IX

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Cuando llego a su habitación, Paulette cerro rápidamente con pestillo y suspiro largamente tratando de olvidar lo que acababa de pasar.

Un Rubén excitado, con su cara al techo cerrando los ojos fuertemente mientras aruñaba piel ajena y gritaba un nombre, el suyo. Y una Paulette drogada por el deseo moviéndose encima de el dándole mas placer. Era el único recuerdo que se reproducía en su cabeza como casete dañado.

Nunca había tomado esa iniciativa y se sorprendió al darse cuenta de que le gustaba, aparte a Rubén creía que tambien. En este instante Paulette comenzó a pensar que podía enamorar a Rubén con esto... O mejor aun, que Rubén estaba enamorado.

En el transcurso del día, nadie irrumpió en su puerta lo que le dejo espacio para llamar a Lucia y contarle todo, Lucia por su lado estaba harta de ser cómplice de Rubén y de que esta estúpida con delirios de princesas y cuentos de hadas creyera que Rubén moría de amor por ella. Cuando Lucia se acostaba con este cada cierto tiempo.

Los padres de Romero no se dieron cuenta de que en los meses siguientes su hija bajaba de calificaciones muy drásticamente y era que Paulette faltaba a algunas clases por Rubén.

Aquello iba mas a su imaginación, Rubén era todo en esos momentos de placer y no salía de su cabeza ni siquiera cuando el estaba lejos. La pobre se estaba enamorando.

Por otro lado, Rubén estaba mas que contento sumando noches para poder cobrar la recompensa, cabía admitir que Rubén estaba siendo seducido por Paulette pero no a tal punto de enamorarlo. Había sido uno de sus mejores sexos.

Y esto no paraba, cualquier excusa para hacerlo era muy valida. Se les podía ver saliendo de clases hacia los baños donde se encerraban por una hora y muchas veces las señoras del aseo escuchaban la puerta de algún cubículo azotarse.

Despues de descansos donde se quedaban bajo un árbol del jardín de detrás de la universidad, Rubén sentado con su espalda en el tronco del árbol se bajaba la cremallera de su pantalón y sacaba su miembro indicándole a Paulette que se sentara sobre el donde los movimientos empezaban suaves y terminaban bruscos con múltiples orgasmos.

Una vez casi fueron pillados en un aula durante el descanso de clases donde Rubén se hallaba de pie en un rincón del aula y Paulette estaba de rodillas frente a el dándole placer con la boca. Claramente salieron limpios de cualquier acusación.

Muy pocas veces lo hacían en la casa ya que la tía de Rubén era muy insistente en tenerlos separados ya que conocía como era Rubén. Pero no fue impedimento para que Rubén se escabullera a media noche hasta la habitación de Paulette, y era de las pocas veces que Rubén podía disfrutar de su cuerpo totalmente desnudo el cual lo seguía impactando y sorprendiendo cada vez mas.

Eran tantos lugares que Rubén termino por perder la cuenta y Paulette no estaba muy segura de lo que Rubén sentía por ella. Que era básicamente nada.

– No me digas, ¿no será que nos estas mintiendo? - le dijo Mangel mientras fumaban un cigarro en el estacionamiento de la universidad.

Rubén lo miro mal y le dio un codazo a Alex para que hablara.

– No esta mintiendo, hay personas que los han visto teniendo sexo incluso aqui... Pero no han dicho nada, gracias a la reputacion que tienen ambos...

Rubén volvió a mirar a Mangel quien asentía en modo de disculpa.

– Ya, creo que te debo una... - dijo Mangel.

– Me deberás quinientos Euros y tu tambien Alex - dijo sonriendo.

Los tres vieron salir a la reina de sus historias quien giro su cabeza solo para mirar a Rubén y sonreír para luego dirigirse a su auto.

– ¿Qué les haces, tío? - dijo Alex.

– ¿A que te refieres?

– Ya no se viste tan asqueroso como antes y mira su culo, madre mia...

Los atributos de Paulette habían dado de que hablar los últimos días, ya que sus faldas y su ropa en general seguían siendo holgadas pero al parecer su cuerpo se había tornado mas curvilíneo y sus caderas se habían anchado de una manera exquisita.

– Pasa con todas - dijo Rubén palmeándole la espalda y dirigiéndose a su auto.

En la tarde, en la casa de la señora Michels, Rubén le había pedido a Paulette que fuese a la piscina donde la estaría esperando.

Al verla entrar fue como un espejismo, iba quitándose la bata y el traje de dos piezas color salmón era una divina imagen para Rubén.

Se metió a la piscina y Rubén no perdió tiempo para tomarla de la cintura y llevarla hasta una de las paredes de la piscina.

– Me gusta este traje de baño - le dijo besando sus senos.

– ¿Ah si? - respondió ella envolviendo sus piernas en la cadera de el.

– Si, todo el campus dice que tu cuerpo a cambiado mucho.

– ¿Qué es todo el campus? ¿Tus amigos?

– No, soy conocido en toda la universidad a mi me cuentan todo.

Ella sonrió y se dejo llevar por la mano que se colaba en su traje y empezaba a masajearla, mientras ella sacaba su miembro con una sonrisa traviesa.

– Este será mi ultimo día en esta casa - dijo Paulette.

– ¿Ah si?

– Mañana me mudare - gimió mordiéndose los labios.

Rubén la subió en la pared, levanto sus piernas abriéndolas un poco bajando sus bragas para luego hacer maravillas con la boca.

– Te echare un montón de menos...

Mentira. Lo bueno de aquello era que precisamente mañana se cumplía el reto, recibiría su dinero y al fin podría dejarla para conocer a nuevas chicas que habían llegado al campus.

Le sorprendió una mano empujando su cabeza hacia atrás. Paulette se levanto y volvió al agua, Rubén volvió a abrazarla y allí se introdujo en ella.

– Tengo que preguntarte algo... - dijo Paulette muy seria.

– Mmm... - Rubén besaba insistentemente su cuello mientras las embestidas se hacían mas rápidas.

– ¿Qué sientes por mi, Rubén?

Just Sex [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora