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—¿Por qué no habías venido a la escuela toda la semana?— me cuestionó un tipo de mi misma clase pero de quién no recuerdo su nombre

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—¿Por qué no habías venido a la escuela toda la semana?— me cuestionó un tipo de mi misma clase pero de quién no recuerdo su nombre.

Me recargo de la silla fingiendo desinterés. —Estuve enfermo, nada más.

Después de oír las estupidas palabras de los que se reunían a mi alrededor me quedé solo. Era frustrante pero me gustaba ser el centro de atención y tenerlos a mis pies, todos querían estar con el popular chico atractivo. Eso me hacía dejar de pensar en cómo estaba mi situación ahora.

Con mi padre en la cárcel, mi madre desaparecida y yo de arrimado en la casa del nerd.

—Tienes que comerte todo— Jin me mira fijamente y ya comenzaba a fastidiarme la manera sobreprotectora que tenía.
—Ya escuchaste a mi padre está mañana, si no comes no te recuperarás rápido.

—¿Puedes callarte?, ¡No soy un maldito niño para no saber que hacer!— grité furioso y pateé el plato de comida sobre sus pies.

Sorprendido, lo veo bajar la mirada y aprieta los labios, sin decir nada, cómo siempre. Puedo humillarlo y no dirá nada, puedo incluso maltratar lo físicamente y no dirá nada. —¿Por qué mierda no respondes?

—P-por que eres mi novio y no quiero que te enojes conmigo— murmuró sollozando.

Giré los ojos irritado y pase a su lado golpeando su hombro, a la mierda con este nerd sumiso, tan parecido a mi estúpida madre.

—Me largo y no te atrevas a contarle a tus padres que me saldré de la escuela— gruñi saltando la barda que nos separaba de la calle y corrí lejos.

Maldición, me sentía tan impotente. En ocasiones podía sentir que flaqueaba ante él pero otras veces lo detestaba por ser tan malditamente idiota, odio a las personas como él, ¿Que pensaba?. ¿Que llevándome con su familia iba a amarlo y sería como ellos?. Yo crecí en otro ambiente, no en el mundo color de rosa donde creció él.

Suspiré cuando llegue frente al bar de NamJoon, estaba cerrado era obvio pero caminé hasta la puerta trasera, la cuál estaba abierta, al entrar de inmediato visualize a Nam sentado jugando cartas con otros tipos —Hey— saludé.

—¿Qué mierda haces aquí?— preguntó molesto al verme y se levantó de golpe tomándome del brazo para sacarme afuera.

Lo observo molesto y me safo de su agarre. —¿Así es cómo recibes al hermano de tu ex amante?

—Taehyung, no empieces. Te dije que dejaras de venir porque este no es un lugar para ti— respondió pellizcando el puente de su nariz. —Es peligroso, pensé que lo habías dejado.

—Mi padre está en la cárcel y mi madre se largo, no tengo a dónde ir— murmure y baje la mirada.

Suspiré en el momento en el cuál sus manos se posaron en mi cabello, acariciándome, cómo solía hacerlo mi hermano cuando me notaba triste. —Mi estilo de vida no es lo que quiero para ti, eres demasiado joven para vivir cosas tan crueles.

—¿Enserio?. Todos los días recibía una paliza y veía como mi madre metía hombre tras hombre, ya lo ví todo NamJoon. No me trates como a un maldito crío inmaduro. ¡Y mi hermano era un maricón de mierda que me abandono!— golpee su mano lejos y salí corriendo, no podía confiar en nadie.

No tenía a nadie. Por qué lo de Jin y sus padres no es más que lastima por el pobre chico que creció en una familia disfuncional. Por eso mi deseo de romperlo, por borrar su estúpida sonrisa para siempre.

Nisiquiera me di cuenta de cuánto tiempo corrí, pero estos barrios eran de los peores, la gente comenzaba a mirarme raro pero no tenia miedo, ya no le temía a nada.

—¿Cuánto por un poco?— pregunto a un tipo que se encuentra fumando y entregándole a otro tipo unas pastillas.

El me mira y frunce el ceño —Vete de aquí niño, esto no es para ti— escupe el humo de su cigarro en mi cara y me doy cuenta de que es marihuana.

—Puedo pagarte lo que pidas, volveré mañana— dije y sin esperar respuesta volví de nuevo a la casa de los Kim.

Me subí por detrás y escale hasta la ventana de la habitación de Jin, en dónde en efecto me esperaba con la ventana abierta, él estaba a un lado dormido con sus lentes puestos y un libro en la mano, lo observé atentamente pero salí de mi ensoñación y le tiré encima mi mochila para despertarlo.

—¡Tae!— exclamó y se abalanzó emocionado a mis brazos —Mis padres no saben nada, te lo juro pero estaba preocupado, no vuelvas a irte.

Lo alejé y me senté en el borde su cama —¿Puedes conseguir dinero para mí?

—¿Dinero?— preguntó confundido agachándose y se apoyó en mis rodillas.

Deslicé mis dedos por su mejilla roja y asentí. —Necesito dinero y solo puedo pedirtelo a ti, ¿Lo conseguirás verdad?

—Pero...— murmuró y no lo deje terminar, lo tumbe sobre la cama devorando sus gruesos labios y saciando mi sed con su pureza, él se aferró a mí camisa, tan tímido como siempre.

Bajé mis labios por su cuello y retire lentamente su pijama besando su abdomen. —¿Pero?. No debería haber peros entre nosotros.

—N-no... yo lo conseguiré— respondió gimiendo levemente. Así que sonreí y me dediqué a otorgarle un poco de placer.

Eres tan fácil de convencer mi querido Jinnie.


Sweet Lies| TAEJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora