# 30 Ironia del destino

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Como hacer para que mi respiración no se detenga en tu ausencia ...
Ame ame y perdí.

Me encontraba pérdida en mi mente pareciera que a mi cordura extraviada no le fuera suficiente llenarme de dudas también hacia que mis pensamientos chocarán ensimismados unos con otros. Sentía mi cuerpo débil y temblar.-Matamoros ¿Donde estas? Dije dentro de mi bastante preocupada.

Suspire.

Miles de preguntas se acumulaban en mi ¿Donde estaba Mónica? ¿Regina e Isabella? Estaba aquí por Mónica y en ella solo vi dolor y rabia ese día. Regina, Regina estaba totalmente destruida... ¿Tanto daño les había hecho?

Si.

Pero de todas formas sentía la decepción oprimir mi pecho. Aveces entregas más de los necesario y al ver que lo "necesario" no eres tu, se te rompe el alma. Pero se que soy yo la culpable de todo esto y eso...eso duele aún más.

La culpable de la rabia y el coraje de Mónica hacia a mi.

La culpable de el distanciamiento de Regina.

La culpable del miedo que me tiene Isabella.

La culpable de haber formado una familia y no estar en ella.

Pero aún así me sentía satisfecha con la libertad de Mónica. La quería. A mi manera pero la quería.

Altagracia fue cerrando los ojos poco a poco debido al cansancio y al calmante no dañino para el bebé que le administraban.

Las personas que sumaban en la sala de espera para ver a Altagracia sumaban un total de cero.
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Saúl Aguirre había decidido buscar por su cuenta a su hermana, movía los pocos contactos que tenía para acercarse cada vez más a ella, pero algo le faltaba o más bien alguien. Sumiso en su mente, recordaba aquella mujer a la que juro proteger y que dos día antes la había lastimado como aquellos animales. Antes de esto el ya se consideraba uno de esos hombres que habían abusado de ella, y seguro que ella también lo hacía, pero había un leve hilo que lo separaba de ellos, de aquellos que habían matado a su familia y abusado de ella por gusto ¡por locos! pero que ahora el había cruzado ese hilo. Había sido cegado por el odio y el dolor...Por la venganza, que en varias ocasiones se había convertido en el actuar de Altagracia y ahora en el de el.
¿Se arrepentía? Si. No quería verla, no soportaría verla a los ojos porque vería en ellos sus orbes verdes cristalinos tratando de retener las lágrimas por el dolor que el le causaba. Caminaba frustrado.

Narrado por Saul

Sus ojos, sus ojos suplicantes, pidiendo a gritos que me detuviera me estaban partiendo el alma, como puñaladas en la espalda, pero cuando ella los cerro dándose por vencida, esperando que yo parara, fue la primera vez que ví a Altagracia rendirse ante un hombre y eso me estaba matando.
Estaba arrepentido....
No soportaría verla a los ojos de nuevo sabiendo que las lágrimas en ellos son a causa mía.

Dos días pasaron, como gotas de lluvia deslizándose por una ventana, con esa misma sensación de caer.

Narrado por la Detective Velarde

Caminaba desesperada en busca del doctor antes de que alguna extraña situación se suscitará y dejaran libre a Altagracia porque a parte de todo la desgraciada corría con suerte. Lo necesitaba para pedir inmediatamente el alta de Altagracia y poder llevarla ante el juzgado, antes me preocuparía por esto, cuando Altagracia tenía el poder por que sabía que ella manejaba todo desde el asiento de su oficina pero ahora, ahora todo era diferente...ahora estaba sola.

La Doña IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora