusta tu amiga.
Sarah alarga su sonrisa. Peyton se veía un buen chico. Asiente con la cabeza dejándolo ir.
— Iré por el médicamente. Ya vuelvo.
Tres minutos después. Regresa con una caja de pastillas en mano. Se las entrega a Sarah dándole varias indicaciones a lo que la chica asiente tratando de retener todo. Una vez que entra Peyton entra a casa, parten a su segundo destino.
La noche de ambas chicas termina en Lucy tirando todo lo consumido en el retrete mientras Sarah sostiene su cabello.
(...)
Durante todo el fin de semana, Lucy ignoró la existencia de Shawn. No quería verlo, se sentía terriblemente avergonzado por lo sucedido el viernes por la noche.
Si era posible, no quería verlo nunca más.
Por otra parte, Shawn estuvo insistiendo en hablar con su amiga. Todos sus intentos fueron en vano, nunca respondió. Estaba confundido, aquella confesión lo tenía dando vueltas.
Creyó que la ida al colegio el lunes los obligaría hablar pero no fue así. Marie llevó a Lucy al colegio. Lucy sabía que no podría evitarlo toda la eternidad pero trataría.
— Gracias —habla Lucy bajando del auto.
— Tienes que hablar con Shawn —insiste Marie. Lucy le había confesado todo. Excluyendo la parte donde tuvo que agarrar valor tomando unas cuantas copas de más.
— Pronto —responde cerrando la puerta. Gira sobre sus talones chocando contra un pedazo de cartulina.
— Perdón —se disculpa el culpable. Lucy solo asiente.
Faltaban tan solo unos cuantos meses para la graduación por lo que las propuestas para el baile inundaban la escuela.
Lucy busca con su mirada a sus amigos localizándolos en su mesa habitual. Todos estaban entretenidos observando las declaraciones.
— ¿Por qué nadie me ha pedido que sea su cita? —es lo primero que escucha al llegar a la mesa.
