Epílogo

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DOCE AÑOS DESPUÉS

LOS ANGELES, CALIFORNIA

— ¿Por qué tardas tanto, Ford?. —preguntó una chica del otro lado del teléfono—. Ya todos estamos aquí, solo faltas tú.

— Mis madres aún no salen. —dijo poniendo los ojos en blanco—. Pero no te preocupes, en poco tiempo estamos allí.

— Si la señora Camila es quien conduce, estarás aquí en menos de dos minutos. —dijo la chica, haciendo reír a Jade de nuevo—. Aún siento la adrenalina correr por mis venas, cuando recuerdo aquella mañana que conducía demasiado rápido y yo tenía miedo de terminar estampada en el parabrisas.

— ¡Oh vamos!, Fue bastante divertido. —Jade comentó riendo. Ella estaba acostumbrada a que su madre condujera de aquella manera—. Y lo fue aún más, cuando ví tu cara de terror.

— ¿Y que querías?. Yo estaba aterrada. —habló la chica antes de soltar una risa—. Desde ese día, prometí nunca más quedarme a dormir en tu casa si al día siguiente tendríamos clases.

— Eres una miedosa. —dijo y vió a su amiga guiñarle un ojo. Jade abrió la boca para decir algo más, pero en ese momento, vió a Lauren bajar junto a su hermano menor—. Me tengo que ir, nos vemos luego.

— Eso espero, porque alguien aquí, ya está muriéndose por verte. —esto hizo a Jade ruborizarse. y la chica del otro lado, río al ver su reacción—. Hasta luego, Ford.

Dijo antes de colgar. Jade agitó su cabeza y guardó el teléfono en su bolso.

— Siento tardar tanto, pero no sabes lo difícil que fue convencer a tu madre, que el vestido negro se veía bien. —dijo Lauren al llegar la primer piso—. Ya sabes, últimamente está rara y cree que con todo se ve mal.

— Seguro es la edad. —dijo Jade y Lauren asintió riendo junto a su hija.

— ¡Las escuché!. —dijo Camila, mientras bajaba las gradas de aquella casa que muchos años atrás había comprado junto a Lauren. No era tan grande cómo la mansión dónde había vivido con sus mejores amigas en sus tiempos de universidad. Esta era más pequeña, pero sin duda, era perfecta para ellas—. ¿Me están diciendo vieja?.

— Ah, yyy..yo creo que iré con Mike a la cocina. —dijo Lauren, tomando la mano de su hijo y llevándolo a la cocina, para evitar la furia de Camila.

Las dos chicas quedaron solas y soltaron una risa al ver cómo Mike era arrastrado por su madre y él, no decía nada por ir perdido en aquel videojuego.

— Te vez preciosa. —Camila le dijo a Jade con sinceridad—. Eres tan parecida a mí, cuando tenía tu edad. Solo que rubia y con ojos azules. —Jade río ante el comentario—. Y dime, ¿Ya tomaste la decisión de a qué universidad te irás?.

— No. —respondió, bajando la mirada al suelo—. Las dos universidades son muy buenas, pero me está costando decidirme por una. No quiero tomar una mala decisión que haga que me arrepienta en un futuro o aún peor, defraudar a las personas que quiero.

— Hey, Te daré un consejo. —Camila habló, mientras ponía una de sus manos sobre el hombro de su hija—. A tu edad, tuve el mismo problema. Tenía que decidir entre cuatro universidades. Tres de ellas, me querían por ser hija del empresario, Alejandro Cabello. Y la última, me quería, porque había resaltado en el examen de admisión que tuve que hacer, para que me tomaran en cuenta. —sonrió ante el recuerdo—. Tu tía Dinah, me dijo que me decidiera por la universidad que viera mi valor cómo persona y no el valor de mi cuenta bancaria. —Jade soltó un suspiro seguido de una sonrisa—. Así que te digo lo mismo a tí, ve a la universidad que vea, que eres más que la futura dueña de Whitehead Resort.

Contigo Quiero Estar. [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora