9.- Muérete.

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Maratón 4/7

ANGI

Ya entrada la noche estaba lista para irme, mi cabello color negro caía sobre mis hombros, llegando hasta mis clavículas, era una sensación extravagante, tome mi teléfono al igual que las llaves del auto y salí con rumbo a la casa de mi padre.
¿Cómo podría decirle esto?, ¿ya habrá sospechado algo?, no tengo ni la menor idea pero necesito saber, decirle y que me ayude. Ni un minuto más pienso dejar a Any al lado de la bestia estúpida de su novio. No más.
Encendí la radio y paré en el primer semáforo.

Son las 7:10 p.m y contamos con una temperatura de 29 grados, el cielo nocturno estará despejado y tendremos un clima agradable, disfruten de su velada y mucha suerte con su vida nocturna. Un saludo, a continuación la canción "Promise" de un solista reciente, Park JiMin, ¡vaya nombre!, aquí lo tenemos, Promise de Park JiMin.

¿Park?, ¿eso no es un nombre coreano?, eso parece, todo el año pasado estuve escuchando con mayor frecuencia K-pop, saciando un vacío pero nunca había escuchado de ese tal Park. Debe ser nuevo en la industria.
El color del semáforo cambió y acelere a toda velocidad, iba temprano para mi fortuna. Unas cuantas calles más y llegaría a mi destino.

. . .

Entre al lujoso estacionamiento, deje mis llaves en la entrada y me quite el saco, demasiada formalidad. Tan pronto entre, el olor a cosas de piel y fina porcelana impregnó mis fosas nasales. No lo extrañaba, todo esto era agobiante.

Hija.

— Hola mamá.

— ¿Cómo estás querida?

— Bien mamá, ¿sabes dónde está papá?

— Por supuesto, él esta... ¿muchacha?.— Llamó a una de las tantas mecerás que se encontraba ahí.— ¿Sabes donde esta Sebastian?

— No señora.

— Muchacha inútil.

— Mamá.

— ¿Qué?, es la verdad.

— Basta, iré a buscarlo y...— Me acerque a la mecerá.— Te ofrezco una disculpa por lo grosera que fue mi madre.

— No hay problema señorita.

— Bien. Nos vemos luego madre.

— Sí, Angi.

¿Dónde podría meterse un magnate?, ademas de en la cama de la servidumbre.
Subí las escaleras que llevan directamente a su despacho y al llegar toqué dos veces con mis nudillos, muy despacio.

Adelante.— Su voz se escuchaba rasposa, decidí entrar.— Angi.

— Hola papá.

— Hija, estuve esperando a que llegaras, ven, siéntate.

— Gracias.

— No sabes cuánto te extrañé, todo el tiempo era hablar de lo mucho que extrañaba a mi pequeña, vuelve a casa por favor, prometo que esta vez será distinto todo y te aceptaré cualquier petición que me digas y ade..— Lo interrumpí.

Necesito tu ayuda, papá.

— Claro hija, ¿en qué?

— A matar a alguien.

𝙸 𝚗𝚎𝚎𝚍 𝚞. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora