Capítulo 21

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En la Inmensa...

Púrpura observó el planeta cercano el cual la nave nodriza de la Armada Irken estaba orbitando al momento, deseando que mirarlo con molestia fuera suficiente para hacer que esa estúpida bola de tierra explotara. Bueno, quizá no explotar, pero si quemarse un poco, así podría sentir lo despreciado que era. Y también Rojo, quien estaba del lado del planeta, podría saber cuán disgustado estaba en ese momento, aún si el maldito ya lo sabía. Su compañero lo dejo en la nave, para que se encargara de alguna aburrida burocracia, mientras él se teletransportaba y se divertía supervisando la producción, pateando algunos traseros por diversión. Era tan injusto. Púrpura estaba comenzando a apostar que su co-gobernante había manipulado la moneda que usaban para elegir quién haría qué tarea, pues no hubiera sido la primera vez.

El Más Alto resopló, sí Rojo pensaba que trabajaría en esas órdenes de entregas y peticiones, entonces él estaba, pero muy mal, ya que los había dejado en la cámara privada de su compañero tan pronto el otro dejo la Inmensa, sin ni siquiera ojearlos. Su co-gobernante tendría mucho con lo que ocuparse cuando regresara, y Púrpura sólo decidiría ayudarlo a cambio de la ración completa de bocadillos de Rojo, y sólo tal vez lo haría.

Negando con la cabeza, se giró y se deambulo al centro del cuarto, ignorando una vez más el paquete que le habían entregado hace unos minutos. Ni siquiera lo había revisado, porque estaba completamente convencido de que no era más que trabajo, era todo lo que le habían dado desde que alcanzó el sistema estelar, así que se rehusaba aceptar más, aún si no había hecho ninguno.

Sus antenas bajaron levemente. Aunque, por otro lado, tenía que admitir que estaba aburrido. Usualmente, Rojo y él se entretenían juntos, y difícilmente se separaban más de unas cuantas horas, pero esa vez ya iban cuatro. Podría sonar estúpido porque los soldados e invasores irkens frecuentemente pasaban semanas o meses, incluso años, solos en planetas ajenos. Estaban entrenados a considerar que era normal, Púrpura mismo, antes de volverse Más Alto, le habían asignado algunas misiones en las que tuvo que pasar tiempo solo.

Sin embargo, eso había pasado hace muchas rotaciones, no mucho después de conocer a su co-gobernante por primera vez, de hecho, casi desde el principio del entrenamiento para volverse miembros de la élite irken, se habían vuelto físicamente inseparables. Y mientras más crecían, coincidiendo centímetro a centímetro, más se acostumbraron a la idea de que siempre estarían lado a lado. Convertirse en Más Altos juntos fue lo que confirmó su sospecha, pues era un hecho que casi nunca era escuchado. Así que no importaba que imbécil podía ser Rojo a veces, Púrpura nunca se sentiría completamente tranquilo cuando su compañero no estaba con él. Por supuesto que nunca decían tales cosas al otro, o alguien más, ya que sabían que si salía una palabra de eso serían la burla, aun así, era verdad y no podía esperar a que el otro regresara.

—¿Mi Alto? —la voz provino de la consola de la computadora principal, haciendo eco en el cuarto, lo que lo sacó de sus pensamientos—. ¿Interrumpo algo?

Púrpura estaba tentado a decirle al irken en la otra pantalla que sí, pero al final decidió que era distracción le vendría bien, necesitaba pasar el rato de alguna forma mientras esperaba por Rojo.

—¿Qué es? —preguntó con una voz ligeramente molesta.

El alíen más pequeño se cohibió ante su tono y bajo sus hombros como si intentara hacerse más pequeño.

—Eh, hay una transmisión para usted, señor—respondió con una muestra de duda, sabía bien que su líder no estaría complacido con lo que diría después—. Viene... viene de la Tierra, mi Alto.

—¿La Tierra? —repitió el líder en un quejido. Zim. Una oleada de repulsión y molestia lo invade, llevándose consigo la muestra de diversión que sintió al ver al navegador temblar ante el miedo de su ira. No había manera en que fuera a lidiar con un defectuoso por su cuenta, tenerlo que soportar con Rojo presente ya era suficientemente difícil, aunque también era divertido, se rehusaba a ser torturado por su cuenta—. Dile que estoy ocupado, o algo así. O finge que la transmisión fue cortada. Encuentra la excusa que quieras, pero no lo conectes.

Kalopsia Rota 『Traducción』-𝘌𝘯 𝘗𝘳𝘰𝘤𝘦𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘥𝘪𝘤𝘪𝘰́𝘯-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora