Minho no soportó más y abrió la puerta rápido, sorprendiendose en demasía.
Sus ojos no creían nada de lo que estaba viendo. Su respiración se volvió entrecortada y ni hablar del latido de su descontrolado corazón.
"No puede ser." Balbuceó saliendo de la habitación tan pronto como pudo.
Dentro habían fotos de personas descuartizadas colgando en marcos decorados y muy bien cuidados. Además habían varias herramientas con las que posiblemente pudo haber cometido los actos.
Quería pensar que todo era un malentendido, Jisung nunca haría algo así a nadie. Quizá... el mismo desconocía la existencia de esa habitación, eso podía ser.
El mayor volvió a la sala de estar lanzándose en un mueble, aún intranquilo y con gran razón.
Jisung salió de la habitación al darse cuenta de que Minho sí había entrado al otro cuarto.
"Aquí estás." Sonrió el menor lanzando sus brazos al cuerpo de su novio quien intentaba no retorcerse de miedo.
Hubo un silencio sepulcral, Jisung analizaba cada movimiento que hacía el mayor con curiosidad.
"Acaso...¿Viste mi sorpresa sin mí? Muy maleducado de tu parte cariño." Negó con su cabeza haciendo que Minho tragara saliva compulsivamente.
"¿C-cuál era tu sorpresa?" Murmuró bajito sin verlo a los ojos.
"La del cuarto con cadenas, bonito."
El mayor casi pega un grito del susto, aterrado por su vida y además de ver la maniática sonrisa de a quién llamaba novio.
"Sung yo... ¡debo irme! recordé que tengo algo de la universidad por terminar y no puedo retrasarlo más lo siento." Dijo el mayor con una sonrisa temblorosa intentando llegar a la puerta lo más rápido posible.
"No, no puedes."
Minho tembló aún más con auténtico horror.
«Estoy atrapado.»
El menor tomó al castaño del brazo y lo arrastró por el pasillo con él.
"Tenemos que verlo juntos, como se supone que debía ser." Se quejó con un puchero en sus labios.
La atmósfera estaba demasiado tensa, apagando toda la curiosidad que el mayor había tenido y llenándolo de arrepentimiento.
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Red. °Minsung°
FanfictionEl rojo era el color favorito de Jisung, y quería que Minho lo supiera.