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Los chicos duraron un tiempo más charlando. Ella se abrió con ellos, les contó sobre cómo se sentía respecto al cáncer, su relación con Shawn y ahora sus sentimientos por su nuevo pretendiente. Ellos la escuchaban y daban un par de consejos.
Lucy no durmió en toda la noche. La confesión de Shawn y su beso con Peyton la hicieron dar vueltas en la cama. Estaba confundida, por una parte quería decirle a Shawn que ella lo amaba y que no podría imaginar una vida sin él pero, por otro lado quería intentar algo con Peyton, el chico era atento con ella y es increíblemente atractivo. Estaba en un dilema.
La mañana siguiente Lucy es despertada gracias a que alguien toca la puerta de su habitación desesperadamente.
— Lucy, se te hizo tarde. Shawn espera por ti abajo —grita Harper golpeando nuevamente su puerta.
¿Qué hacía Shawn en su casa?, se pone de pie de golpe ganándose un terrible mareo. Camina hasta su closet tomando su vestimenta y sigue con su rutina de mañana. A los pocos minutos ya se encontraba lista así que baja corriendo escaleras abajo hasta llegar a la sala dónde se encontraban Harper y Shawn, este observaba su teléfono mientras Harper veía la televisión.
Lucy carraspea su garganta llamando la atención de su amigo. Shawn eleva su mirada observándola fijamente incomodándola un poco.
— ¿Qué haces aquí?
Shawn se pone de pie— Esperándote para irnos a la escuela —responde de lo más obvio.
— Te pedí un tiempo, ¿no puedes entenderlo?
Harper observaba la escena en silencio. Se sentía incómoda, no sabía cómo salir.
— Solo quiero llevarte a la escuela, Lucy. No es la gran cosa —rueda los ojos— andando o se nos hará tarde —Shawn camina hasta la salida.
— No.
— Lucy —alarga la última letra y tira su cabeza hacía atrás— deja de ser tan berrinchuda y vayámonos.
— ¿Ahora soy berrinchuda pero anoche el posible amor de tu vida? —eleva una ceja y se cruza de brazos— ¿mañana que seré para ti?
Shawn la mira. Ambos olvidan la presencia de Harper en el lugar— Si sabes que las personas pueden amar tanto a alguien, como yo lo hago contigo, pero eso no significa que no puedan ver sus defectos.
— ¿Ahora me amas?
— Lucy, ya deja tu juego. Se nos hace tarde.
— Estoy cansada. Cansada de ti y tu ego.
— ¿Qué ego?, solo te estoy diciendo que vine por ti para irnos a la escuela. ¿Tan difícil de entender?
— Y yo solo te pedí tiempo para aclarar todo lo que me dijiste anoche y para donde vamos.
