XXV

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- ¿Tenias alguna idea? 

Mangel, su buen compañero de vida, lo había ido a visitar un día después de lo ocurrido, y Rubén no había podido evitar llorar de rabia, pues ver a Mangel le recordaba cuantas vulgaridades había hablado con el de Paulette durante la apuesta. Ambos estaban sentados en el sillón, Rubén tenia la expresión de alguien que había llorado toda la noche y se dio cuenta de que eso no serviría de nada y Mangel, por otro lado estaba tratando de consolarlo, aunque perplejo ante lo que le había contado Rubén recientemente.

- No, como crees... Yo, pensé que al decirle todas las cosas que sentía y que haría por ella, las cosas cambiarían y ella me suelta su enhorabuena asi, nada mas... - decía un Rubén rencoroso.

- Como has cambiado, macho, en serio... Te me eres irreconocible.

- ¿Te hace alguna idea de lo que sentía por ella?

- Si, y veo que era muy grande aquel sentimiento, destruido, lastimosamente... ¿Qué estas pensando hacer?

- Nada. Le dije a ella que las cosas no había por que vengarlas, el karma se encarga de todo: ella fue mi karma y tal vez el imbécil con el que se va a casar sea el suyo...

- ¿No crees que ese matrimonio sea por conveniencia o dinero?

- ¿A que te refieres?

- Pues es que en las noticias se ha dicho que los Romero van a quedar en bancarrota por todo... bueno, tu ya sabes lo que paso, ninguno de los socios quiere dejarles sus empresas a Paulette por que dicen que no es confiable... y ¿has al menos visto el tipo con el que se va a casar?

- No quiero ni saberlo, Mangel...

- Pues te lo digo: Ni siquiera es que España o al menos de Europa, es de Estados Unidos y es uno de los jóvenes con mas dinero del mundo... No se tu, pero yo creo que el matrimonio es mas por conveniencia que por amor.

Resultaba, que Mangel no se equivocaba. El nuevo "amor" de Paulette, se llamaba Mike Miller y tenia una de las empresas mas prosperas del mundo, era unos ocho años mayor que Paulette, pero esto a los Romero no les importaba, tenían dinero y ellos estaban próximos a quedarse sin nada por las gracias de su hija. Efectivamente era un matrimonio conveniente.

Claro que Paulette se negó rotundamente a casarse con un hombre al que no amaba, y no era por que Rubén estuviera en sus planes, si no por que Paulette queria llevar su propia vida.

- ¿Y dejarnos en la ruina? - le había dicho su madre.

- Ustedes solitos crearon esa empresa, pueden volverla a construir sin mi ayuda. Yo quiero hacer otras cosas, estoy harta de que ustedes me digan que debo hacer todo el rato...

- Por el dinero, Paulette, por el dinero, hacemos todo esto por que tu lo impusiste, tu tienes la culpa de esto y debes compensarnos...

- Yo no debo rendirles pleitesía por algo que ya paso, es absurdo... No quiero casarme con ese hombre, no lo amo.

- ¿Y eso importa? 

- ¿Te das cuenta de que lo dices como si tu te hubieras casado con papá por conveniencia?

Paulette no se equivocaba y la señora se quedo callada. Al final tuvo que acceder por amenazas de sus padres de dejarla en la calle.

Despues de lo que había pasado con Rubén, Paulette se sentía la peor persona del mundo y una prueba de ello había sido ver la cara triste de Rubén, ahora ya no tenia oportunidad de nada, la odiaba y eso se había notado con sus palabras hirientes. Se sentía aun mas vacía que cuando se entero de la apuesta, amaba a Rubén pero no podía hacer nada para recuperarlo, se iba a casar bajo amenazas. Estaba entre la espada y la pared.

Transcurrieron los días posteriores a la boda. Paulette no volvió a protestar por algo y dejo que su madre preparara todo: iba a hacer una boda muy sencilla, ni siquiera habría invitados, solos estarían los familiares y los casaría un juez. Era sencillamente firmar un papel que la condenaba para siempre. Tuvo la esperanza de que Rubén llegara a oponerse, pero eso jamás ocurrió.

Por otra parte, Rubén había vuelto a sus andanzas con las chicas como antes, solo que había dejado sus estudios para dedicarse eventualmente a la edición de pequeños cortos por lo que le pagaban un buen dinero, se había mudado a un lujoso apartamento en el centro de la ciudad. Salía con sus dos amigos de siempre y en los bares se convertía en el mismo de la universidad, el mismo galán, el mismo mujeriego.

Pero esto no lo llenaba como antes, aun sentía el peso de el primer amor de su vida y no dejaba de preguntarse en como estaría.

- Te dije que no me gusta que los dejes ahí, se llaman de polvo y quedan horribles...

Se había convertido, después de tres años, en ama de casa, su esposo la trataba como esclava, la que tenia que hacerle de cenar, lavarle y hacer los quehaceres de la casa, había dejado el ballet pues a Mike no le gustaba, tambien parte de sus estudios por dedicarse a la casa y a la vida conyugal.

- Si, lo siento, lo siento... - decía ella levantando los zapatos de Mike y dejándolos en otro sitio.

Pero el plan de sus padres había dado frutos, ahora ellos tenían un buen puesto en las oficinas de Mike y estaban muy bien económicamente, tanto asi que se habían olvidado por completo de su hija.

Paulette lloraba en las noches, frente a una ventana de su casa con una copa de vino en la mano. Mike le había impuesto y quitado tantas cosas, que su vida se había vuelto miserable y no dejaba de lamentarse por no luchar por lo que en verdad queria y por haber puesto fin a la relacion con sus padres. 

No dejaba de pensar en el, en las palabras que le había dicho tres años atrás diciendo que, lo que ella había hecho, iba a afectarlo a el, convirtiéndolo de nuevo en un ser sin sentimientos. Se preguntaba si Rubén había cambiado de nuevo a ser ser tan odioso o al menos si quiera, aun pensaba en ella.

Como Paulette no trabajaba, cuando su esposo salía hacia la empresa en la mañana, ella se daba el lujo de pasear por ahí fuera, comprar cosas para su miserable casa o darse alguna pequeña vuelta en el parque, donde luego se sentaba en un banco y planteaba la idea de suici...

- ¿Paulette?

En una tarde calurosa en Madrid, casualmente Alex pasaba justamente por la banca donde había llegado Paulette a sentarse y milagrosamente la reconoció: había cambiado bastante, aun se veía hermosa pero no tan atrevida como antes.

- Alex... - dijo ella sonriendo.

Ambos se abrazaron y se sentaron en la misma banca.

- ¿Como anda uno de los tres mosqueteros? - dijo Paulette

- Bastante bien. Que gusto en verte, en serio ¿Qué tal tu vida?

- Bien... - mintió - ¿y tu que estas haciendo por aqui?

- Voy a visitar a los muchachos, ya sabes... Mangel y Rubén.

- Ah... -la breve mención de Rubén la ponía mala.

- ¿Qué tal el matrimonio?

- Una mierda - ambos rieron - ¿Como esta el?

- A flote, no para de hacer proyectos y cosas nuevas, aunque... - se rasco la nuca - volvio a sus andanzas con las chicas, ya sabes...

Paulette rodeo los ojos pero sonrió.

- Si quieres podemos quedar todos un dia... - le dijo Alex

Era mala idea, principalmente por que Mike era un hombre sumamente celoso, impulsivo y posesivo, podría ganarse un grave problema con ese hombre, pero por otro lado queria ver a Rubén con todas sus fuerzas, a pesar de que sabia que el no a ella, que posiblemente aun sintiera rencor. Pero tenia que arriesgarse por una vez en la vida. Se dio cuenta de que haberse cruzado con Alex no fue simple casualidad, estaba destinada a ver a Rubén de nuevo.

- Claro... - dijo ella sonriente - Dame tu numero y quedamos en unos dias...

Just Sex [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora