Cada te amo, cada beso y cada caricia, todo fue una simple mentira. Y mientras yo sentía que me llevabas al cielo, en realidad me estabas hundiendo en el infierno.
➝ Errores de Ortografía y Narración.
➝Historia totalmente de mi autoría; Prohibida su...
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La nieve que cae sobre mi cabello me hace darme cuenta de que no estoy muerto, el frío viento golpea de manera cruel mi delgado cuerpo, ¿Cómo es que baje tanto de peso?, Mis labios están entumecidos y la gente me mira con asco, estoy en tan deplorable estado que ni recuerdo muy bien cómo me llamo o cómo termine vagando en las calles.
—¿Por qué te detienes?— esa voz, su dulce voz resuena de nuevo y levanto la mirada con lentitud, ahí está él, ese hermoso pelinegro que me acompaña desde siempre —No tengas miedo, siempre estaré contigo.
Intento tocarlo, refugiarme en sus brazos sin embargo desaparece, ¿Por qué te vas? grito desesperado pero no vuelve entonces los recuerdos de como yo le quite la vida vuelven y me vuelvo loco.
Jin está muerto. Yo lo mate.
Me desplomo sobre el frío pavimento y siento mi cuerpo doler, aún puedo sentir el dolor físico eso está bien. Jamás me perdonaré el haber acabado con la única persona que me amo de verdad. Estoy deseando verdaderamente que un auto pase y me arrolle sin embargo, una camioneta blanca se detiene y aunque intentó escapar estoy muy débil.
—Ellos otra vez no...— jadeó intentando correr pero mis piernas flaquean y unos tipos me acorralan, tomando me con brusquedad hasta subirme a la camioneta e inyectar en mi brazo algo que me hace quedar inconsciente.
Fui enviado a esta prisión para drogadictos, en dónde me tratan peor que a un perro de la calle; cuando me metí en una pelea callejera y al encontrarme drogado, no pude negarme. Ellos son astutos, no nos dejan morir por qué les gusta vernos sufrir.
—¿Estás bien?— de reojo volteo y Jin se encuentra sentado en la esquina de la fría habitación, él me mira con tristeza —Eso debió doler mucho. Estas tan ojeroso.
Sin muchas ganas dejo salir una risa —No, tú debiste sentir más dolor del que ahora siento. Yo te lastime demasiado y esto es muy poco para lo que debo pagar.
Mis manos tiemblan doliendo en demasía, las picadas de aguja arden y mi espalda también debido a los golpes que recibí por haber intentado escapar, entre mi vista borrosa puedo ver cómo Jin sonríe, pero no es una sonrisa con malicia, simplemente frunce los labios levemente sin dejar de mirarme, desde que ingreso a este lugar más o menos cinco meses, comencé a tener visiones sobre Jin y verlo ahora era cosa de todos los días.
—Te amo— susurro sintiendo mis lágrimas deslizarse por mis mejillas, no sé cómo aún puedo llorar. He llorado sin parar desde entonces. Desde qué comprendí el peso de mis acciones y mentiras.
Disfruto la palabra en mis labios, por qué jamás antes me atreví a decirlo. Aún a pesar de que Jin era mi todo.
—Despierta asqueroso— me levanto de golpe cuando recibo un golpe en el estómago.
Un guardia me mira con respulsión y vuelve a golpearme. —Apúrate, tienes visita.
—¿Visita?— pregunto confundido, ¿Quién vendría a visitarme?. No tengo familia ni amigos a los que importarle. Sin embargo, ahí voy esperanzado de ver un rostro familiar esperando por mi. De ver tal vez a la persona que rechacé.
Al llegar a la sala de visitas me quedo petrificado cuando veo a la persona que ha venido a visitarme: mi hermano mayor.
—Hola Taehyung— él sonríe ligeramente mientras mantiene sus manos en los bolsillos de su gabardina. A pesar de lo que dije, esta aquí, me encontró y a venido por mi —Sé que no quieres verme pero desde que supe que estabas aquí no he estado tranquilo. ¿Por qué drogas, Tae?, eso es tan dañino.
—No encontré otra manera para olvidar mis problemas— respondí cortante. No iba a decirle que estaba feliz de verlo.
Él suspira acomodando sus gafas —Voy a sacarte de aquí, este lugar no te hace bien. Te ves tan cansado, lastimado.
—Como sea, me da igual— carraspee mi garganta y volví hacía mi celda, por qué no había otra manera de llamarle.
Cuando iba a entrar, fui detenido por JiMin, quien es de vez en cuando mi compañero de celda, otro chico drogadicto como yo.
—¿Te vas? —pregunta con una sonrisa de lado.
Me encojo de hombros —No lo sé, me da igual.
Él comienza a reírse cerrando los ojos por completo. —¡Eres tan raro, Kim Taehan!.
—Taehyung— le corrijo pero él ya se había encerrado en su celda.
Suspiro una vez estuve dentro y sonreí al ver a Jin mecer sus pies sentado sobre la cama —¿Te irás al fin, Tae?— me pregunta.
—¿Si me voy seguiré viéndote?— pregunté con temor. Esta es la única manera en la cual puedo verlo y aunque no pueda tocarlo, me es suficiente.
Mi pelinegro ladeo la cabeza con una pequeña sonrisa —Si. No dejarás de verme por qué siempre te sentirás culpable por haberme matado.
Me quedo callado ante sus palabras, «aunque a veces me recuerda mi peor pecado, no quiero dejar de verte».
Aquella noche, soñé de nuevo con Jin. Y fue tan real que quise no despertar nunca.