Era la tercera vez que caía de mi cama, el ver a Any así, tan indefensa y con temor en su mirada me hizo pensar muchas cosas, la mayoría surrealistas pero en gran cantidad coherentes.
Me levante y volví a incorporarme en la cama, me sentía vacía. Cada vez que cerraba mis ojos podía ver su mirada, su melancolía reflejada en sus orbes oscuros, me sentía fatal con ese recuerdo, olvidarlo no era una opción; no quería.— ¿Cómo puedes hacerme esto?, o mejor, ¿cómo pude hacértelo yo a ti?
Deseaba con todas mis ganas que esto sólo fuera un sueño y poder despertar, no me sentía segura de lo que estaba sucediendo, todo era tan hermoso y precioso al principio, ¿en qué instante cambiamos tanto?, yo te hice mal y tú solo me diste lo mejor. Sentía en lo más profundo de mi corazón que tú eres mi destino, mi pequeña, eso que tanto anhele y pude tenerlo pero por errores míos volví a perderte.
Estoy cayendo, tan profundamente en este vacío absoluto desde que tu presencia ya no está a mi lado. Te estoy llamando interiormente y sé que este llamado es silencioso, que no llega a tus hermosos oídos, que deja este vacío en nuestras almas, duele, quema incluso, cada vez más se ensancha este sufrimiento y mis lagrimas no pueden detenerse más.¿Por qué mi corazón está hundido?, tú eres la línea de mi destino. Solo quédate conmigo, por favor, esta vez no haré los errores de antes.
Ya que había perdido por completo el sueño me puse a dibujar, era un pasatiempo que tranquilizaba mi ser. Era experta en eso y dibujarla a ella me resultaba tan difícil, pues involucraba más sentimientos que esfuerzo. Dolía cada trazo de su persona, desde su rostro hasta su torso, cada pedazo de ella me torturaba, tenerla completamente para mi y después ya no tenerla, me resultaba fastidioso.
(. . .)
Desperté con un fuerte dolor de cabeza y cuello, me había quedado dormida sobre mi escritorio, con medio dibujo terminado. Lo dejaría así, sí mi cuerpo no pudo esperar a terminarlo será por algo. Me levante de esa incómoda silla y fui al baño. Me lave el rostro y la boca. Me mire al espejo y me sentí mal. Tan fatal, no por mi persona, sino por que ella no estaba, era tan lindo escuchar su voz, sus mensajes, sus abrazos. Todo eso me resultaba tan lindo. Le extraño.
Salí al supermercado, necesitaba algunas cosas, ya estaba aburriéndome el comer cereal siempre. Tome una canasta y me dirigí a la sección de frutas, algunos mangos, fresas y melón. Cuanto pase por la sección de lácteos vi una pequeña nata de chocolate. A ella le encantaba. Sonreí, la tome y la coloqué en mi canasta, iba a girar mi cuerpo pero me susurraron al oído.
— Hola hermanita.
— Niño mimado.
— Creo que te equivocas, la mimada es otra.
— Ajá, lo que digas.
— Que bueno que papá se dio cuenta antes de heredarte algo.
— Su sucio dinero no me interesa.
— Claro, preferiste un amor prohibido a millones de pesos.
— ¿El dinero es lo único que te importa?
— No.
— ¿Entonces?
— Joderte sí.
— Como sea.
— Veo que ya llevas algunas cosas, espera, creo que te falta algo. ¿Dónde está tú letrero de feminista?
— De verdad eres imbécil. Que sea bisexual y me gusten las mujeres no dicta que sea feminista, tonto, además no estoy para tus cosas ahora, Pade.
— Bien hermanita.
— Ojalá no vuelva a encontrarte.
— Ya lo veremos.
— Idiota.
Salí de ese supermercado con mis compras, no tenía nada más que hacer, así que volví a casa. Encontrarme con Pade, mi hermano mayor me llenaba de fastidios, más por que siempre trato de superarme y tener todo lo que yo tenia. Pero claro al ser la única mujer de tres hijos varones, era lógico que sería la preferida, aunque eso no me importaba pero al parecer a Pade sí. Niño mimoso.

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𝙸 𝚗𝚎𝚎𝚍 𝚞.
Подростковая литератураSegunda parte de "Sabor a cereza" Chica con chica, amor adolescente, drama. ----------------(🌻)---------- ¿Paraíso?... no existe tal cosa, sólo vuelve conmigo y prometo que lo solucionaré todo. ...