Capítulo XXXIV: "Lejos De La Realidad"

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UN MES DESPUÉS

LOS ANGELES, CALIFORNIA

APARTAMENTO DE JAMES

James Borghetti se removió sobre su cama tratando de cubrir sus oídos del fuerte sonido de la alarma. Odiaba que Camila tuviera un maldito reloj en su habitación, como si no fuera suficiente tener cortinas que se abrían automáticamente cuando el sol salía.

Tomó una de sus dos almohadas y la puso sobre su rostro para no escuchar el sonido desesperante; pero por mucho que intentara, el sonido seguía estando presente.

— Camila, apaga ese aparato del demonio o yo mismo me encargaré de destruirlo. —pidió con odio—. Te he dicho cientos de veces que saques ese reloj de nuestra habitación. No entiendo para que lo necesitas, como si no fuera suficiente las malditas cortinas.

James se quedó callado esperando que Camila se levantará y apagará el reloj. Pero eso nunca sucedió. Al darse cuenta que ya habían pasado cinco minutos y Camila aún no apagaba el reloj, retiro las sábanas de su cuerpo y se sentó sobre la cama molesto.

— ¡Maldición, Camila!, te estoy hablan... —detuvo sus gritos cuando se percató que Camila no estaba por ningún lado, ¿donde se había metido esa estúpida mujer?. El sonido de la alarma seguía, así que con molestia se levantó de la cama y caminó hasta la mesita de noche de Camila para poder apagarlo.

6:45 AM.

Marcaba el pequeño reloj. Puso los ojos en blanco y salió de la habitación. Era demasiado temprano como para levantarse, él solía salir de la cama a las siete treinta y para cuándo lo hacía, ya no había nadie en el apartamento.

Pero ahora era muy temprano y Camila ya no estaba a su lado.

Camino por el largo pasillo hasta llegar a la sala, esperando ver a Camila, pero tampoco estaba aquí.  Frunció el entrecejo y siguió caminando por todo el apartamento hasta que llegó a la habitación de Jade. Abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido y puso los ojos en blanco cuando vió a Camila dormida sobre la cama y aferrada a Jade. Entro por completo y con fuerza movió el cuerpo de Camila, despertándola al instante.

— ¡¿Qué sucede?!. —preguntó alarmada.

— Eso debería de preguntarlo yo. —comentó con los brazos cruzados sobre su pecho—. ¿Qué haces aquí?.

— Durmiendo

— Eso lo puedo ver. —comentó—. Pero me refiero a porque lo haces aquí, cuando puedes hacerlo en nuestra cama.

Camila soltó un bufido y se deshizo del agarre de su hija para ponerse de pie.

— Duermo con mi hija porque quiero hacerlo. —comentó, dandole la espalda a James—. Además, no sé si te diste cuenta, pero "nuestra" hija pasó la noche enferma.

— ¡Esa niña solo está fingiendo!. —exclamo en voz baja, mientras que con una mano señalaba a Jade—. Siempre dice lo mismo y cuando la llevas a doctor no tiene nada.

Camila se giró hacia a James y con fuerza tomó su mano para sacarlo de la habitación. Si quería gritarle, que lo hiciera afuera; pero no frente a su hija. Cuando estuvieron fuera, cerró la puerta y se recargó en esta viendo al hombre de negocios con molestia.

— Por milésima vez. Te pido que no me grites frente a mi hija. —James giró los ojos y asintió con fastidio.

— Camila. Debes darte cuenta que Jade solo finge estar enferma para que tú y yo no pasemos tiempo juntos. —aseguró—. Por ella, es que no hemos tenido sexo desde que vivimos juntos.

Contigo Quiero Estar. [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora