Capítulo 4

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Notas de la autora:

¡Hola!

Sí, soy yo otra vez y vengo algo temprano para actualizar. El siguiente capítulo se retrasará porque tengo un gran examen acercándose y realmente necesito estudiar. -suspiro-

¡Así que el capítulo cuatro tendrá la película número dos! "El día que la Tierra se detuvo" es una de mis más recientes películas favoritas de ciencia ficción (junto con "La llegada" e "Interestelar", por si están interesados en algún otro título) y la encuentro muy apropiada para el tema en esta parte de la historia, especialmente porque me dio la oportunidad de escribir la conversación que sigue en la historia. Estoy curiosa en saber si solo soy yo o alguien más está de acuerdo xD Como sea, si no la has visto te recomiendo que lo hagas en todo caso ^^

El resto el capítulo es como el anterior (solo que aquí habrá una tonelada de anormalidades que inducen ZaDf, lo cual es a propósito. Me declaro culpable), además el silencio de Gaz es vital para contribuir.

Suficiente de mis divagaciones, como siempre quiero ofrecer mi más sincera gratitud a todas las personas que me leen y dejan kudos. ¡Es genial ver que alguien se interesa en lo que escribo!

Estoy dispuesta a recibir preguntas y comentarios de todo tipo (siempre y cuando sean respetuosos). ¡Los comentarios críticos son oro para la inspiración!

¡Disfruten!

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La noche no trajo ninguna repentina revelación a Dib. Se fue a la cama sin tener la mínima idea de lo que podría estar pasando con Zim y despertó con sus ideas aún confusas. El único cambio fue que comenzaba a considerar otra clase de explicación, dejando de lado que el comportamiento del alíen podría ser parte de un engaño. ¿Qué tal si el irken estaba enfermo? ¿O si había algo malo con él? Esa era otra posibilidad que él debía explorar, incluso si eso lo dejaba sintiéndose incluso más inseguro de su poca capacidad de leer a través del supuesto plan maestro de su némesis. ¿Qué pasaría si algo realmente estaba mal con el otro? ¿Qué haría?

La pregunto lo persiguió durante toda la mañana en clase y se mantuvo viendo en dirección a donde Zim se sentaba, inusualmente callado y tranquilo. Ayudarlo estaba fuera de la cuestión, porque eso significaría poner al invasor de vuelta en sus planes para dominar al mundo. ¿Debería tomar ventaja de la situación para finalmente exponer a su rival y deshacerse de su amenaza de una vez por todas? Dos años atrás, no habría dudado en hacerlo. Sin embargo, las cosas eran diferentes ahora.

Con el paso del tiempo, Zim y él habían formado alguna clase de balance tácito y ahora se le dificultaba mucho imaginar su vida sin su enemigo espacial. Incluso la posibilidad de diseccionar al alíen, lo cual alguna vez le fascinó, había perdido mucho de su oscuro encanto. Por supuesto que odiaba al irken y estaba listo para hacer todo en su poder para detener sus locos planes, pero paradójicamente estar en constante batalla los había hecho más y más cercanos. A pesar de la ironía, Estaba dolorosamente consiente de que Zim era la cosa más cercana que tenía a un amigo. Proteger el planeta era su deber, pero deshacerse del alíen ya no era una opción, a menos que fuera su única elección. En el fondo, sabía que tarde o temprano se vería obligado a dejar de lado sus sentimientos personales, ese extraño lazo de odio, fascinación y reconocimiento, para hacer lo correcto, pero ese momento no había llegado, por lo que se reusó a considerar esa idea.

Había medio esperado que el invasor se sentara en su mesa durante la hora del almuerzo, pero en lugar de eso el irken se sentó en un lugar vacío y solitario, picando su comida por media hora antes de tirarla, como de costumbre. Sin embargo, Dib podría haber jurado que cuando esos falsos ojos violeta habían escaneado el comedor en búsqueda de un lugar, se habían detenido en él por un momento con una chispa de duda. Eso lo llevo a pensar en si debería o no acercarse a su enemigo por élmismo, pero descartó la idea. Sabía muy poco de la verdad detrás de su situación actual y no quería arriesgarse a hacer algo que pudiera tener consecuencias peligrosas e imprevistas, especialmente cuando por su parte no había decido cómo actuar.

Kalopsia Rota 『Traducción』-𝘌𝘯 𝘗𝘳𝘰𝘤𝘦𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘥𝘪𝘤𝘪𝘰́𝘯-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora