Capítulo XVIII: "Inesperado"

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MANHATTAN, NEW YORK

J&C CONSTRUCTION

¿Qué pasaría si este fuera tú último día en la tierra?. ¿Dirías todo lo que piensas?, ¿dirías la verdad?, ¿contarías todos tus secretos?, ¿compartirías tus espacios con otras personas?. Puedes hacer todo eso, pero no tendría sentido alguno que lo hagas, nadie merece escuchar tus pensamientos cuando ellos no dejan que escuches lo suyos. Así que sí este es tú último día en la tierra, toma tus mejores zapatos deportivos, ponte ropa cómoda y empieza a correr, corre lejos de todo y todos, si tú vida va a acabar que lo haga de la mejor manera posible...

— Buenos días, señor Jauregui. —se escuchó a una voz decir, Christopher levantó la mirada de su portátil viendo al dueño de la voz, cuando identificó a Frederick cerró la portátil olvidando por completo aquellos pensamientos que había plasmando—. ¿Necesita algo?.

— ¿Qué hace aquí, joven Cooper?. —preguntó levantándose de su silla—. Pensé que había sido claro con usted por teléfono.

— Ya Christopher, deja de comportarte como un niño pequeño. —pidió con molestia—. Estoy haciendo mi trabajo, soy tu asistente. ¿Lo olvidas?.

— Corrección. "Eras" mi asistente. —dijo convencido. Frederick lo vio confundido. ¿acaso lo iba a despedir?—. Ahora tengo una nueva asistente y usted será el asistente del señor Cabello.

— ¿Estás bromeando, verdad?. —preguntó el chico jugando con su moño, cada vez que se ponía nervioso hacia esto para intentar tranquilizarse pero ese día no estaba surtiendo efecto—. Siempre he sido tu asistente.

— Le pido que no insista y mejor vaya a quitar sus cosas personales de su escritorio, el escritorio que está fuera de la oficina del señor Cabello será su nuevo lograr de trabajo.

— ¡Maldita sea Christopher!. —exclamó arrancándose el moño de cuello con fuerza—. ¡No me hagas esto!.

— Lo siento, pero ya está dicho.

— ¿Todo porque tengo una relación ficticia con Yessica?. —preguntó quitando sus lentes y los primeros botones de su camisa.

— No señor, su relación con la señorita Yessica es todo menos ficticia. —le dijo recordando con dolor las fotos que le habían enviado donde el y Yessica estaban besándose afuera de su casa—. Y será mejor que se vaya, mi asistente no tarda en llegar.

— Tómame.  —pidió quitándose la camisa por completo dejando a la vista su cuerpo muy bien trabajado. Christopher sintió un tirón en su entrepierna pero no podía hacerlo. No volvería a estar con Frederick hasta que dejara atrás el temor de sus padres—. Hazlo Christopher, tómame y dime a quién le pertenezco.

— Joven Cooper. Largo. —pidió dándose la vuelta viendo los cientos de edificios que habían en la ciudad—. No quiero nada con usted mientras esté con esa chica.

— Eres un idiota Christopher. —tomo su camisa con molestia y entro al baño que estaba en la oficina. Cuando Christopher escucho la puerta cerrarse soltó el aire de sus pulmones sintiéndose a salvó. Se giró de nuevo cuando escuchó unos toques en la puerta.

— Adelante.  —la puerta se abrió dandole paso a una chica que el conocía muy bien. Amanda Morgan, una compañera de Christopher en la universidad y sobre todo, una de las muchas que pasaron entre sus sábanas. Su cabello castaño y ojos negros la hacían diferente a todas esas chicas que había conocido. Su cuerpo estaba en perfecto estado y ese tono moreno claro la hacía más preciosa—. Haz llegado.

La chica de la emoción dejó caer el portafolio con su papelería y corrió hacia Christopher para brincar y envolver sus piernas en su cintura y sus brazos en su cuello. Habían quedado en muy buenos términos, pero ella aún no olvidaba que gracias a Christopher había podido terminar la universidad cuando no tenía a nadie.

Contigo Quiero Estar. [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora