Capítulo 20: Devorador de Mundos

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La onda de energía irradiante aporreó estrepitosamente el escudo mágico, golpeando con su retroceso la cubierta exterior de la Milano, y sacudiendo todo en su interior.

Quill se aferró con garras al brazal de su asiento, mas la dureza del bombazo consiguió tirarlo al piso. El castaño se arrastró entorpecido, logrando llegar a la pantalla que le limitaba a ser un petrificado espectador de cómo las flamas continuaban impactando a quema ropas, el bloqueo de último minuto que el hechicero conjuró.

—!LOKI¡—Repitió exaltado Star-lord, al evidenciar como la cámara de vigilancia era cegada por el humo y el descontrol que residía en el tren de aterrizaje.

—Peter—Se escuchó en un endeble siseo.

A progresivo ritmo, la luminosidad del fulgor místico del ilusionista se elevó tras la fosca cortina, forzando la fuerza contraria. Desde la posición donde se encontraba el piloto, le era imposible tener una vista del estado real del Jotun; empero fue suficiente para distinguir la silueta platinada que resistía con fortaleza sobrenatural, el trabajoso esfuerzo con que el Rey reñía por remontarlo.

—Peter...¿Estamos listos?...

Como un relámpago Quill jaló la palanca de activación de los propulsores, agradeciendo a todos los dioses el que las luces parpadeantes de la cabina se encendieran, seguidas por las turbinas externas rugiendo. Inmediatamente estableció conexión con la inteligencia artificial de la base, a la que manipuló con el fin de abrir la entrada del hangar.

—!Entra de una jodida vez¡—Mandó Star-lord exasperado—!Nos largamos de aquí¡

Fiel oyente de la conversación, Silver Surfer recargó y disparó desde uno de sus puños, otra sorprendente ráfaga peor que la anterior.

—¡Maldita sea¡—Se quejó el mercenario al divisar las grietas que se crearon en la inestable extensión del hechizo de protección—!Lok's, destrúyelo o él lo hará primero¡—Indicó a su compañero—!Incluso si conseguimos alzar vuelo, podrá derribarnos desde tierra¡—Recalcó trazando la huida, siendo bruscamente sorprendido por pedazos enormes de techo que se desprendieron del tejado del edificio—!Date prisa o quedaremos sepultados¡.

—No...no puedo...

—Mira—Habló con calma el menor—Lo lamento, pero tu amigo se ha ido—Aseveró comprensivo —!Lo siento Loki pero debemos irnos, no hay nada que puedas hacer por él¡.

—No lo entiendes—Volvió a tartamudear el Rey—Mi forma es aun la de un eternal...sigo conectado directamente a la nave—Comunicó—Si me transfiguro y detengo abruptamente la carga, colapsaré el sistema de refrigeración...

—¡Entonces fríelo con un jodido relámpago¡—Rogó el menor.

—Sería inútil, Quill—Notificó el azabache entre jadeos—Los eternal obtienen la fuente de su poder en la energía del cosmos...al igual que él.

—!Has algo¡—Sin comprender a lo que se refería el otro, Peter no se retiró—!Eres un hechicero supremo, te he visto cargarte a tipos de 5 veces su tamaño con un chasquido¡

—Este cuerpo ha sido comprometido—Declaró inseguro el ilusionista—La eficacia actual de mis hechizos esta a media capacidad......podré aguantar solo de momento.

—!No puedo apoyarte desde aquí¡—Gritó el humano desesperado—!Disparar los cañones a tan corta distancia de su aura inflamable, sería suicidio!—Instó el guardián de la Galaxia—!Debes ser tu¡.

—Lo sé—Asintió el Jotun fatigado, al otro lado de la líneaCueste lo que cueste...

Un desconcertante silencio se apoderó del ilusionista, mientras su circulación sanguínea se aceleró descarriada al resignarse a la única y altamente riesgosa opción. Sus falanges se entrecerraban en vanas tentativas de sosegar el nerviosismo que le socavaba.

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