CAPITULO 32

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Narra Natalia:
-Un borracho siempre dice la verdad

Por suerte entró una mujer al baño y yo me separé de Alba de inmediato.

-Alba, la camiseta es negra, me cuesta ver la mancha, cuando llegues a casa de María la metes en la lavadora- dije al ver que la mancha no salía

-Está bien pero no te pongas tan seria- dijo con voz de bebé y puso un puchero

-Vale, lo siento- me reí

Salimos del baño y estuvimos un rato más en la fiesta, pero más tarde nos fuimos porque Alba se estaba encontrando regular y yo también tenía que volver a casa. Sin embargo, los demás seguían bailando y bebiendo, nadie se fue, solo nosotras.

Estuve todo el camino sujetando a Alba porque perdía el equilibrio constantemente.

-¿A dónde vamos?- preguntó

-A casa de María

-No vivo con María- dijo

-Ya lo se pero te has quedado unos días en su casa

-Ahh, eso tiene sentido- me hacía muchísima gracia como hablaba

Llegamos al portal de la casa de María y nos estábamos despidiendo, aunque fue una despedida larga porque estuvimos hablando durante un rato.

-¿Cuándo te vas?- pregunté, no quería que se fuera y menos ahora que estábamos tan bien

-Me voy el domingo por la mañana- respondió sonriendo pero al ver que yo me puse seria completamente, ella borró su sonrisa. Mañana era domingo.

-¿Qué pasa?- preguntó

-No quiero que te vayas Alba

-Y yo no me quiero ir

-Pues no te vayas joder, quédate aquí conmigo- pedí

-No puedo Nat...- alargó la a

-¿Te vas en tren?

-Si- contestó

-Pues te acompaño a la estación, esta vez si me quiero despedir de ti- notaba mis ojos humedecerse

Si Alba se iba, Joan volvería con sus amenazas y otra vez la tendría lejos. Ahora que sabía lo que era estar bien con ella, no quería perderla otra vez. Y esta iba a ser la última noche que pudiese verla. Ver cómo le brillaban esos ojos de color miel en la oscura noche. Reírme con ella y poder abrazarle cuando más la necesitaba. Ya no podría hacer eso más.

-Nat...te voy a echar de menos- gruñió de esa forma tan graciosa como hacía siempre

-Y yo a ti Albi- me acerqué a ella  y me agaché para ponerme a su altura, ella pasó sus brazos por mi cuello y me abrazó fuerte

-Te quiero- susurró en mi oído haciendo que una corriente eléctrica pasase por todo mi cuerpo

-Yo más, Reche- nos separamos del abrazo y se quedó mirandome

-¿Qué pasa?- pregunté por la forma en la que me miraba

-Quiero que si me olvido de esto, que me lo recuerdes

-¿Qué te recuerde que?- y de repente noté sus cálidos labios sobre los míos

Ese beso fue distinto al de la primera vez. Era un beso cálido y sin prisas en el que cada una transmitía lo que sentía por la otra. Sentía que estaba en el cielo y desde ese momento supe que sus labios serían mi droga, pero una droga que no podría consumir porque estaría lejos de mí.

Nos separamos lentamente hasta juntar nuestras frentes y ver en sus ojos un brillo que no había visto antes. Una lágrima empezó a caer por su mejilla, musitó un "adiós Nat" y entró en la casa dejándome a mí con la sensación de que nada de esto volvería a pasar nunca más.

Only youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora