Capítulo 8

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Notas de la autora:

Como prometí, ¡publiqué un poco más rápido ésta vez! Por cierto, si prefieren que deje de escribir tanto antes de cada capítulo, pueden decirme. No me ofenderé, lo prometo xD o pueden simplemente ignorarlo. Eso sirve también ^^"

Así que éste capítulo es sobre la reacción de Zim después de descubrir accidentalmente la verdad. Siempre me imagine que su reacción sería algo... extrema, si él algún día comprendiera la realidad de su condición sin tener que negarlo. Esto es lo que pienso. Primero la negación, luego enojo y al final depresión básicamente. ¡Ustedes me harán saber lo que piensan! Solo una pequeña advertencia, el asunto se volverá bastante sombrío.

Ahora, gracias a todos mis lectores por su interés y sus kudos. Saber que alguien está leyendo esto y le esta gustando mi trabajo me mantiene escribiendo. ¡Me encantaría saber lo que piensan de eso también!

Estoy dispuesta a recibir preguntas y comentarios de todo tipo (siempre y cuando sean respetuosos). ¡Los comentarios críticos son oro para la inspiración!

¡Disfruten!

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Todo comienza con el accidente de unos waffles llenos de sabor, seguido de una coincidencia a la radioactividad, lo que le llevó a la situación actual y que resultó ser la causa de tales eventos aleatorios. El primer impulso de Zim, cuando su transmisión fue aceptada, había sido llamar la atención de sus líderes para hacer notar su presencia, ya que los dos estaban dándole la espalda a la pantalla y parecían ajenos al hecho de que estaba ahí. Sin embargo, antes de que pudiera abrir su boca y hablar, escuchó a Púrpura preguntar en voz alta en tono pensativo: "¿Cómo crees que se lo tomara?".

Eso había sido suficiente para que el pequeño alíen se detuviera. No estaba seguro del tema que discutían sus Altos, pero sonaba importante. Incluso algo oficial, a pesar de que la conversación tenía lugar en sus cámaras privadas, al menos eso dedujo de lo que veía. Había una parte de él que, por razones que realmente no le importaba saber, insistía en saludar y dejar de espiarlos. Sin embargo, por el otro lado, tenía que admitir que estaba curioso. Una pequeña voz en el fondo de su mente, tal vez era su ego o su instinto, aquella que sabía más que él y él se negaba a reconocer, le susurraba que estaban hablando de él. Quizá ellos estaban organizando alguna clase de celebración en su honor, por la devoción y la constancia que había mostrado durante años.

La idea lo hacía inflarse de orgullo, y al mismo tiempo satisfacía ese lado de él que siempre buscaba por cumplidos. Tenía que escuchar, para saber que estaban planeando para él, para escuchar las palabras de admiración que nunca se atrevían a decir en público, por mantener las apariencias. Después, cuando los Más Altos le dieran las noticias oficialmente, siempre podría fingir estar sorprendido, porque estaba completamente seguro que oír a sus líderes a escondidas no era algo que suponía que hiciera, incluso si tú eras el tema de la conversación.

Por lo que tenía que estar callado, esperando con impaciencia y entusiasmo la respuesta de Rojo a la pregunta, listo para tomar cada palabra que saliera de su boca. Y lo hizo cuando el irken más alto comenzó a hablar, sólo que las palabras que pronunciaron sus delgados labios no eran alabanzas o cumplidos de orgullo. Eran de burla, sonidos formados en disgusto y rechazo. Crueles, brutales mentiras que clamaban ser verdad. Engaños que atentaban con deshacer su realidad desde el día que eclosionó debajo de la superficie de Irk.

Zim se congeló en su lugar, incapaz de hacer algo más que escuchar. Él había dado todo por su gente, por el Imperio, por lo que la civilización Irken creía y representaba. Toda su arrogancia, todo su orgullo nacieron de la conciencia de ser parte de una raza destinada a dominar el universo entero, simplemente porque ellos eran asombrosos. Y si lo eran, tenían que serlo, sus acciones pasadas, al menos desde su punto de vista, lo habían demostrado. Toda la sangre derramada, la suya y la de otros, todo el entusiasmo que mostró, toda la devoción que sintió así como el centro de su ser, todo era por Irk y la poderosa nación que lo crío bañado con los rayos de su pálida estrella. Y ahora, el mismo Imperio que lo formó y dio todo, lo llamaba defectuoso, una amenaza, una molestia que estaba mejor perdida. Su muerte era deseada por los dos seres que encarnaron para liderar el planeta y la civilización que había sido todo lo que él había creído, desde el momento en que su PAK fue conectado a su espalda.

Kalopsia Rota 『Traducción』-𝘌𝘯 𝘗𝘳𝘰𝘤𝘦𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘥𝘪𝘤𝘪𝘰́𝘯-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora