02.- Tú novio está aquí

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La mañana de domingo permanecía fresca

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La mañana de domingo permanecía fresca. El viento provocaba un golpeteo en las ventanas y el cielo se encontraba nublado. La descripción de un domingo perfecto para Lucy.

El reloj marcaba las nueve con treinta minutos de la mañana cuando el descanso de Lucy se ve interrumpido por Marie, quien se encargó de despertarla para así poder ir hacer aquellos análisis pedidos por el doctor.

― Ya me siento mejor, no creo que haga falta hacerme unos análisis ―protesta Lucy acomodándose en su colchón.

Marie coloca su mano en la frente de Lucy para comprobar que la fiebre se había ido. La señora Miller no había descansado del todo bien por hacer aquella acción durante toda la madrugada. Como toda madre, le preocupada su hija.

― La fiebre se fue.

― Te dije, ya me siento mucho mejor ―si bien ya no tenía fiebre pero la pesadez todavía la sentía. Aunque suponía que, el clima de la ciudad y al ser un domingo era los responsables de su padecimiento― además, es domingo. ¿Dónde encontraremos una clínica abierta?

― Por suerte tenemos un hospital general que está abierto las veinticuatro horas ―Marie sonríe― Tienes que ir en ayunas, así que podemos desayunar de camino a casa. Vístete y te veo abajo ―da las ultimas indicaciones antes irse.

Una vez la puerta cerrada. Lucy vuelve a acomodarse en la cama cubriéndose más con su manta― Es enserio Lucy, te quiero lista ―grita su madre como si hubiese dejado un ojo extra en su recamara que observaba lo que hacía.

Al no quedarle otra opción sale de su cómoda cama y comienza a arreglarse.

Veinte minutos después ya se encontraba bajando las escaleras. Se adentra en el comedor donde Harper observaba el televisor mientras esperaba los deliciosos waffles de su madre. Sin importar que ella no comería decide acompañar a su hermana menor en la mesa.

― Mamá hizo waffles ―informa Harper.

― Puedo olerlo.

Harper sonríe volviendo a lo suyo. Lucy saca su teléfono y se entretiene respondiendo mensajes que había dejado en visto la noche anterior.

El timbre es escuchado. Lucy y Harper se miran inmediatamente.

― Es tu turno ―Lucy es la primera en hablar.

― Pero tú no comerás ―suelta un bufido Harper pegando contra la mesa los cubiertos que traía en ambas manos.

― Conoces el juego, ―sonríe burlona. Las hermanas tenían aquella regla donde estipulaban que la primea en decir "es tu turno" seria la responsable en atender la puerta cuando alguien llamaba― además, yo estoy enferma ―defiende Lucy.

― Solo tienes fiebre. Tú enfermedad no es nada del otro mundo, no es como si te fueras a morir por un resfriado ―contraataca la pequeña.

― Harper, abre la puerta cariño. Conoces la regla ―grita su madre cansada de escuchar aquella pelea.

Cancer; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora